Buen ejercicio de intriga de espionaje y guerra fría cruzado con cine negro.
Es el tipo de película que requiere ir casi virgen a verla y sin saber demasiado sobre su argumento más allá de lo imprescindible, que a mi modo de ver es simplemente el género, o en este caso, los géneros a los que pertenece. Así que voy a intentar no destripar nada que resulte información esencial. Baste decir en lo referido a los géneros que maneja una intriga compleja con varios frentes al mismo tiempo, lo que le permite construir un arco argumental que nos lleva desde su arranque en las hambrunas de los años treinta en Rusia hasta los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, y desde ahí a la trama principal que constituye el epicentro de todo el asunto, habitado por grupo de actores ejemplar capitaneados por Tom Hardy, todo competencia y con esa mezcla curiosa de estrella clásica con el actor de raza y todo terreno, vuelve a componer un personaje compacto y creíble, perfecto para conducir al espectador por la laberíntica pero no por ello confusa trama que nos propone el relato. En intriga es fácil caer en muchas trampas, la de los tópicos, la de las trampas para confundir al espectador, la de no ser tan imprevisibles o sorpresivos como se pretende… El niño 44 esquiva todo esto construyendo su intriga como un gran fresco histórico donde predomina el drama y las relaciones entre los personajes, se impone el tono intimista en la construcción y relaciones de los mismos, y lo que constituye la intriga propiamente dicha queda no en un segundo plano, lo que sería un error y haría sentir al espectador defraudado, sino como una segunda piel del relato y al mismo tiempo el motor del destino que va arrastrando a los personajes de uno lado a otro. Los protagonistas están condicionados por esos tiempos históricos y por los caprichos de ese destino que acaba haciendo que sus vidas se crucen con acontecimientos que les superan. Vista así, la película, como queda marcado con plena coherencia en los primeros momentos de la película, es sobre todo una historia de supervivencia, y desde ese punto de vista debe ser contemplada, disfrutada y analizada. Sus antihéroes no pertenecen a nuestro mundo occidental, sino que están atrapados en la convulsa rueda de la historia que gira en un paisaje social y político diferente en la Rusia de Stalin. Lo mejor de la película es que desde el primer momento sabe hacer de esto su tema central, su motivación esencial para los personajes. No son héroes, ni siquiera antihéroes. Sólo son supervivientes. Pero eso no impide que se encuentren metidos de lleno en una trama que visita el género de intriga desde distintos caminos, espionaje, cine negro, asesinatos en serie, caza del asesino, intentos de evasión… Esa capacidad para darnos una visión distinta de los protagonistas más tradicionales de estos géneros en occidente es uno de los aciertos que abre nuevas perspectivas en la manera en que El niño 44 trabaja las fórmulas más convencionales del relato policial y le da las herramientas necesarias para desarrollar una personalidad propia y huir de los tópicos, lo repetitivo y lo previsible, sin que por ello tenga que prescindir de las mejores bazas de este tipo de fórmula narrativa. Los actores tienen mucho que ver con su éxito al emprender este difícil pero interesante camino de aproximación al cuento policial que por otra parte se acerca así a los mejores logros de este tipo de cine tal y como se desarrolla en el cine chino y el cine de Corea del Sur, que suele ser mucho más interesante que las agotadas tramas del cine norteamericano aplicado a este mismo tipo de historias. Coincide con ellos en darle toda la importancia a los personajes y sus dramas, construyendo la excepcionalidad de la aventura policial desde lo cotidiano e incluso desde lo costumbrista. Así multiplican la capacidad del espectador para identificarse con los protagonistas. Para que esto quede más claro, a los aficionados al cine policíaco les propongo que repase otra película que es interesante, pero no consigue completar ese juego de verosimilitud, solvencia y madurez que sí logra plenamente El niño 44, y por ello fenece en el tópico del relato policial simplemente aplicado de manera superficial y buscando el mero exotismo al paisaje social soviético: Gorky Park (Michael Apted, 1983).
Por otra parte a los aficionados a la novela policíaca, les aviso que esta película es lo más cercano que he visto en el cine al tono y las aportaciones al género en negro sobre blanco del as novelas de Philip Kerr protagonizadas por el detective Bernie Gunther.
El niño 44 es absolutamente imprescindible para aficionados al buen cine en general y al cine policíaco en particular.
Miguel Juan Payán
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