La oferta digital en plataformas de cine y series de televisión está acabando con el formato físico y el coleccionismo. Vamos a intentar explicaros por qué no es bueno que eso suceda.
Cualquiera que me conozca tanto por lo que hablamos en Acción Cine como por los propios unboxing que realizo aquí y en mi canal personal, sabrá perfectamente que una de mis pasiones es el coleccionismo de cine y televisión en formato físico. Una pasión, una afición, que poco a poco se está convirtiendo cada vez en más complicada. Si nos damos un paseo por cualquier superficie comercial, ya no hay tiendas especializadas casi. Los grandes comercios, que antaño tenían secciones enormes de DVD y Bluray, ahora tienen zonas cada vez más pequeñas y abandonadas, cuando no completamente desaparecidas. Pasa lo mismo con la compra online o incluso con ciertos comercios que tienen mayor catálogo todavía… Cada vez es más y más reducido.
Es un problema que se aplica también a distribuidoras, cuando Disney decide que no va a editar películas en 4K UHD ni series en Bluray en nuestro país, donde llega menos material que en el resto de Europa. Pero la situación no se sufre sólo aquí. Las ventas caen y ya se anunció que el siguiente cambio de generación de televisiones, el 8K, no traerá consigo un nuevo formato físico, como sí lo hizo el 4K. Ese parece ser será el último formato físico. Y aunque le quedan unos años, en gran medida debido a que las videoconsolas han apostado por seguir teniendo versiones con lector de 4K UHD. Por supuesto eso nos hace estar preocupados a los coleccionistas. Sabemos que, como en el caso de los vinilos, un pequeño mercado coleccionista se mantendrá siempre en pie, ¿pero qué sucederá con las películas y ediciones sencillas?
Los servicios streaming son cada día más y con mayor contenido. Mucha gente ha decidido optar por ellos en lugar de por seguir comprando formato físico. En cierta medida es lógico, pero no es la única solución, y pese a todos los problemas que hemos indicando, el formato físico debe pervivir. Debe mantenerse y debemos seguir consumiendo películas en ese formato, igual que debemos seguir acudiendo a las salas de cine. Este texto, después de anunciar todos los problemas que tiene el formato físico sobre su cabeza, es una defensa a ultranza del mismo. Nos sobran los motivos para hacerlo y a continuación voy a exponer sólo algunos de los mismos. Algunos que son tan poco importantes como la colección de ediciones realmente preciosas, limitadas, de coleccionista, steelbooks… Si no me creen vean la edición coleccionista que en Alemania dedicaron a El Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro. Película inédita en bluray en nuestro/su país.
Ese, quizá sea el menor de los motivos. Hay otros mucho más importantes. Pueden pensar que el formato streaming y los servicios digitales les acompañarán siempre, pero no es así. Esencialmente porque nadie, o casi nadie, puede pagarlos todos y adquirir todo el catálogo que hay en España o en cualquier otro país. Y sabemos de primera mano que muchas veces una serie o una película está justo en el servicio contrario al que pagamos. No sólo eso. Además nos enfrentamos a la situación que se da muchísimas veces en la que una película que íbamos a ver, desaparece del streaming en el que estaba porque su contrato de derechos ha caducado. Pasa cada mes y limita muchas veces lo que podemos ver o dejar de ver en el televisor, el móvil o la Tablet. Sin embargo, en formato físico sólo tenemos que acudir a nuestra colección, elegir la película y verla siempre que queramos (salvo que su colección sea tan caótica como la mía, donde encontrar una película supone una odisea en sí misma). Con los años, quedó claro que del catálogo que había en DVD, muchas no llegaron a bluray, y muchas más no llegaron a 4K. En el streming ha pasado algo igual. En el salto de formatos y demás, muchas no han llegado a las plataformas… Son películas y series perdidas que, sin embargo, sí están en muchas videotecas coleccionistas.
El streaming tiene muchas más limitaciones que los blurays, dvds y 4Ks. Si la conexión a internet se cae (nunca ha sucedido, claro. Nadie tiene problemas con su proveedor de internet, ¿verdad?) y uno no tiene descargada la película o serie, algo que no todos los servicios permiten hacer, nos quedamos sin verla. Eso no sucederá nunca si la tenemos en formato físico. Hasta las bibliotecas virtuales (legales) de diversa índole, dependen de internet. Y la caída de la red limita lo que podemos o no ver. Pero no sólo se trata de la necesidad de internet y de una buena conexión. Ningún servicio de streaming ha igualado aún la calidad de imagen que tiene el 4K o a veces hasta el Bluray. El flujo de datos por segundo es menor que en los discos en todos y cada uno de los servicios que existen. Siempre se verá mejor en disco que online. O al menos, en este momento es así.
Por supuesto está el tema de los extras, que aparecen en los discos (aunque muchos pueden disfrutarse online). Es un aporte para muchos cinéfilos o seriéfilos que adquieren un producto para explorar a fondo cómo llegó a existir. Cómo de una idea surge una película o una serie. Eso se suma a que supone un respaldo para la película y sus responsables, que con la compra repercute directamente en esos artistas responsables. Cuando hablamos de todo ello en redes sociales, respaldamos ese proyecto, esa película, esa serie, personalmente. No un servicio general, no un grupo de películas. Algo concreto, único, en lo que nos hemos gastado una parte de nuestros ahorros, lo que hace que lo valoremos más. El esfuerzo cuenta.
Pero no sólo se trata de una guerra de streaming contra formato físico (no debería existir tal guerra. Deben ser formatos compatibles y complementarios. Para que el usuario los disfrute a su antojo según la circunstancia). Hay elementos que tienen que ver con lo sentimental. En mi caso hay una sensación de estar creando una biblioteca (salvando las distancias) audiovisual que espero siga creciendo y se convierta en algo más. Porque más allá de los varios miles de películas, algunas en múltiples ediciones, está la posibilidad de deambular por las estanterías, elegir un título al azar y repasarlo, su edición, su contenido, ver la película… Son mi orgullo, mi pequeño vicio y también mi legado a quien venga después. Algo que compartir, que mostrar y de lo que hablar. Es un sentimiento nostálgico, posiblemente añejo y sin mucho sentido para la mayoría (nadie necesita miles de blurays, lo sé). Pero esa sensación de monasterio medieval donde se acumulaba la literatura, para reproducirla y que no se perdiese… me encanta.
Sigan consumiendo formato físico. Súmense al club. Y si ya son parte de él, no lo abandonen.
Jesús Usero
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