Crítica de la película Hunter Killer
Cine de acción con submarinos para pasar un rato trepidante y entretenido.
Grata sorpresa para los devoradores del cine de submarinos y el cine de acción trepidante al estilo ochentero, sin más aspiraciones. Ni falta que le hace. Es una película de acción bien presentada y competente. A ver, no es La caza del Octubre Rojo de John McTiernan, y tampoco llega a la ligeramente inferior a aquella Marea Roja de Tony Scott, que son las dos más representativas del género en las últimas décadas, pero sabe explotar el mimetismo y el conocimiento del espectador de los lugares comunes de este subgénero convirtiéndolo en recurso válido para implicar en la historia al espectador. Es como si hubiera mezclado un resumen de esas dos películas mezcladas con una operación de comando en paralelo que toma como referente El único superviviente.
Va rápido al grano, encadena las secuencias con ritmo vertiginoso desde el primer momento y no se anda por las ramas ni pretende ser otra cosa que un pasarratos que recuerda las tramas de las novelas de Tom Clancy, aunque no llegue a desarrollar más allá del mero boceto la propuesta de clave política de sus conflictos y personajes. Aquí de lo que en definitiva se trata es de poner a un submarino estadounidense frente a la armada de la Confederación Rusa y de paso poner a todo el planeta al borde de una tercera guerra mundial con una trama de intriga funcional y muy pragmática que incluye una operación de intento de rescate a tiros de un mandatario ruso. Quienes hayan disfrutado con novelas como La caza del Octubre Rojo de Clancy, Typhoon de Mark Joseph o Typhoon de Robin White, seguro que podrán pasar un rato muy entretenido con esta película. Dura dos horas, y la percepción es de que se trata de una película de hora y media. Buena cosa es esa, señal de que en ritmo funciona. No da tiempo al espectador a que piense demasiado en las contradicciones y se ponga puntilloso con las posibles inconsistencias del argumento, porque todo transcurre de manera tan vertiginosa y fluida que a penas da tiempo a pararse. Es el producto de cine de evasión que pretende ser y en mi opinión cumple perfectamente con lo que se propone, que al parecer es hacerse una especie de mezcla en la línea de las películas que he citado anteriormente, de las que podría ser considerada una especie de multiremake no declarado.
Buena cosa es también que no sus artífices no se engañen a sí mismos y adornen la jugada con subtramas románticas postizas o complejidades psicológicas que acompañen a los personajes. Nada de eso les interesa. Van a lo suyo, al grano y rapidito, sin perderse por caminos secundarios. Eso tiene de bueno que en ningún momento engaña al espectador o a sus clientes potenciales. Es exactamente lo que parece, un homenaje al cine de submarinos más sencillo y resolutivo, eso sí, con un difícil encaje de bolillos que resolver para que la película sea bélica sin parecerlo y encima pueda presumir de instintos antibelicistas mientras la pantalla se llena de explosiones.
No es nada nuevo, pero entretiene con eficacia, y yo lo he pasado bien viéndola.
Miguel Juan Payán
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