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sábado, julio 27, 2024
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Fast & Furious 8 ***

Fast & Furious 8 ***Mejor que la anterior entrega, más gamberra y autoparódica, pero sin pies ni cabeza.

¿Qué funciona? Pues lo de siempre, lo que viene funcionando desde la primera, más o menos: acción, acción, acción. Es trepidante como todas las últimas de la saga, incluso demasiado trepidante, porque por mucho que el personal vaya al cine a echarse un rato divertido viendo el circo visual de los coches rápidos y furiosos a todo gas, siempre espera uno que por lo menos le cuenten algo.

¿Qué no funciona? Aquí el guión es la parte más endeble del asunto. Por la vía del espectáculo anda bien servida. Pero el guión parece construido a trompicones, a ideas sueltas, en plan gags cómics enlazados con una trama mucho más minimalista que la de entregas anteriores y que repite los mismos temas insistentemente.




Sabiendo que vamos a ver “otra” de Fast and Furious, y que van ya por la 8, no cabe sorprenderse del tono cada vez más gamberro y disparatado que venden estos productos, dado que es por eso precisamente por lo que vamos a pagar al pasar por taquilla: evasión garantizada. Eso ya se lo digo yo: es muy entretenida. Lo que ocurre es que por ejemplo los personajes son puro recortable, y si encima tienen la osadía de intentar revestirlos de encrucijada dramática, introspección y tragedia, caso del personaje de Toretto, la cosa hace aguas. Creo que Vin Diesel es el mayor perjudicado en esta entrega. Se lo comen Dwayne Johnson y Jason Statham. Juntos o por separado, estos dos tienen las mejores secuencias con la mezcla apropiada de humor paródico del cine de acción en general y de esta franquicia en particular y la acción gamberra y disparatada sin complejos. Ellos son el alma de la fiesta y piden a gritos un spinoff para que puedan lucir la química que tienen en pantalla. Digo que el perjudicado es Diesel porque el guión le juega una mala pasada que muy posiblemente se haya buscado él solo cayendo en una de esas trampas que se tienden a sí mismos los actores cuando se ponen en clave de productor y deciden que quieren explorar la introspección de su personaje y hacerlo más dramático y maduro. ¡Grave error! Haciendo eso, poniéndose intenso, Diesel les ha dejado mucho espacio para lucirse a Johnson y Statham, y ellos han aprovechado la ocasión como suelen: luciéndose a dúo o en solitario. Un ejemplo: la presentación del personaje de Dwayne Johnson en el fútbol es uno de los mejores “chistes” gamberros de la película. El encuentro de Statham con Johnson en la cárcel, la química de los dos, etcétera, da lugar a escenas de acción trepidantes y al mismo tiempo les permite intercambiar diálogos en los que el nivel de autoparodia alcanza sus propias carcajadas. Mientras Diesel interioriza el conflicto de su personaje, Statham se encuentra con Helen Mirren. Diesel también se encuentra con Helen Mirren. Pero basta comparar los resultados de esos dos encuentros para darse cuenta de que el mayor beneficiado por el guión y los diálogos es Statham.

Otra cosa que me ha sorprendido es que no le hayan sacado más jugo al personaje de Charlize Theron. En lugar de sacarse algo del nivel Imperator Furiosa en Mad Max Furia en la carretera, la enjaulan como actriz enchufándole un personaje de “soy mala porque el mundo me hizo así”, con rastas (que por cierto le sientan de espanto), y les sale una Mary Barbie cabreada con el mundo no se sabe muy bien por qué adicta a soltar discursitos tipo Nietzsche que no se come ni el cocodrilo ese del que habla en uno de sus diálogos más soporíferos. Además de eso, pasea palmito en plan “porque yo lo valgo” y deja las huellas dactilares con mucha gracia en todo tipo de pantallas táctiles. Al verla es imposible que no se te escape eso del anuncio, frase mítica: “¡Claro que sí, guapi!”

Por cierto, llegados a este punto, seamos claros: me sobran la mitad de los fast furiosos, parte del “equipo Toretto” vive de las rentas y de chistes con poca gracia que repiten los mismos recursos de las entregas anteriores. Pueden mandar de vacaciones a Nathalie Emmanuel, Tyrese Gibson y Ludacris. Eso sí, no se desprendan de Kurt Russell. Lo suyo es icónico. Y a ver si en algún momento se plantean dejar que el personaje de Michelle Rodriguez crezca algo lejos de la alargada sombrilla de Toretto, porque el papel de novieta sonriente o triste, según el momento, no le pega nada a la actriz.

Miguel Juan Payán


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