Crítica de la película Fast & Furious 9
Sin lógica, sin guión, sin miedo: la más disparatada de la saga.
Vaya por delante que me ha gustado más que la anterior, a pesar de que ésta no tenga submarino. Muy entretenida. Sin ninguna lógica. Ni coherencia interna o externa. Sin más desarrollo dramático que ver cómo hacer que la siguiente secuencia de acción sea aún más disparatada que todo lo que hemos visto antes, en ésta y en todas las anteriores.
Aplaudo a los artífices de esta gamberrada porque es eso, una gamberrada que en todo momento sabe lo que es, que en todo momento sabe lo que quiere ver la gente que va a pagar por verla, que en todo momento se toma a broma, que incluso pone a uno de sus personajes, Roman (Tyrese Gibson) a hacer preguntas incómodas sobre la falta de lógica de todas las aventuras que han corrido, a modo de espejo de las propias críticas a la saga y a esta película que se le puedan hacer en lo referido a verosimilitud.
Aplaudo su caradura y ese paso hacia adelante hacia el despropósito, a calzón quitado y ese lanzarse a la piscina de lo inverosímil hasta sacarle el máximo jugo sin importar más que la acción por la acción, trepidante, espectacular.
Esta novena entrega es una huida hacia adelante, repleta de absurdos y que no te deja opción de ponerte a pensar en nada de lo que te están contando. Confieso que en ningún momento me he enterado, ni me ha interesado enterarme, de toda la palabrería que intentaba explicar lo inexplicable ni justificar lo imposible: me he limitado a pasar el rato.
Y en ese sentido es entretenida.
Es voluntariosamente insolente a la hora de manejar las justificaciones sin justificar para sus personajes, así como el conflicto central de Toretto y su hermano, o las propias motivaciones del antagonista, cuyo giro final es de una poca vergüenza argumental de tal magnitud que casi estoy por aplaudirlo también como una genialidad.
Lo que ya no es tan genialidad es abusar tanto como abusan del imán. Apuesto a que los guionistas debieron de sentir que les explotaba la cabeza cuando se les ocurrió, pero, en serio, lo ordeñan en exceso.
Y dicho todo lo anterior, vamos con lo que menos puedo aguantar. 1: Cuando se ponen filosóficos, esa filosofía de puerta de retrete que se gastan estos mendas desde hace varias entregas, el rollo familia y todos esos mensajes para la vida que tienen la profundidad de un consejo de los Teletubbies. 2: Vin Diesel en pose de tipo duro diciendo algo aparentemente trascendental que no tiene la más mínima trascendencia y parece pensado entre una calada y otra a un porrete mal liado. 3: El intentar justificar científicamente lo que es un “porque me da la gana” de libro. 4: Charlize Theron, otra vez desperdiciada (y esa sorpresa tontorrona de engañar al espectador al final, innecesaria). 5: ¿Qué pinta la hermana de Toretto en este baile?. 6: El humor. Mejor que no se acerquen al humor ni con un palo atado a otro palo: Tyrese Gibson y Ludacris tienen menos gracia de la que ellos pretenden, y la chispa se les gastó hace dos o tres películas. El único chiste bueno es el de Yoda. 7: Relacionado con lo anterior: ¿He dicho ya que han vuelto a desperdiciar lo mejor que tienen: Charlize Theron? Pues lo repito. 8: John Cena debería volver, es de lo más divertido de la entrega con su cara de cabreo perpetuo. No así el flashback, que tiene un tijeretazo rico para dejar la película más cercana a las dos horas. 9: Lo del espacio no es para tanto, se han quedado ahí cortos.
Nota: las tres estrellas es por el morro que tienen y porque no me he aburrido ni un minuto, pero no se emocionen.
Miguel Juan Payán
★
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