El desafĂo. Una buena intriga de Zemeckis para ver en pantalla grande y 3D para sentir el vĂ©rtigo.
Robert Zemeckis se acerca nuevamente al territorio de su mejor cine, el de Forrest Gump y Náufrago.
Además se trae consigo a este tipo de historias de la Ă©pica cotidiana todo el artificio tecnolĂłgico que ha acompañado sus experimentaciones en el campo de la animaciĂłn. De la fusiĂłn de esas dos ramas de sus inquietudes como director. El desafĂo es al mismo tiempo la aplicaciĂłn de los avances tecnolĂłgicos que lo han convertido en pionero dentro de la industria norteamericana del entretenimiento cinematográfico, y de su interĂ©s y probada eficacia como narrador para reproducir en el cine actual las claves esenciales del cine clásico trasparente que hizo las glorias de Frank Capra y otros directores similares en la era dorada de Hollywood. El desafĂo es un ejercicio de hombre frente al sistema que le habrĂa encantado a Capra y el resto de directores que llevaron el New Deal de Roosevelt a la pantalla grande en el cine estadounidense de los años treinta y cuarenta (más informaciĂłn sobre este asunto en los dos artĂculo de coleccionable de CartelmanĂa sobre la filmografĂa del director que hemos publicado en los dos Ăşltimos nĂşmeros de la revista AcciĂłn).
El desafĂo está entre lo mejor que ha dirigido Zemeckis, y tiene a su favor esa hibridaciĂłn con la intriga y esa vocaciĂłn de optimismo, que como suele ser habitual en el cine del director se mezcla con cierto poso de amargura existencial que marca a todos sus protagonistas, incluso cuando cumplen sus sueños u objetivos. Además la pelĂcula tiene la habilidad de esquiva los tĂłpicos melodramáticos sobre las Torres Gemelas ni intentar levantar monumentos sobre los atentados del 11-S. De ese modo consigue no apartarse de la verdadera senda de la aventura vitalista de su autĂ©ntico protagonista, Philippe Petit que estuvo en persona presentando la pelĂcula en Madrid y es un tipo cuya peripecia de paseo por el alambre entre las Torres Gemelas no admite ese tipo de imposturas propagandĂsticas.
Petit explicĂł que la pelĂcula era una celebraciĂłn de felicidad en la que no cabe la tristeza, y Zemeckis ha cumplido con esa visiĂłn del asunto proporcionándole al pĂşblico la posibilidad de pasear junto a Petit por el alambre, sobre un abismo de vacĂo que si la pelĂcula se ve en las condiciones adecuadas, es decir, en el cine, con pantalla grandecita y a poder ser en 3D, amenaza con engullirte. En ese sentido, El desafĂo se une a la colecciĂłn de pelĂculas que le están devolviendo al cine todo su poder de despliegue visual y espectáculo visceral, algo que se produce tambiĂ©n en Star Wars, el despertar de la fuerza y que podremos ver nuevamente en el impresionante trabajo de Alejandro González Iñárritu en El renacido el prĂłximo mes de febrero. Es una grata noticia para quienes seguimos disfrutando del cine eminentemente en el cine y no queremos perder las salas de proyecciĂłn como la Ăşnica alternativa válida para disfrutar las pelĂculas en todo su majestuoso esplendor.
Miguel Juan Payán
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK