Director argentino afincado en nuestro país, ha sido responsable de dirigir anuncios, cortometrajes y dos largometrajes previos a Renaceres, un proyecto tan personal como universal, en el que ha grabado la ciudad de Madrid, entre otros lugares, completamente vacía, durante el confinamiento, para elaborar un viaje narrado en torno a poemas interpretados por voces muy populares (Imanol Arias, Pedro Casablanc, Blanca Portillo, José Sacristán, Alejandro Sanz, Ester Expósito) que nos hablan de nosotros mismos a través de la ciudad vacía. Un viaje del que su director nos habla en esta entrevista.
¿Qué es Renaceres? ¿Qué es este documental tan particular?
Es un rodaje, hecho a 8K. Para quien no lo sepa el cine se emite a 2K, esto está rodado a 8K, durante nueve meses, desde que se dictó el estado de alarma. Es una especie de viaje, como lo defino yo, acerca de la oportunidad trascendental que nos dio un hecho como fue la pandemia.
¿Y cómo surge esta idea de rodar durante la pandemia y crear este documental?
Surgió de forma natural. Yo vivo en el centro de Madrid, en La Latina, y tengo la oficina en la Calle Preciados, por lo que tengo que atravesar la Plaza Mayor, y cuando fui a buscar los ordenadores para quedarme en casa ya trabajando, vi que estaba la ciudad desolada. No había nadie, ni una persona, en una zona en la que siempre había gente. Me di cuenta de que había que hacer un archivo para la memoria histórica, porque era un hecho histórico. A partir de ahí me pregunté qué tecnología tenemos para grabar en la mayor resolución posible, y de ahí arrancó la maquinaria.
Te comentaba lo de ser un documental tan particular, porque pese a estar catalogado como documental, tiene alma de poesía…
Sí. Yo lo veo más como una obra artística o literaria, como dices tú, que un documental al uso. Yo lo defino como un viaje en busca de sentidos y sentimientos, más que un documental que te venga a contar algo puntual con una posición o un mensaje claro. Lo veo más como una obra de exploración, más vinculado a un cuadro, que a una película. Es como lo veo yo, no sé si deja esa sensación…
Sí, sí que deja esa sensación de cuadro en movimiento. Quizá por el uso de la cámara lenta o por los poemas, obviamente. Pero parece más una recolección de emociones que de hechos.
Sí. Renaceres no va sobre la pandemia ni mucho menos. No va sobre el Covid. El punto de partida es ese hecho histórico, donde surgen otras preguntas, otras oportunidades, que se plantean, creo yo, en imágenes. Por eso no hay entrevistas, no hay discursos, no hay datos… Yo creo que se remonta más a estas películas como Powwaqatsi, Koyaanisqatsi (ambas de Godfrey Reggio, N. del A.), Human… algo así como más existencial.
¿Qué sensación deja rodar por las calles de Madrid desiertas? Porque el plano inicial bajando hasta Sol… es sobrecogedor.
Sí, ese es brutal. Y con la voz de Imanol (Arias) ahí… Mirá, primero era muy raro porque, claro, yo vengo de hacer películas con acción, con escenas de coches… y antes publicidad, donde hay mucho ruido y medios. Y esto fue justo lo contrario. La ciudad completamente vacía con una steady y una camarita. Lo que más me llamó la atención fue el sonido. Estar en el medio de la ciudad y escuchar pájaros. Después, yo creo que cuando estás rodando tampoco sos muy consciente de lo que estás grabando, porque estás más centrado en eso. Que el movimiento de la cámara esté bien, que la luz esté entrando bien… Pero sí me ha pasado cuando hemos empezado a trabajar con este material – que es un poco coñazo trabajar en 8K porque es mucho de transferencia y transcodificación – ahí es donde realmente caí en lo que habíamos grabado. Me he puesto a llorar más de 20 noches viendo lo que habíamos grabado.
¿Los poemas estaban antes o surgen después del rodaje? ¿Cómo surge la idea de colocar esas palabras que son el único hilo conductor de la historia?
Surgen después. Cuando me dieron el permiso para estar en la calle y salir a rodar con estas cámaras, como un loco, como un mono con cámara, salí a grabar la mayor cantidad de horas que pude, durante nueve meses sin parar. Y después, cuando empecé a ver el material que lleva todo este proceso, que es bastante tedioso, ahí me di cuenta que los planos, que estaban todos rodados a 60 fps porque era en cámara lenta, los planos eran cuadros. Era más que una peli, era una exposición de arte. Cuando ves el plano con el que se abre la película, con el poema de Imanol, para mí, aunque hay movimiento pero a cámara lenta, es un cuadro único por lo que había en la ciudad, que estaba vacía. Ahí surgió la idea de hacer una exposición, y hagamos un homenaje a los grandes de la literatura española, como Lope de Vega, Quevedo, Bécquer… y recitemos poemas sobre estos cuadros. O de estos planos, que si fuera una exposición, cada plano sería un cuadro. Y elegimos un artista por cuadro. Empecé así, como un ejercicio artístico y por ejemplo Imanol, que yo había hecho una peli con él (Despido Procedente) me grabó un poema, y después Alejandro Sanz grabó otro, se empezaron a juntar muchas manos amigas y terminamos juntando un montón de poemas. Los escribí yo al final los poemas porque veía que quedaban genial poemas ya escritos, pero no cuadraban mucho con lo que estábamos viendo en la imagen, por timing y tema. Entonces empecé a la noche a ver los planos y escribir poemas arriba de lo que iba pasando en el plano. Para que por timing cuadrara. Y empezó así, como una pasatiempo artístico y terminó haciendo una exposición y una peli…
Nueve meses grabando… ¿cómo se decide qué entra y qué se queda fuera en un proyecto así?
Dejamos afuera para hacer seis películas. La cuenta del material que se grabó es la siguiente, un terabyte por hora de información, rodando la mayor cantidad de horas que se puede, que da la luz en el día, durante nueve meses. Se pueden hacer seis películas con el material que dejamos y que no sale en esta. No sé cómo se hace y no sé si lo hice bien tampoco, siempre te quedas con la duda con todo lo que quedó fuera, porque quedaron fuera cosas hermosas. Y cuando tienes tanto material te perdés porque nunca sabés el tiempo exacto que necesita la película. Como decías tú el hilo conductor son los poemas de este viaje onírico, o existencial como se le quiera llamar, pero no dejan de ser planos muy bonitos de un viaje de ensueño. Pero nunca sabés. Cuando tienes tanto material esa es la gran incógnita para mí, que no tengo experiencia con el documental.
Jesús Usero
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