Demasiado tarde -es de 2009- nos llega esta joya del cine policรญaco que a los amantes del gรฉnero mรกs curtidos y versados en la materia les recordarรก sin duda otro tรญtulo imprescindible del mismo, La noche de mueve, dirigida por Arthur Penn y protagonizada por Gene Hackman en 1975. Al mismo tiempo, En el centro de la tormenta trae inevitablemente a la memoria de los adictos a la narrativa de intriga o criminal la anterior adaptaciรณn de las aventuras de Dave Robicheaux, el detective creado por James Lee Burke, que se titulรณ Prisioneros del cielo y dirigiรณ en Phil Joanou con Alec Baldwin en el papel principal.
Estas dos pelรญculas podrรญan ser los puntos de referencia esenciales para este poderoso relato que lamentablemente no ha encontrado acomodo hasta ahora en nuestra cartelera, cosa sorprendente considerando la cantidad de basura que nos venimos tragando en el cine de acciรณn y policรญaco en estos dos รบltimos aรฑos. Que hayan llegado a la cartelera algunos de los abominables bodrios de rompe y rasga, todo pirotecnia visual, mientras esta reposada, sosegada, tremendamente poรฉtica y terriblemente cercana, yo dirรญa incluso que hirientemente humana pelรญcula de crรญmenes se quedaba esperando turno, es una buena muestra de lo absurdo que es el panorama de estrenos y distribuciรณn que tenemos en nuestro paรญs.
Pero mรกs vale tarde que nunca. No seamos pesimistas. Por lo menos, ha llegado y en pantalla grande, en lugar de verse relegada al estreno directo en DVD, y como digo, es cita obligada para los aficionados al cine policรญaco en general y a las muestras de renovaciรณn del cine negro en particular.
Sobre Prisioneros del cielo, esta nueva aventura cinematogrรกfica del detective Dave Robicheaux tiene a favor a uno de los grandes actores con que cuenta el cine estadounidense en las รบltimas dรฉcadas, Tommy Lee Jones. Ejemplar en impecable en esta versiรณn mรกs madura de ese personaje al que diera vida previamente Alec Baldwin, Tommy Lee Jones se encuentra con un papel a su medida, de la envergadura del que ya interpretara por ejemplo para En el valle de Elah, y que ademรกs en manos del galo Bertrand Tavernier alcanza proporciones de gran icono del gรฉnero policial con algunos toques que me recuerdan la personificaciรณn del mรญtico comisario Maigret llevada a cabo por Jean Gabin.
Hay que aclarar que ademรกs la manera en la que aborda Tavernier esta adaptaciรณn de las novelas de James Lee Burke tiene un ritmo que estรก mรกs cerca del reposado cine de intriga de los aรฑos setenta que del frenรฉtico y muchas veces descerebrado cine de acciรณn de la actualidad.
El primer plano de la pelรญcula muestra a Robicheaux sentado ante la barra de un bar jugando con una moneda. La camarera se acerca con una botella y un vaso, lo llena de whisky. La voz en off del protagonista nos dice: โMi nombre es Dave Robicheaux. Soy un alcohรณlico. Algunas veces me apetece un trago, pero nunca lo tomoโ.
Tal y como ocurre en la novela negra, lo mejor del relato es la relaciรณn que el detective establece con el lector, y en este caso con el espectador, merced a esa voz en off que sirve tambiรฉn como confesiรณn. Simplemente con esa escena de arranque, el director nos informa ya de cรณmo es la vida al borde del abismo del protagonista. Siempre tentado. Siempre a punto de caer. Siempre conteniรฉndose. Un esfuerzo para resistir la tentaciรณn cada vez. Y vuelta a empezar.
De eso va la vida: de caer y volver a levantarse.
