Llega la más divertida, salvaje, frenética y paródica entrega de toda la saga. Y, si sirve de algo, lo dice un servidor que nunca ha sentido el mínimo aprecio por la saga, al menos en sus orígenes. La primera entrega, como casi todo el cine de Rob Cohen, me pareció aburrida. La segunda no había por dónde cogerla. La tercera era otro plomo muy serio. Pero a partir de la cuarta entrega… Las cosas cambiaron y cambiaron para bien. Quizá porque el agotamiento de la fórmula se supo solventar regresando al grupo de actores original, y porque, a partir de ahí, la cosa fue en aumento, sumando nuevos rostros populares, juntando al equipo como si se tratase de Mission Impossible y dejando algo más de lado las carreras de coches por un poco más de acción urbana, con tiroteos, peleas y persecuciones a pie que funcionaban. Seguía fallando el guión, cargado de tópicos y situaciones imposibles. Pero al menos se reían de ello y lo tomaban por el camino del cachondeo sano y la barbarie visual. En el buen sentido de la expresión. Así llegó Fast 5, la mejor de la saga hasta la fecha, y así ha llegado Fast 6 que supera en todo, o casi todo, a la anterior. Y como muestra un botón. Durante la proyección para la prensa hubo un momento en el que los periodistas, gente que suele (solemos) ser tan expresiva como una alcachofa, se arrancó a aplaudir entre risas un momento… memorable. Entrando en el juego que propone la película. Y todo eso funciona de maravilla.
Funciona en parte también porque Justin Lin le tiene ya pillado por completo el tranquillo a la saga, tras cuatro películas al frente (ésta se supone es la última), y conoce todos los mecanismos para, por un lado, brindar un vehículo de acción y desparrame sin estridencias visuales, pero lo más espectacular posible. Dos, manejar a un reparto plagado de estrellas y rostros populares en los que el ego podría hacer estragos, pero que siguen regresando entrega tras entrega (salvo defunción del personaje, que también pasa). El director ha sabido, junto al guionista Chris Morgan que también lleva lo suyo en esta franquicia, no dejar que la saga se estancase en las carreras clandestinas y su estilo visual. Un estilo que ha ido puliendo con el paso de las películas, de videoclip trasnochado en la tercera, a algo más elegante cada vez, con toques que mezclan la saga de Bourne y la de Missión Impossible. Porque esto se ha convertido ya en cine de espías pero con criminales.
En esta sexta entrega viajan por media Europa, desde el inicio en Canarias a Londres para regresar luego a España, sin dejar de lado un paseo por Los Angeles. Un viaje a lo largo y ancho del mundo en el que se emplean juguetes cada vez más “cool”, coches cada vez más potentes, y escenas de acción cada vez más salvajes. Pero con un sentido del humor irreverente y autoparódico, como esa gran escena en la que Tyrese Gibson empieza a repasar al equipo de villanos foto a foto y a su contrapartida del grupo de los buenos. Con cachondeo. O ese otro gran momento en el que ese gran personaje al que interpreta Ludacris, recibe una llamada del personaje de Dwayne Johson y podemos ver su nombre en el identificador de llamada. Sin dejar de lado otra salida de tono sensacional como es la visita de estos dos a la subasta de coches de BMW. Hay risas.
El regreso de los actores protagonistas y las estrellas que han ido encontrando en el camino, nos devuelve a Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne Johnson, Elsa Pataky (aunque sale menos de lo que me gustaría), Jordana Brewster, Tyrese Gibson, Ludacris, Sun Kang o Gal Gadot. Tenemos a los nuevos, Luke Evans (el villano) y la espectacular Gina Carano. Y por supuesto, Michelle Rodriguez. Y, sí, incluso se toman el tiempo necesario en explicarnos por qué sigue viva. Y sí, en esta ocasión sabremos por fin qué demonios pasó en Tokio y cómo encaja todo en la saga, como más de uno andaba preguntando desde la película anterior. Además tendremos escena final con sorpresa gorda para la próxima entrega de la saga. Aunque, en algunas páginas web ya se han dedicado a destripar quién aparece… Mal hecho.
La película en realidad es una escena de acción tras otra, a cuál más trepidante, desde la persecución en Londres al tanque en España, sin dejar de lado el explosivo final. Y conociendo bien el material que se traen entre manos, si contratas a Gina Carano es para que pelee. Y si sale La Roca es para que pelee. Si es posible junto a Diesel. Todo eso lo cumplen de carrerilla y siguiendo las instrucciones al pie de la letra. Como un reloj suizo. Evidentemente sigue careciendo de un guión fuerte, pero no le hace falta. El tema de la familia de criminales empieza a estar algo sobado, pero siguen adelante con él porque es lo que esperan los fans. Le da un aire algo “naive” y Disney al corazón de la trama, pero como se toman todo tan a cachondeo… no importa demasiado. Quizá importa más la “resurrección”, que está… bueno, en la línea de la saga. También tenemos un pequeño bache en el ritmo que no tenía la entrega anterior, pero se le perdona. El resto es pura adrenalina.
Así que los fans de A Todo Gas están de enhorabuena. Sobre todo si disfrutaron de Fast Five. Esa es la línea que sigue la película, llevándolo todo un paso más allá. Más grande, más divertida, más salvaje. Sabe mezclar la base de elementos de la saga, con otras como la saga de Bourne o Mission Impossible, o el propio James Bond que se ha subido a ese carro también. Se nota en las peleas, los cachivaches tecnológicos y la aventura en sí. Puede que no sea la mejor película del verano. Pero sin duda será una de las más entretenidas. Siempre que no entremos esperando una película de Haneke, claro. Aquí sabemos a lo que venimos.
Jesús Usero.
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