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sábado, abril 20, 2024
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Gold ***

Gold ***Oportunidad de lucimiento para Matthew McConaughey en un papel a su medida.

No me parece buena idea que hayan invocado El lobo de Wall Street de Martin Scorsese como reclamo publicitario para este largometraje que sale mal parado en tal comparación sin ser malo. Es un título interesante, que está más cerca de La gran estafa americana pero no tiene a su favor la clave de protagonismjo compartido en grupo de aquella. Gold es sobre todo Matthew McConaughey entregado a un papel en el que se ha dejado el pellejo y para el que incluso se ha hecho un Robert De Niro en Toro salvaje engordando para ponerse a punto con el personaje real que interpreta.

Lo cierto es que el papel es interesante, y su trabajo es lo que mejor funciona en la película, pero el problema es que se le ve poco arropado por los otros personajes, y no tanto por el trabajo de los actores con los mismos, como porque el desarrollo de guión en el resto de papeles no está bien planteado para proporcinoarle algún relevo o alternativa al actor principal de la trama. Un ejemplo claro de ello es el personaje de la compañera sentimental que interpreta Bryce Dallas Howard, o el socio al que da vida Edgar Ramírez, dos actores que hacen bien su trabajo pero a los que el guión no les da la mínima oportunidad de adquirir entidad sólida capaz de equilibrarse con el personaje y el trabajo un tanto totémico, casi de Golem, de McConaughey. El resultado tiene el aspecto de un monólogo en muchos tramos de la historia, y el ritmo del relato se resiente, y es un tanto errático. Otro ejemplo de ello es el personaje de Corey Stoll, que apenas tiene tiempo para ser algo más que un cameo, y otro tanto ocurre con el personaje de Stacy Keach.




Dicho sea de paso, y reparando en Keach, el trabajo de McConaughey y el personaje que interpreta me han recordado una de las mejores películas de John Huston sobre perdedores, Fat City, precisamente protagonizada por Keach. Aplaudo que al contrario de los perdedores guaperas que en su momento interpretaron Paul Newman y Robert Redford en el cine setentero, McConaughey se haya metido hasta las trancas en el papel dando una imagen distinta, algo que por otra parte tampoco es nuevo en su carrera. Basta recordar su contribución a Dallas Buyer´s Club, con la que ganó el Oscar como mejor actor, o su memorable personaje en la primera temporada de la serie True Detective.

Lo que ocurre es que en este caso, con eso no es suficiente para hacer de la película lo que pretende ser y situarse entre los retratos de las trampas que nos ha venido revelando la economía corrupta y mentirosa en los últimos tiempos, y eso la aleja de los logros de El lobo de Wall Street, donde se nota el trabajo al timón del asunto con un director con más personalidad, y La gran estafa americana, mejor defendida desde ese protagonismo en grupo que mencionaba más arriba.

Miguel Juan Payán


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