Paul Haggis firma una confusa y algo extenuante pelรญcula, donde el tema central es el de las relaciones personales. Tres relatos aparentemente inconexos conforman esta obra, en la que el elenco interpretativo y los distintos paisajes son los elementos mรกs llamativos.
Un tono casi litรบrgico preside el esperado largometraje del director de Crash, como si fuera un frondoso tapiz de insinuaciones varias. Tela de colores sombrรญos que comienza con Michael (Liam Neeson), un escritor que estรก encerrado en un hotel de Parรญs para recobrar la inspiraciรณn. En esa torre de marfil pronto aparece una joven periodista, que se presenta como su amante y protegida (papel que encarna Olivia Wilde).
A estas pinceladas bastante oscuras y misteriosas les siguen dos narraciones mรกs. La primera sigue los pasos de un comprador poco legal de modelos de ropa (Adrien Brody), quien se queda prendado de una mujer rumana a la que conoce en un bar de Roma (Moran Atias), la cual a su vez intenta recuperar a su hija (secuestrada por una banda de trรกfico de personas). Mientras que la segunda pone en jaque a una joven madre (Mila Kunis), que se enfrenta a un juicio por la custodia de su vรกstago despuรฉs de un terrible accidente.
A travรฉs de estas lรญneas imprecisas, Haggis muestra sus cartas, pero lo hace con el misterio por bandera, sin mostrar demasiado sus intenciones ni propรณsitos. De esta manera, el espectador va descubriendo que el escritor ha perdido a su hijo, que el ladrรณn de vestidos y trajes exclusivos tambiรฉn se ha visto privado de su pequeรฑo tras ahogarse en una piscina, y que la mamรก que anhela poder quedarse con su querubรญn estuvo a punto de atentar contra la vida del niรฑo.
Con tales pistas, el pรบblico puede concretar que el denominador comรบn es la muerte de algรบn descendiente importante para los protagonistas. Pero en este punto, el veterano director y guionista saca de la manga un comodรญn, y comienza a preguntarse: ยฟde quiรฉn se trata?
A partir de ese instante, el filme entra en una estรฉtica cercana a la pesadilla, con escenas de carga onรญrica a lo anuncio televisivo y revelaciones supuestamente sorpresivas. Recursos que quedan dan pie a la superposiciรณn de los escenarios. De repente, los que estaban en Nueva York aparecen en Parรญs, y los que estaban en la urbe del Sena pasean por Roma.
Llegados a esta parte de la evoluciรณn dramรกtica, el novelista empieza a definirse como la figura unamuniana que da sentido al guion. Un hecho que sentencia el origen de otra tesis argumental, relativa a si lo que expuesto hasta el momento es realidad o fruto de la mente del literato.
Al final, tantos giros y descubrimientos consiguen generar una lamentable y gradual pรฉrdida de interรฉs, el cual se mantiene solo gracias al solvente trabajo de los actores. Con especial menciรณn para el casi siempre efectivo Liam Neeson, la carnal Mila Kunis, la emergente Moran Atias, las recuperadas Maria Bello y Kim Basinger y la electrizante Olivia Wilde (quizรกs, lo mejor de la cinta).
Jesรบs Martรญn
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