Crítica de la película Donde caben dos
Una apetecible comedia sobre el sexo y las relaciones, con un reparto sensacional.
Paco Caballero, en su segundo largometraje después de Perdiendo el Este, ha conseguido reunir uno de los repartos más sensacionales y perfectos que pueden encontrarse en el panorama español. No sólo hay muchas estrellas, también hay grandes actores, y si hay un motivo por el que ir a una sala de cine a ver una comedia este verano, el reparto es uno de los más válidos, y difícilmente el espectador va a encontrar un reparto mejor que el que aparece en Donde Caben Dos una refrescante aunque imperfecta historia de amor en torno a un club, el Club Paraíso, que es un lugar de intercambio de parejas donde la mayoría de personajes acaba llegando de un modo u otro.
Un grupo de personajes sin aparente conexión que a lo largo de una noche descubrirá una y mil cosas sobre sí mismos y sobre sus relaciones. Desde la pareja que tiene problemas y prueba el intercambio para arreglar su relación, a la joven camarera que trabaja en el club y recibe la visita del estirado de su primo, o las dos parejas de amigos en su madurez que deciden probar cosas nuevas. Hay un jove4n que acude buscando olvidar, y dos amigas que buscan el anillo de compromiso de una de ellas, que se casa en un día. Una mezcla heterogénea que puede convertirse en volátil de un momento a otro, y que además trata con honestidad, humor y sin tabúes, el sexo.
El reparto, repito, es una de sus grandes bazas. Tenemos a Ernesto Alterio, Raúl Arévalo, Luis Callejo, Anna Castillo, Pilar Castro, Álvaro Cervantes, Carlos Cuevas, Verónica Echegui, Miki Esparbé, Ricardo Gómez, María León, Melina Matthews, Ana Milán, María Morales, Jorge Suquet, Aixa Villagrán, Adriá Collado o Melani Olivares, en el que puede ser uno de los repartos del año. Es harina de otro costal el trato que da el guión a actores y personajes, porque mientras que las historias directamente ligadas al club funcionan de maravilla, hay una externa que no se mezcla con las demás que entorpece el relato, lo alarga y no aporta nada, aunque sus maravillosos actores y actrices salvan los muebles como pueden.
Ese es uno de sus problemas. La irregularidad en las historias y el guión. La química excelente del reparto a veces se tambalea con historias menos interesantes, y con un exceso de metraje que podía haberse reducido para mejorar el ritmo de la película. Hay humor, muy efectivo y a veces muy salvaje, y también hay drama, el suficiente como para hacer más que creíble la historia. Pero también hay una moralina que no entiendo. La película, que busca liberar, que pretende que no juzguemos los deseos ajenos, las relaciones ajenas, los motivos ajenos, finalmente acaba juzgando ella misma a cualquiera que no esté de acuerdo con sus conclusiones. No sólo hará que muchos espectadores se desconecten ahí emocionalmente, sino que además hace esa trampa de “No juzguéis al resto… que ya os juzgo yo a vosotros”. Son esos pequeños detalles los que alejan a Donde Caben Dos de ser una de las comedias más brillantes del año.
Jesús Usero
★
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