Emperador. Reconstrucciรณn de las semanas posteriores a la rendiciรณn de Japรณn en la Segunda Guerra Mundial.
Mรกs cerca de la televisiรณn que del cine en algunos de sus planteamientos visuales y en el ritmo de su desarrollo argumental, Emperador serรญa no obstante una buena compaรฑรญa o complemento para las dos versiones de la batalla de Iwo Jima que nos propuso Clint Eastwood con Las banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima. Maneja el mismo tema y aunque en calidad estรก mรกs cerca de la mรกs floja de esas dos pelรญculas, Las banderas de nuestros padres, sigue siendo un producto interesante y mucho mรกs actual de lo que algunos espectadores podrรญan pensar, respecto a acontecimientos y guerras mรกs recientes que la Segunda Guerra Mundial.
Para el espectador dispuesto a mirar mรกs allรก de lo obvio y bucear por debajo de su capa mรกs superficial, Emperador es dos pelรญculas en una. Dirigida por un cineasta britรกnico forjado principalmente en la televisiรณn, es en su capa mรกs externa una reconstrucciรณn algo tramposa y propagandรญstica del papel de Estados Unidos como policรญa del mundo, regulador de la democracia internacional, etcรฉtera. El mensaje habitual en este tipo de ย productos que, por otra parte, es el mismo que maneja, sin detrimento de su interรฉs o calidad, Monuments Men. Recordemos aquรญ que pocos o ninguno estudiosos o amantes del cine podrรกn discutir a estas alturas, acogiรฉndose a su mรกs que dudosa integridad moral, la calidad cinematogrรกfica de las dos pelรญculas que Leni Riefenstahl regalรณ al nazismo como herramienta de propaganda, El triunfo de la voluntad y Olimpiada. Del mismo modo nadie pondrรก en duda la calidad de joyas del cine soviรฉtico marcadas por la propaganda bolchevique como El acorazado Potemkin, Octubre, La madre o Arsenal, a pesar de haber sido paridas esencialmente como instrumentos de adoctrinamiento ideolรณgico. Toda pelรญcula anglosajona sobre la Segunda Guerra Mundial, mรกs aรบn si cuenta con financiaciรณn estadounidense y pretende abrirse paso en la explotaciรณn en el mercado norteamericano, es inevitablemente tendenciosa en cuanto a la imagen que transmite sobre los vencedores y los vencidos en dicho conflicto, y eso incluso cuando no pretende ser directa o indirectamente un instrumento para propiciar el reclutamiento y llenar cuarteles de jรณvenes voluntarios que quieren ser tan machotes y patriรณticos como John Wayne, que dicho sea de paso, nunca pisรณ un frente y segรบn algunos de sus biรณgrafos mรกs crรญticos incluso hizo todo lo posible por esquivar esa posibilidad. No obstante lo cual seguimos aceptรกndolo como hรฉroe en multitud de pelรญculas bรฉlicas y westerns, porque la realidad nunca ha tenido nada que ver con el cine de evasiรณn, y si quiero conocer algo sobre un tema no me pongo a ver una pelรญcula de ficciรณn o una reconstrucciรณn de la realidad en clave de ficciรณn, por mucho que me la vendan como โbasada en hechos realesโ. Me pongo a leer un libro o como mucho me pongo a ver un documental sobre ese mismo asunto.
De manera que asumo plenamente como inevitable, por motivos comerciales y de imagen y automitificaciรณn estadounidense, que incluso tratรกndose de una co-producciรณn entre Estados Unidos y Japรณn, Emperador cae en la trampa de esa visiรณn m mitificadora de Estados Unidos como policรญas y reguladores del mundo en democracia.
