Divertido y competente entretenimiento veraniego mezcla de terror y aventura.
Bien realizada, como siempre ocurre con el cine de este director, Infierno azul no es, como algunos han pretendido, el Tiburรณn del siglo XXI, pero tiene elementos de sobra para ser uno de los estrenos mรกs divertidos del verano por su sinceridad a la hora de plantarse simplemente como anecdรณtico espectรกculo visual con โchica + tiburรณnโ, fรณrmula infalible para despertar en el espectador entraรฑables ecos cinรฉfilos de aquel otro estreno veraniego dirigido por Steven Spielberg (en Espaรฑa se estrenรณ en la navidad siguiente), que dio el pistoletazo de salida a la era del cine blockbuster de la que sospecho que estamos viviendo sus รบltimos coletazos.
Jaume Collet-Serra introduce en su relato varios guiรฑos argumentales y visuales que aluden al Tiburรณn de Spielberg y todos ellos son una declaraciรณn de principios que mezcla el reconocimiento humilde de la propia naturaleza del proyecto que estรก dirigiendo โun vehรญculo de entretenimiento fielmente pegado a la fรณrmula, pero al mismo tiempo eficaz- y una astuta maniobra para ganarse la complicidad del espectador precisamente desde el reconocimiento de esa modestia. Es como si desde el principio nos convirtiera en sus colegas de charleta de pelรญculas con tiburones en un chiringuito playero levando ad hocโฆ El truco resulta plenamente, le sale perfecto, porque ya se ocupa รฉl, con su trabajo desde la direcciรณn, de que el asunto tenga las claves visuales adecuadas para funcionar como un reloj suizo, pero sin pretender ser lo que no es.
Esencialmente lo que es Infierno azul es el desarrollo de la anรฉcdota de un ataque de tiburรณn, o lo que es lo mismo, el desarrollo del arranque de la pelรญcula Tiburรณn de Spielberg, pero haciendo que el personaje de Blake Lively sea mรกs interesante que el de aquella otra rubita gritona. Es interesante porque elabora una especie de curiosa mixtura entre aquella desafortunada fรฉmina que dejรณ episรณdica pero no por ello menos sangrienta huella en la mente del espectador (โella fue la primeraโ), y el personaje que interpretara Roy Scheider en el รฉxito de taquilla de Spielberg, del que vamos encontrando otras huellas a medida que se desarrolla la historia como los restos encontrados por el niรฑo, la ballena medio devorada, los cangrejos, esa boya que es el equivalente de รบltimo reducto de lo que fuera la barca casi hundida desde la que el personaje de Scheider libraba su รบltima batalla para sobrevivir, el propio escualo convertido en asesino en serieโฆ
Consciente de su propia naturaleza de anรฉcdota, la pelรญcula mide cuidadosamente su tiempo alcanzando un metraje justรญsimo para no agotarse y llegar a la meta, el desenlace sin perder fuelle. Le reprocho รบnicamente esa tendencia a buscar la pincelada melodramรกtica que por su previsibilidad y su excesiva carga de tรณpico metido con calzador, alusivo a la mujer atada a la maternidad y las โemociones femeninasโ, se convierte mรกs en brochazo que en pincelada y emborrona el personaje de Blake Lively, del que si me apuran no necesitamos conocer ese pasado โemotivoโ y melodramรกtico totalmente ajeno a la aventura propiamente dicha y que se convierte en lastre.
Miguel Juan Payรกn
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