Mejor en todos los sentidos que la anterior película. Un soplo de aire fresco en la franquicia con aroma a la película original de Steven Spielberg, servido con mucha elegancia y saber hacer por nuestro J.A. Bayona, director que ha sabido labrarse una carrera dentro de nuestro cine llena de éxitos incontestables que tenían aroma de cine de Hollywood, pero eran muy nuestras, como Lo Imposible o Un Monstruo viene a verme, y que además le sirvieron para llamar la atención de la industria americana, quienes primero le ofrecieron la secuela de World War Z que no termina de ver la luz y que rechazó finalmente para ponerse al frente de esta secuela de Jurassic World que es ya la quinta entrega de la saga de dinosaurios más famosa de la historia del cine. La verdad, el cambio no podía haberle sentado mejor. Todos conocéis los problemas que tuve con Jurassic World, una película entretenida, correctamente rodada, pero sin personalidad, apostando más por el espectáculo visual puro y duro que por contar una buena historia, con personajes muchas veces insoportables (esos niños) y con un guión que hacía demasiadas aguas para no contar nada nuevo…
No sé hasta qué punto le habrán permitido a Bayona meter mano al guión de Colin Trevorrow y Derek Connelly, los responsables creativos de este regreso al mundo jurásico, sobre todo Trevorrow que también fue director de Jurassic World… Repito, no sé hasta qué punto habrán dejado que Bayona retoque algunas cosas, aunque seguro que no ha sido fácil si lo ha logrado, pero el guión es mejor, sin ser para tirar cohetes, y los fallos, los delitos y faltas de la película, son casi todos debidos a ese mismo guión que a veces tiende a pensar que, por el hecho de haber dinosaurios, el público va a aceptar absolutamente todo lo que aparece en la pantalla sin protestar. Y no es así. La resolución de alguna trama es poco creíble en el mejor de los casos, algunos personajes siguen siendo insoportables o directamente sobran, y la lógica de la historia no siempre está presente… Pero mejora una barbaridad respecto a la anterior película. La trama es más elaborada, los protagonistas están más definidos y han evolucionado, el personaje de la niña es superior y mucho al de los dos chavales de la otra película… E incorpora elementos de, por ejemplo, cine de terror, que en las manos del director, se convierten en clave para la película.
Elementos que aparecían por ejemplo en la primera entrega, pero que se fueron perdiendo poco a poco con el tiempo y las secuelas. Pero parece que Bayona está dispuesto a recuperarlos, con una primera parte de la película con un tono más aventurero y cercano a El Mundo Perdido, a la que también homenajea, y una segunda que tiene parte de El Mundo Perdido, pero también, y sobre todo, de los momentos de terror de Parque Jurásico, del uso de las sombras, la oscuridad, los sustos e incluso un punto de violencia que aquí hace acto de presencia de forma muy directa, y que me lleva a preguntarme cómo habrán evitado la calificación R y conseguido el PG13, además de evitando la sangra explícita (porque alguna amputación y muerte bastante gráfica tenemos. Con homenaje a Parque Jurásico incluido). Y en esos elementos de terror, Bayona se mueve como un pez en el agua, con señas de autor pero elementos que recuerdan a Frankenstein, a Caperucita Roja (incluyendo el encuentro con el Lobo Feroz) o a Nosferatu, lo que da un sabor cinéfilo de primera categoría, de auténtico lujo.
La película además de tener esas referencias de cine de terror, no rehúye el espectáculo visual de primero orden, sobre todo en su paseo por la isla, con escenas que resultan memorables (la acuática, la lava, la “despedida en el muelle”…) y que luego dejan paso a ese mundo más íntimo, si es que eso puede suceder en el universo de Parque Jurásico, con un par de giros más que interesantes. Ese espacio donde la oscuridad es mayor y donde llegan esos momentos que lo mismo son los más recordados de la película, aunque no tengan tantos efectos visuales. Que los tienen, por supuesto. Y además a lo largo de la película el director nos coloca un montón de homenajes a la saga jurásica pero mucho menos evidentes que en la entrega anterior, ya sea en un plano, en una muerte, en una escena… no lo señala continuamente, aprovecha el momento para colocarlo sutilmente y dejar que el espectador se dé cuenta o no. Es más efectivo de ese modo, porque requiere, ante todo, de la atención del espectador, permite que sea como un juego en busca de los huevos de pascua que ha escondido el director, que no son pocos.
La película supera las dos horas de metraje y entretiene muchísimo. Hace que olvidemos esos pequeños fallos de guión, que son menos que en la película anterior, y además tenemos a las dos anclas de la película anterior, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, desplegando carisma y mejorando sus personajes, que evolucionan y crecen, sin tanto polvo y paja (ojo a como se ríen sutilmente del tema de los zapatos de tacón de la primera película, y ojo a como resuelven tema relaciones románticas…) acompañados además de nombres como James Cromwell, Toby Jones (un villano tan tópico como adorable… porque los verdaderos villanos son los dinosaurios), Ted Levine (otro homenaje…) o Rafe Spall. Sin olvidar del regreso de Jeff Goldblum, la siempre interesante presencia de BD Wong ya habitual, Isabella Sermon, la gran debutante que hace que olvidemos a los mediocres niños de Jurassic World. Eso sí, la presencia de Daniella Pineda y, sobre todo, Justice Smith, no aporta demasiado… no por el reparto, sino por cómo trata el guión a los personajes… Detalles menores. Es una película divertida, entretenida y, por fin, digna heredera de la original, con su mezcla de cine de terror y aventuras para toda la familia, con su gran pulso narrativo y con esos detalles que le aportan la personalidad que las otras no tenían…
Jesús Usero
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