Pero detrรกs de esa parte mรกs superficial y obvia, Emperador incluye otra pelรญcula mรกs interesante. Por un lado no esquiva cรณmo se gana una guerra arrasando al enemigo con el mayor poderรญo econรณmico y el despliegue de la superioridad tecnolรณgica. La bomba atรณmica es la gran protagonista de las primeras imรกgenes de la pelรญcula, recuperadas del documental, asรญ que desde el primer momento la visiรณn complaciente del vencedor queda matizada por esas pinceladas de realidad y algunos diรกlogos que permiten al espectador ir mรกs allรก de la superficie automitificadora estadounidense e incluso plantearse en algunos momentos, eso sรญ, muy levemente, un pequeรฑo atisbo de punto de vista japonรฉs sobre el asunto que se trata. Aunque en cierto modo podrรญamos decir que el complejo de culpa por las bombas atรณmicas lanzadas contra Hiroshima y Nagasaki es otra herramienta de automitificaciรณn estadounidense, mirรกndose a sรญ mismos como capaces de la mรกxima destrucciรณn pero al mismo tiempo suficientemente humanistas como para tener escrรบpulos de conciencia tras haberla desatado. Una farsa, obviamente, pero igualmente vรกlida para entender el puzle promocional que marca al cine norteamericano.
Es en esa otra pelรญcula que se oculta bajo lo mรกs obvio de Emperador donde encontramos las claves mรกs interesantes de esta propuesta. Para empezar, como ocurre en toda reconstrucciรณn histรณrica de la Segunda Guerra Mundial desde que terminรณ dicho conflicto, toda pelรญcula norteamericana que se ambiente en el mismo en realidad nos estรก hablando de la guerra mรกs reciente en la que combate ese imperio estadounidense que no quiere mostrarse como imperio, pero lo es igualmente. La frase del general norteamericano interpretado por Matthew Fox al bajar del aviรณn al principio de la pelรญcula es suficientemente elocuente sobre ese asunto: โLa peor guerra de la historia ha terminado. Ahora hay que ganar la paz frรกgil o imponerla si es necesario. Somos la fuerza ocupante, pero debemos ser vistos como liberadores. No como conquistadoresโ. Ese mismo mensaje es el mismo que aplican los Estados Unidos en todas sus guerras y todas sus invasiones de paรญses enemigos, una estrategia que sigue vigente en Irak y Afganistรกn, de manera que lo que vemos en Emperador es mucho mรกs moderno de lo que podrรญa pensarse en principio, como el mensaje autocrรญtico de algunos de sus diรกlogos, caso por ejemplo de la explicaciรณn para no encausar al emperador japonรฉs como criminal de guerra que le da el general MacArthur interpretado con notable sobriedad y sin histrionismo o exageraciรณn por Tommy Lee Jones, al protagonista de la pelรญcula, el general Bonner Fellers que encarna Matthew Fox: โNo quiero al Comunismo aquรญ, pero Washington quiere venganza con el emperador. Porque son buitres y no tienen ni idea de lo que estรก pasando aquรญ. Si el emperador se va, los demรกs van a entrarโ.
Lo peor de la pelรญcula, lo mรกs flojo, es esa subtrama romรกntica metida con calzador y en flashback que me ha convencido de que en el cine moderno se abusa del flashback y se aplica con bastante ligereza. En este caso es un camino fรกcil para meter una historieta romรกntica y simplona, incluso bastante infantiloide y poco creรญble, por superficial (pueden compararla por ejemplo con la mรกs sรณlida e interesante subtrama romรกntica de The Grandmaster, por ejemplo), como complemento melodramรกtico en la verdadera naturaleza genรฉrica de la pelรญcula, que no es otra cosa que un procedural de investigaciรณn con elemento histรณrico y ambientaciรณn de cine bรฉlico. ย
Lo mejor estรก en algunos diรกlogos de los personajes japoneses, como el discurso de Konoe sobre el expansionismo japonรฉs, el: โNo le quitamos Filipinas a los filipinos, sino a los americanos que a su vez se la habรญan quitado a los espaรฑoles (โฆ) General, simplemente estรกbamos siguiendo su ejemploโ.
Miguel Juan Payรกn
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