Crítica de la película El Caballero Verde
Una de las experiencias cinematográficas del año.
Y, como sucedía con A Ghost Story por ejemplo, una de las películas que mucha gente rechazará debido a su peculiar narrativa y a su gusto por la contemplación. Si debido a tratarse de una leyenda artúrica esperan ustedes encontrar batallas espectaculares, duelos a muerte o épica a raudales, se han equivocado de película. El cineasta opta por seguir explorando su particularísimo estilo visual, con un guión parco en palabras pero cuyas imágenes lo transmiten todo, absolutamente todo. Pero, de nuevo, es un tipo de cine muy cerrado a nuevos espectadores. Si entran buscando un entretenimiento pasajero o una película de aventuras al uso, se encontrarán con un muro difícil de escalar. Si no, si entran dispuestos a dejarse sorprender, la experiencia será maravillosa.
La película nace de la leyenda artúrica de El Caballero Verde y Gawain, sobrino del rey Arturo e hijo de Morgana. El Caballero propone un juego a cambio de su arma, y es que alguien de la corte consiga asestarle un tajo. Quien lo haga recibirá de premio el arma pero tendrá que ir a pagar la deuda un año después y recibir el mismo daño que él haya infligido. Eso le hará encaminarse a una aventura llena de misterios y peligros que cambiará su vida y su modo de ver el mundo, con un final tan incierto como nuestro propio destino. La película es una pequeña joya tanto en su historia como en su contenido emocional. Un viaje tan inesperado como imprevisible, con un enorme gusto por el cine de terror.
Dev Patel se hace fuerte en la película como principal protagonista. Es cierto que contamos con Alicia Vikander, Joel Edgerton o Sean Harris acompañándole, pero durante más de la mitad del metraje el personaje se encuentra a solas o acompañado de personajes con apariciones breves. Se trata de su viaje y el actor se mantiene al frente dando una lección de contención, de maestría y de talento. No sé si alguien se acordará de él en la temporada de premios, pero de hacerlo no sería inmerecido. Sólo verle en pantalla ya convence, y no es sencillo porque el viaje es muy particular, único y personal, nosotros somos invitados a ese viaje pero no partícipes.
Ese viaje mezcla géneros con el personal estilo de David Lowery. Es una película de aventuras con toques de terror, pero sobre todo es un viaje introspectivo, más importante lo que aprende sobre sí mismo, que lo que sucede a su alrededor. Y, sobre todo, de una belleza impresionante. Hay momentos que son una pintura en movimiento (hay una escena tras unas montañas que mejor no comento nada. Prefiero que se sorprendan), y el cambio de colores es simplemente arrebatador. Pocas películas son más hermosas que El Caballero Verde, y no me refiero a 2021 sólo. Es simplemente sensacional. Aunque no sea para todos los públicos, es una película sorprendente, especial y maravillosa. De lo mejor del año y de lo que recordaremos sin duda.
Jesús Usero
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