Franรงois Ozon es un director que siempre sorprende con su ingenio y osadรญa. Es un provocador que en estado de gracia borda cualquier ejercรญcio encaminado al desarrollo de la aritmรฉtica emocional y mental del que ve su obra y todo, bajo un ritmo inocentemente divertido, inofensivamente didรกctico pero crรญtico y en ocasiones incisivo, con precisiรณn de cirujano.
En su รบltima pelรญcula, inspirada en la pieza teatral, ยซEl chico de la รบltima filaยป del espaรฑol Juan Mayorga, Ozon tiene un material perfecto para demostrar lo รกgil que le bailan sus ganas y su naturaleza de niรฑo terrible es perfecta para entregarse a este juego que primero divierte para mรกs tarde desembocar en un plan maquivรฉlico, casi perverso y algo terrorรญfico en la manipulaciรณn de sus intenciones.
Pone asรญ en marcha la maquinaria del reto que empieza de la manera mรกs inocente: un profesor (un estupendo ausente y despuรฉs desquiciado, porque asรญ lo requiere su personaje, Fabrice Luchini) entregado a una vida de costumbres y conversaciones gastadas parece que recobra la curiosidad y la ilusiรณn perdidas cuando empieza a interesarse por los escritos de un alumno, Claude (la autรฉntica revelaciรณn de esta pelรญcula, el jovencรญsimo actor Ernst Umhauer), sutil, silencioso, casi un misterio sentado al fondo de la clase desde donde observa como conviven los juguetes de su particular campo de juegos…y ya intuรญmos que no habrรก nada en รฉl que sea anodino.
El muchacho, alentado por el mentor y maestro comienza asรญ a desarrollar su pequeรฑa obra literaria en gรฉnero epistolar solapado protagonizado por un compaรฑero de clase y su familia pequeรฑo burguesa.
En el escrito del niรฑo-hombre el retrato de semejante cuadro arranca crรญtico y mordaz (las palabras, pronunciadas con tono asรฉptico y enunciativo con las que el jovencรญto Frankenstein describe a la madre de familia son hirientes y significativas ) pero pronto esa distancia necesaria que ha de haber entre el autor y su obra cede al cariรฑo y comienza el gusto por el manoseo de sus marionetas, implicรกndole en la historia hasta convirtirlo en un personaje mรกs de su propia trama (quiรฉn sabe si vรญctima)
Las fichas ya estรกn en el tablero y arranca el juego. La imaginaciรณn del muchacho, mientras escribe, empieza a dar sus frutos portentosos, manzanas envenenadas dirigรญdas a su maestro cada vez mรกs enganchado a su droga reciรฉn descubierta, รฉl y su talento en el texto.
Y es entonces cuando empieza lo realmente interesante de la historia, un viaje enrarecido hasta lo demoledor hacia nuestros instintos mรกs traviesos y hacerles caso, ยกes algo siempre tan atractivo!.
El juego dialรฉctico e intelectual que nos propone Mayorga y su herramienta, Ozon, es facinante y peligroso, un viaje rico en matices y con tantas lecturas como uno quiera…
Manipulamos la realidad en negro sobre blanco, dotando de vida a nuestros personajes. ยฟTenemos, acaso, alguna responsabilidad por ello?. ยฟQuรฉ es realidad o ficciรณn y quiรฉn marca los lรญmites en la manipulaciรณn de estas hojas zarandeadas por el viento?….ยฟquรฉ lugar guarda la cordura a la hora de mantener firmes los cimientos de la estructura narrativa sabidos por todos evitando los desmadres que a veces nos provoca el exceso de inventiva?. ยฟSe nos permite ser hacedores, vรญctimas o ejecutores y salir airosos del entuerto?
Esta es una historia para asistir con la boca abierta a la agilidad mental de un niรฑo perverso que no se reconoce a sรญ mismo hasta que su propio talento no le pone a prueba; un reto que va creciendo en ambiciรณn a medida que el profesor del que tendrรก que aprender las reglas del juego literario y actoral tambiรฉn descubre sus armas y se convierte en un niรฑo malรฉvolo mรกs, perfecto compaรฑero de juegos a las maduras, pero sobre todo a las benditas duras.
Y claro, una vez metidos en estos berengenales, rizar el rizo del mรกs difรญcil todavรญa se convierte en algo tan deseable que puede ser error perdonable para el que asiste a semejante espectรกculo porque el disfrute lo justifica pero quizรก se agradezca mรกs la cabeza frรญa y la mesura en un final que aunque sorprende no deja de ser excesivo.
La trama rota sobre su propio eje y la palabra deja de ser palabra para convertirse en carne, ese territorio sombrรญo del universo literario donde desaparece toda magia para dar paso a la realidad sola, excesiva y en este tratado, del todo prescindible.
Y en esta parodia tan bien montada, ganadora de la Concha de Oro a la Mejor Pelรญcula y el Premio al mejor guiรณn en el pasado festival de cine de San Sebastiรกn, este retrato escultural, estimulante y municioso sobre el proceso creativo en la obra literaria y las fronteras que imponemos a nuestra imaginaciรณn y sus ganas, si hay algo que a mรญ no me hace falta es tanta realidad.
Marta Simรณn Alonso
Opiniones del pรบblico a cargo de nuestro redactor Vรญctor Blanco. Follow @veblanco
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