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El Padrino

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El Padrino: una trilogía épica e imprescindible

En el año 1972 Francis Coppola reescribió las claves de todo el subgénero de películas sobre la mafia adaptando al cine un best seller escrito por Mario Puzo: El Padrino. Incluso antes de estrenarse la película acumuló una colección de anécdotas y leyendas urbanas sobre visitas de la mafia al rodaje, enfados de Frank Sinatra por sentirse aludido con uno de los personajes, cambios de reparto, pulsos entre el director y el estudio que producía la película… Después de su estreno, El Padrino se convirtió no solo en un éxito de taquilla (costó aproximadamente seis millones de dólares y en su primera explotación comercial en cines norteamericanos recaudó casi 134 millones de dólares), sino también en una de esas películas-fenómeno que poblaron la inolvidable década de los setenta, películas como The French Connection, El exorcista, Serpico, La profecía, Tiburón, Tarde de perros, Taxi Driver, Todos los hombres del presidente, Network, un mundo implacable, El cazador, Encuentros en la tercera fase, Fiebre del sábado noche, Star Wars, Alien… El propio Coppola había de ponerle broche de oro a la década con otra obra maestra, Apocalypse Now, pero antes se permitió el lujo de romper todos los récords de recaudación y hacer pedazos la sentencia “nunca segundas partes fueron buenas” estrenando en 1974 la mejor secuela de la historia del cine, El Padrino 2, para muchos críticos incluso superior a la primera película.

El Padrino fue una de las dos películas que rescataron la carrera y el talento de Marlon Brando para el cine junto con El último tango en París de Bertolucci, estrenada en ese mismo año mítico de 1972. El anecdotario de la producción asegura que los productores no querían ni oír hablar de Brando como Vito Corleone, papel para el que preferían a otros veteranos gigantes de Hollywood como Ernest Borgnine, Edward G. Robinson, Orson Welles, Anthony Quinn o George C. Scott, pero Coppola no pudo resistirse a fichar al protagonista de Un tranvía llamado deseo cuando el actor se presentó a la prueba con dos algodones en los mofletes y dispuesto a ser don Vito contra todo pronóstico. Además El Padrino y El Padrino 2 propiciaron el bautismo de fuego en el estrellato de una nueva generación que tomó el relevo de manos del propio Brando: Al Pacino y James Caan interpretaron a los herederos de don Vito y Robert De Niro fue el propio don Vito en una etapa juvenil que Coppola incorporó en un ejemplar trabajo narrativo con el flashback en El Padrino 2, que dicho sea de paso también pulverizó la taquilla: contó con más inversión que la primera entrega, trece millones de dólares, y hasta julio de 2012 llevaba recaudados en todo el mundo 193 millones de dólares, lo que la convierte, como a su predecesora, en una de las películas más rentables y más vistas de la historia del cine, capaz de codearse con títulos como Titanic, Avatar, Lo que el viento se llevó, Ben-Hur…

Francis Coppola hizo esperar a los seguidores de los Corleone 16 años para saber qué había ocurrido con la mítica familia mafiosa, estrenando El padrino 3 en 1990. La tercera película cerraba el ciclo del reinado de Michael Corleone y además pagaba la deuda que tenía el director con su propia hermana, Talia Shire (Talia Rose Coppola), a la que en uno de esos juegos de identificación casi autobiográfica con sus personajes tan propios de su filmografía le había dado el papel de Connie Corleone, la hermana de Michael. El personaje de Connie crecía en este tercer acto del shakespeariano y épico paseo por la mafia de Coppola hasta convertirse en una auténtica protagonista que nadie habría podido imaginar viendo su contribución a El Padrino.

Cualquier análisis o balance de esta trilogía que ahora vuelve a la televisión deja clara su influencia posterior en distintos cineastas y formas de entender la narración de sagas en la pantalla grande, convirtiéndose por derecho propio en un modelo que seguir por series televisivas de éxito como Los Soprano o Mad Men.

Tejido en torno al remordimiento y la tentación del poder, el argumento de la trilogía de los Corleone es toda una lección de narrativa cinematográfica que recoge al mismo tiempo una reconstrucción de las distintas épocas en las que se desarrollan las tres entregas, constituyéndose como un puzle épico de amplio arco argumental que se nutre tanto de la novela criminal como de las páginas de sucesos que informan de las actividades del crimen organizado.

La trilogía de El Padrino sigue siendo un cóctel explosivo protagonizado por un antihéroe urbanita que es el mejor trabajo en la dilatada carrera de Al Pacino, Michael Corleone, el hombre que no quería ser jefe de la mafia pero acabó coronándose como rey del crimen organizado porque, como él mismo explica: “Yo creo en mi familia. Creo en ti y en los hijos que podamos tener. No confío en la protección de la sociedad, y no tengo intención de poner mi destino en manos de unos cuantos tipos cuyo único mérito reside en habérselas ingeniado para conseguir los votos de la gente”.

Miguel Juan Payán

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El Padrino

Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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