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jueves, abril 25, 2024
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Dioses de Egipto ***

Dioses de Egipto ***Entretenida aventura de cine fantástico para todos los públicos.

Pienso que la crítica y muchas de las opiniones del público que la ha visto no han sido justas con esta película que funciona correctamente como vehículo de evasión y entretenimiento sin mayores aspiraciones. Esta misma película, estrenada hace unos años, por ejemplo a finales de los setenta o incluso en la primera mitad de los ochenta, habría pasado con cierto éxito por las salas como producción eficaz para la cartelera veraniega. Su ADN registra dos influencias claras. La primera es la de las películas de aventuras con monstruos que fabricara Ray Harryhausen, tipo Jasón y los argonautas, El viaje fantástico de Simbad, Simbad y el ojo del tigre o la versión original de Furia de titanes. La segunda es la del cine péplum de espada y sandalia que fabricaran los italianos en co-producción con España, Francia y otros países desde finales de los años cincuenta –las películas de Hércules dieron el pistoletazo de salida al asunto- hasta los años setenta, cuando se produjo el relevo genérico en la co-producción europea de las gestas de la antigüedad y la mitología grecorromana a la mitología del salvaje y lejano oeste, explorada, explotada, satirizada y desmitificada en el western mediterráneo.




En Dioses de Egipto hay tanto de péplum como de película con monstruitos y criaturas míticas cocinada por el talento de Harryhausen, con algunas gotas o pinceladas de La momia de Stephen Sommers y las versiones más recientes de Furia de titanes e Ira de titanes. Lo que le falla no son esos antecedentes, sino la ligera pincelada de transformación de los dioses en tótems animales que está creada por unos discutibles efectos visuales por ordenador que pueden recordar a más de uno el anime de Los caballeros del Zodíaco, para mal. Lamentablemente, esta vez las nuevas tecnologías le prestan flaco servicio a la película, que funciona bien con sus actores, cuando el protagonismo y el antagonismo corresponden a actores de carne y hueso de la solvencia de Nicolaj Coster- Waldau y Gerard Butler. Pero cuando se transforman en dibujo animado tecnológico, la cosa baja. Son esos dos actores y Geoffrey Rush en el papel de Osiris, en la interesante subtrama de la lucha contra la oscuridad y el enfrentamiento con su hijo Set, que me ha recordado al Emperador de Terra en las novelas de la serie Warhammer 40.000, la mejor defensa de esta propuesta que no me parece tan mala como algunos han pretendido.

Creo que la trama está bien enfocada en un protagonista, el dios Horus, y en la trama de la historia itinerante, el camino del héroe, para encontrarse a sí mismo después de caer en desgracia, así como en su asociación al humano Bek, que interpreta Brenton Thwaites, quizá la aportación más floja al reparto, pero que igualmente funciona. Le habría hecho falta algo más de sentido del humor en esa vinculación entre los dos personajes, el pícaro humano y el Dios, cuya fórmula argumental tiene mucho de lo que ya se nos propuso en los ochenta en Lady Halcón.

Miguel Juan Payán


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