Paul Thomas Anderson vuelve a mostrar por quรฉ es uno de los maestros del cine actual.
Tan sorprendente y arrasadoramente poรฉtico como siempre, tan perverso y retorcido como siempre, tan complejo y magistral, y aรบn mรกs firme que en otras de sus pelรญculas. Superando claramente Puro vicio, su trabajo anterior, uno de los mรกs flojos de su carrera (y aรบn asรญ notable a su manera, porque las pelรญculas de este director nunca dejan indiferente o totalmente insatisfecho a un buen aficionado al cine), El hilo invisible brilla al nivel de los mejores logros del director, lรฉase su anterior encuentro con Daniel Day Lewis, Pozos de ambiciรณn, y supera incluso a otra de sus pelรญculas mรกs conseguidas, The Master. En ese sentido hay que decir que parte de la culpa de esa altura de la propuesta y de su consecuciรณn en una de las mejores pelรญculas del aรฑo estรก en la quรญmica que han desarrollado en Pozos y en รฉsta el protagonista y el director. Y lo mejor es que en El hilo, Daniel Day Lewis encuentra un papel totalmente diferente al de su anterior trabajo con Paul Thomas Anderson, mostrรกndose asรญ en un registro que estรก casi en las antรญpodas del personaje de petrolero que interpretara aรฑos atrรกs y que le ganรณ el Oscar al mejor actor en aquel aรฑo, premio al que estรก nominado tambiรฉn este aรฑo con justicia, y que en mi opiniรณn deberรญa ganar, por mucho que me haya sorprendido muy en positivo la interpretaciรณn de otros de los nominados este aรฑo.
Daniel Day Lewis ofrece en su interpretaciรณn el mismo juego sutil y de contenciรณn que propone la propia pelรญcula, edificando la dignidad y los mejores momentos de la pelรญcula precisamente en esa piedra central de sobriedad que contrasta con el lujo desplegado para el dibujo del mundo de la รฉlite en todo el decorado y vestuario de la misma. Tal y como ocurre en los propios desayunos que comparten los personajes, el mรญnimo gesto alcanza el sentido y el impacto de un trueno en cada plano, sembrando asรญ una tensiรณn creciente que acaba por envolver al espectador en un manto de anticipaciรณn e intriga que al mismo tiempo va dibujando a sus personajes y su laberinto falsamente ordenado pero bajo el cual sigue circulando una corriente de caos que alcanzarรก para poner en el tercer acto de la historia una semilla perturbadora e inquietante resuelta en esa mirada del personaje del diseรฑador de moda protagonista a su compaรฑera sentimental en una cocina, una de las definiciones mรกs inquietantes del amor que nos ha dado el cine.
Si tuviera que dar una pista sencilla para definir esta pelรญcula mรกgica e inclasificable por muchos conceptos (ojo a las dos compaรฑeras de reparto de Daniel Day Lewis en este pulso interpretativo a tres bandas), dirรญa que es como si Rebeca y el concepto de cine de suspense de Alfred Hitchcock se hubiera estrellado con el muro del reverso tenebroso de la propuesta y flirteara con las historias de pasiรณn tremendista de Nagisha Oshima con algo de la plรกstica enigmรกtica de Stoker, de Park Chan-wook , pero esa serรญa sรณlo una manera de ponerle etiqueta a una pelรญcula que estรก mรกs allรก de toda etiqueta, como ocurriera con Pozos de ambiciรณn, y que es ante todo una excelente lecciรณn de cine y de la capacidad del cine para convertirse en una experiencia casi iniciรกtica para el espectador sin renunciar a su carรกcter primario como entretenimiento.
Miguel Juan Payรกn
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