Y de eso vaย tambiรฉn esta pelรญcula que se ganaย rรกpidamente nuestra complicidad como espectadores y a partir de este momento inicial nos lleva de paseo por una historia que transcurre en tres รฉpocas distintas y en torno a la investigaciรณn de dos asesinatos: en el pasado mรกs remoto de la trama, el pantano se llena con los fantasmas de la guerra civil entre los estados del Norte y los del Sur, que resurge en los pantanos como un paisaje de alucinaciรณn de algunos personajes y da pie a un curioso final que deja clara esa impronta fantรกstica que el director ha elegido para marcar su historia con una singularidad que aรฑade parte de la poesรญa de la misma. En el pasado mรกs cercano, asistimos al asesinato de un preso negro en los pantanos, tal y como lo vio el protagonista cuando era adolescente. Es una muerte que se repite varias veces en la pelรญcula, constituyรฉndose en muerte congelada, en recuerdo del crimen de otros tiempos, de la sociedad mรกs cruenta y pervertida que todos los personajes, excepto Robicheaux, parecen querer relegar al olvido. En el presente, los asesinatos de varias muchachas tras haber sido torturadas, son el punto de arranque de la historia. A esos planos se aรฑaden algunas pinceladas de la ficciรณn dentro de la ficciรณn, la pelรญcula que estรกn rodando en la zona unas estrellas de Hollywood cuyas vidas mรกs que cruzarse chocan con las de Robicheaux, un tipo empeรฑado en saber la verdad y que como le dice el personaje interpretado por Ned Beatty: โParece incapaz de dejar tranquilo el pasadoโ, a lo que el detective, ya muy baqueteado por la vida fรญsica y espiritualmente, contesta: โPor mi experiencia, uno se olvida del pasado cuando lo enfrentaโ.
Y sobre todos ellos estรก el dรบo Tommy Lee Jones โ John Goodman, que funciona de manera mucho mรกs creรญble y sรณlida como protagonista y antagonista que el formado por Alec Baldwin y Eric Roberts en Prisioneros del cielo. ย Robicheaux cojea de un lado a otro con andar cansado, como si estuviera dando los รบltimos pasos agotadores de su carrera intentando resolver al mismo tiempo el asesinato del hombre negro y los asesinatos de las muchachas, un camino en el que, como siempre ocurre con las novelas de ese personaje, perderรก muchas cosas importantes.
Tavernier acierta a introducir en ese esquema la apariciรณn de los fantasmas sudistas del pantano rompiendo el desarrollo cronolรณgico del relato con las escenas de la fiesta, la bebida, el protagonista al volante de su furgoneta conduciendo errรกticamente por la noche, vuelta a la fiesta, vuelta a la carretera por la noche, y entonces el pantanoโฆ
Sin excesos ni falso dramatismo, ni siquiera en las secuencias de acciรณn, Tavernier hace gala de gran contenciรณn y solvencia para contar una historia compleja convirtiรฉndola en algo muy sencillo. Ejemplo de ello son lo bien construidos que estรกn construidos los personajes que rodean al protagonista como una especie de satรฉlites con personalidad propia y al menos una escena para dejar claro su peso en la trama. Especial menciรณn en ese sentido merece la mujer de Robicheaux, Bootsie, interpretada por Mary Steenburgen, cuya fortaleza y el significado que tiene en la vida del protagonista queda claramente explicado sobradamente con muy pocas escenas y casi ninguna frase de diรกlogo, por ejemplo en la escena en la que hace firmar los autรณgrafos a la estrella de cine, o en la cocina al principio, o en el hospital. Construido con lo mรญnimo, demuestra que en cine, menos es mรกs si las cosas estรกn bien hechas.
Y al final, ese guiรฑo surrealista en la foto, que nos deja sumidos en la perplejidad, y que es tan bueno, y con una funciรณn similar a la del final sin final, totalmente abierto, de La noche se mueve.
Resumiendo: si es usted aficionado a la narrativa policiaca y el cine negro, no puede perderse esta pelรญcula. Y si al salir del cine le pasa como me pasรณ a mรญ y se queda con las ganas de mรกs, le recomiendo que vea La noche se mueve. Y si el mono persiste, Harper investigador privado y Con el agua al cuello no son mal apaรฑo. Igualmente si la aficiรณn le pide tirar por el camino de la lectura, le recetarรญa leerse alguna de las novelas de James Sallis, El ojo del grillo o El tejedor, o las novelas de Ken Bruen Maderos, La matanza de los gitanos o El dramaturgo.
Miguel Juan Payรกn