Macbeth. Una de las mejores adaptaciones de Shakespeare al cine. Hรกbil mezcla de lo visual y lo interpretativo.
Lo que nos propone Justin Kurzel en su visiรณn de la tragedia de Shakespeare es un acercamiento de la misma al pรบblico actual, utilizando referentes visuales que sobre todo en su arranque y en su desenlace caminan por una senda que los acerca a las ficciones de ocio televisivo y cinematogrรกfico mรกs recientes, tirando de lo visual al principio y al final como anzuelo para introducirnos mรกs fluidamente en el abordaje de la trama principal de la obra original, contemplado como relato de intriga y asesinatos protagonizado por los propios asesinos. Lo que en el lenguaje de la serie negra podrรญa ser calificado como crook story. Michael Fassbender y Marion Cotillard sirven los personajes principales apuntalando ese acercamiento al pรบblico actual โojo, que no es en modo alguno banalizaciรณn o prostituciรณn de la propuesta original de la obra- con la eficacia y el carisma que se les supone. Pero ademรกs la Lady Macbeth de Cotillard y el Macbeth de Fassbender le dan mรกs sentido a una trama de amor envenenado por la tragedia del hijo perdido que no estรก siempre tan presente como debiera en otras versiones cinematogrรกficas de esta misma obra.
Lรณgicamente Fassbender y Cotillard estรกn bien respaldados por un reparto de secundarios que vuelve a poner de manifiesto la reiteradamente probada excelencias del cine y la televisiรณn britรกnicos (aunque la pelรญcula es coproducciรณn entre Reino Unido, Francia y Estados Unidos su tono es marcadamente britรกnico). De manera que el ejercicio de acercamiento al pรบblico actual que persigue y consigue esta adaptaciรณn de Macbeth estรก trabajando sobre un acercamiento en lo visual a series como Vikings, The Bastard Executioner, Juego de tronos, Los Tudor, y otros productos televisivos de predicamento probado entre el pรบblico actual, pero al mismo tiempo rescata las claves de interpretaciรณn y trabajo en interiores con los actores como clave esencial que dieron como resultado los mejores momentos de un clรกsico de la pequeรฑa pantalla de los aรฑos setenta, la adaptaciรณn en formato de miniserie de la obra de Robert Graves Yo, Claudio. Esa alianza de un juego en exteriores que le da todo el protagonismo a los paisajes en una clave de espectacularidad visual cuya plรกstica es eminentemente cinematogrรกfica con un trabajo en interiores que recuerda las mejores producciones de ficciรณn televisiva. Los mejores recursos del lenguaje cinematogrรกfico se alรญan asรญ con las claves esenciales del lenguaje televisivo encontrรกndose en esa especie de tierra de nadie entre ambos medios que es este Macbeth convertido en ejemplo de una buena alianza entre lo mejor de dos mundos. Nadie le negarรก a la pelรญcula su identidad como cine mirando los majestuosos planos de cabalgada y encuentro en la playa, al mismo tiempo que en las secuencias de interior saca el mejor partido a la traducciรณn de las claves teatrales al cine que hiciera en su momento Yo, Claudio. La asociaciรณn entre ambas parcelas es un buen ejemplo de hibridaciรณn entre ambos mundos que espero proporcione resultados tan positivos como en esta pelรญcula al prรณximo proyecto del director, la adaptaciรณn del videojuego Assassinยดs Creed que llegarรก a la cartelera en 2016 y puede ser interesante segรบn la manera en que Justin Kurzel aรฑada al binomio de cine y tele que trabaja en Macbeth esa tercera pata de hibridaciรณn con el lenguaje del videojuego que puede convertir la pelรญcula en un brillante campo de encuentro entre el lenguaje de las tres opciones de ocio audiovisual esenciales en nuestro tiempo. El recurso de la cรกmara lenta que llega casi a congelar la imagen, aplicado en las escenas de acciรณn de arranque de Macbeth, que le proporcionan a la pelรญcula un tono de obertura operรญstica de la propuesta similar al que aplicara Lars Von Trier al principio de Melancholia, congelando el tiempo para mostrar y propiciar en el espectador la reflexiรณn sobre la brutalidad y la violencia del mundo y la historia en la que vamos a sumergirnos, al mismo tiempo que le permite interiorizar en la propia percepciรณn de esos momentos de violencia del propi protagonista, es una buena muestra de la predisposiciรณn del director a jugar con todas las posibilidades para enriquecer visualmente su propuesta y darle un verdadero sentido al tรฉrmino de โadaptaciรณnโ de un medio a otro.
He dicho que es una de las mejores adaptaciones de las obras de Shakespeare y de hecho es la que me parece mรกs sรณlida de las que nos han llegado en los รบltimos tiempos a la cartelera. Por ejemplo es mucho mejor que la propuesta que hizo Ralph Fiennes en Coriolanus en 2011, un intento de adaptaciรณn y modernizaciรณn que hacรญa mรกs hincapiรฉ en lo cronolรณgico que en el lenguaje, al contrario de lo que hace este Macbeth. Creo que es tambiรฉn superior a la propuesta de adaptaciรณn de Tito Andrรณnico, que dirigiera en 1999 con el tรญtulo de Titus la realizadora Julie Taymor, porque al contrario que aquella se mantiene mรกs fiel a las claves reales de la obra de Shakespeare sin intentar acondicionarlas a un ejercicio tan personal y pictรณrico, pero al mismo tiempo tan crรญptico como el que hiciera aquella otra pelรญcula protagonizada por Anthony Hopkins y Jessica Lange.
Respecto a las adaptaciones anteriores de Macbeth, creo que merece estar en el mismo grupo, y casi al nivel, de la que hicieran Orson Welles en 1948 y Roman Polanski en 1971, si bien mi favorita, que la supera bastante, sigue siendo la de Akira Kurosawa en Trono de sangre, de 1957.
Miguel Juan Payรกn
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