Emotivo y curioso cuento para adultos que disfruta jugando con el tiempo.
Dos รฉpocas distintas. Dos niรฑos que intentan encontrar su lugar en el mundo. Y Julianne Moore sirviendo otra vez como musa y emblema del cine de Todd Haynes, con el que ya trabajรณ y ejerciรณ como impulso y motor en Lejos del cielo y Safe. En mi opiniรณn, con El museo de las maravillas confirma que en la filmografรญa de Haynes, donde destaca el trabajo con las actrices, ella es la que mejor quรญmica ha logrado desarrollar con el director. Y eso es mucho decir teniendo en cuenta que Haynes ha trabajado con gente como Cate Blanchett, Kate Winslet (en la serie Mildred Pierce, o Rooney Mara. El duelo era hasta llegar a esta pelรญcula entre Moore o Blanchett, pero vista El museo de las maravillas creo que Moore le ha cogido la delantera en la filmografรญa del director a Blanchett. Cada una en su propio estilo, eso sรญ. Digamos que Blanchett es mรกs la โlรญnea Katharine Hepburnโ en los personajes femeninos de Haynes mientras que Moore resulta mucho mรกs flexible, dรบctil, multitarea, todoterreno, y representa de algรบn modo un crisol de posibilidades diversas que abarca toda una mรกs amplia gama de referencias de las vidas clรกsicas del melodrama en la carrera del director. Si por ejemplo en Lejos del cielo encontramos la versiรณn mรกs Lana Turner con el talento de una Bette Davis, aquรญ nos podemos encontrar a una Gloria Swanson en la etapa muda que se transforma en una madura Barbara Stanwyck. Y si despuรฉs de leer estas lรญneas no entendรฉis un carajo de lo que he querido decir porque todos esos nombres os suena a lengua de los klingon de Star Trek es que os queda mucho buen cine por descubrir, lo cual que os envidio porque os esperan muchas gratas sorpresas si finalmente os pica la curiosidad y tomรกis la decisiรณn de bucear en el cine clรกsico que es el que sigue inspirando a los mejores directores de nuestros dรญas. Si no es asรญ, no pasa nada, podรฉis seguir viendo series de televisiรณn y pelรญculas tontorronas para adolescentes y esperad que os den vuestra prรณxima raciรณn de soma en vuestro mundo feliz.
Volviendo al museo de las maravillas, junto a esa dinamo que es siempre Moore, haga lo que haga, conviene prestar especial atenciรณn a Millicent Simmonds, que tiene un potencial tremendo como actriz demostrado con la complejidad del trabajo que desempeรฑa en este largometraje, en la etapa muda del relato.
Lo cual me lleva a reseรฑar uno de los puntos interesantes de El museo de las maravillas: su juego con el tiempo en el relato, su curiosa forma de hacer que las dos etapas en las que se desarrolla la fรกbula se vayan entremezclando con notable fluidez, convirtiรฉndose en parte esencial. El tiempo es un personaje mรกs de esta pelรญcula, como el destino que va entrecruzando las vidas del resto de sus personajes. Pero Haynes consigue que estemos entrando y saliendo de las mismas sin que nos sintamos molestos por ese cambio de paisaje y de paso juega plรกsticamente con las posibilidades visuales, y sonoras, que propicia ese ejercicio de acciรณn en paralelo asentada sobre el montaje. Nuevamente interesado por un tema esencial de su filmografรญa, la incomunicaciรณn y el aislamiento en que viven sometidos sus personajes, vuelve a hacer de la ruptura de esas trabas que les impiden comunicarse el asunto central de la pelรญcula. Y aunque se da lugar a un encadenamiento de casualidades y golpes del destino que puede exasperar a los espectadores mรกs cรญnicos โapรบntenme a esa lista, por cierto-, no es menos cierto que el recurso y su falta de verosimilitud encaja perfectamente con las intenciones de los creadores de la pelรญcula, Haynes como director y Brian Selznick como autor de la novela y guionista. La cuestiรณn del juego del destino estรก bien expuesta visualmente de manera fluida en el montaje y en ningรบn momento se convierte en un lastre que realmente llegue a entorpecer el discurso del largometraje. Incluso genera una especie de juego de suspense en el que el espectador se encuentra inmerso en una construcciรณn de historia similar a la de los laberintos de M.C. Escher, y eso ayuda a que una historia que por su naturaleza argumental podrรญa haber sido perfectamente carne de telefilme se convierta en un interesante juego cinematogrรกfico. De manera que puede que la pelรญcula no estรฉ entre lo mejor de su director, pero es un interesante homenaje al cine y el siglo XX que siguiendo la pista a sus protagonistas juega con las distintas posibilidades del cine para comunicarse con el espectador y construyendo su historia con cierto tono literario que acaba dando como resultado un ejemplo bastante competente de fusiรณn de cine y novela, en el mejor sentido de esa etiqueta.
Miguel Juan Payรกn
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