Crítica de la película García y García
Simpática comedia con espíritu de cómic español.
El aire de Ibáñez y algunas de sus aventuras en papel, ronda completamente la película protagonizada por José Mota y Pepe Viyuela que dirige Ana Murugarren y que supone un cierre al verano del cine español lleno de comedias que han funcionado bastante bien, lideradas por A Todo Tren, pero también acompañadas de Operación Camarón, la reciente Descarrilados y ahora, esta nueva película que esperemos siga llevando a los espectadores al cine con un humor ante todo físico, disparatado y genuinamente nuestro, tan cercano al espíritu del padre de Mortadelo y Filemón que podría haber salido de sus viñetas sin ningún problema. Y esa es una de sus virtudes, ese aire de tebeo disparatado, particular y por momentos, realmente divertido.
El disparate parte de una confusión. Un error entre dos personas que se llaman igual, Javier García. Uno de ellos es un mecánico en paro, que ha perdido a su esposa y no levanta cabeza. El otro es un triunfador, analista de aerolíneas, a las que rescata en sus peores momentos gracias a su talento para revisar los puntos fuertes y flacos de la empresa. Ambos serán requeridos por una aerolínea lowcost española de terrible fama, al borde del precipicio. Cuando lleguen a Madrid para empezar sus trabajos serán confundidos al tener el mismo nombre, por lo que cada uno acabará en el puesto del otro sin saber muy bien por qué ni qué hacer. Aunque quizá la confusión será el inicio de un cambio en las vidas de todos los personajes.
Un reparto liderado por Mota y Viyuela que aprovecha su talento para la comedia física, para el disparate y para usar sus muletillas habituales con acierto, aprovechando además cuándo están separados lo personajes y cuándo se reúnen y por qué. Todo en poco más de noventa minutos y con secundarios de lujo como Carlos Areces, Martita de Graná, Jordi Sánchez, Ricardo Castella o Jesús Vidal, aunque aparecen nombres como Antonio Resines o Ramón Barea y uno quiere que sus cameos sean algo más. Y la reina de la función, Eva Ugarte, capaz de ganarse a pulso una película para ella sola, con este u otro personaje. Ellos consiguen elevar el guión y sacarnos más de una risa gracias a su talento.
Hay cierto ingenio en la dirección (por ejemplo cómo se enfoca el primer encuentro entre ambos Garcías) y hay humor, pero el guión no siempre funciona. A veces funciona más bien poco. Hay disparate pero a veces hay demasiada convencionalidad, hay momentos salvajes, pero otros demasiado blandos. La propia historia es lo de menos, es una excusa para llevarnos de gag a gag, de chiste a chiste, y no todos funcionan. Areces tiene menos humor del que debería, algo que se muestra en la fiesta final. Jordi Sánchez desaparece de la película, también. Y pese al esfuerzo de todos, el guión necesitaba de una vuelta de tuerca más para que tuviese todo algo más de sentido y, sobre todo, de ese humor que asoma y conquista a ratos. Entretiene, cumple, pero nada más.
Jesús Usero
★
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