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jueves, abril 18, 2024
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La Aparición ★★

La Aparición ★★

Crítica de la película La Aparición

Xavier Giannoli no levanta el vuelo en esta confusa historia, sobre la supuesta conexión de la Virgen María con una joven francesa.

Un paisaje boscoso y desangelado, rodeado de naturaleza salvaje y susurrantes montañas, es la mejor arma que utiliza el director Xavier Giannoli para elaborar esta oscura película sobre manifestaciones marianas, y negocios florecientes en torno a las creencias religiosas.

El responsable de Madame Marguerite escoge una amplia gama de tonos grisáceos y aparente sobriedad, para ilustrar este relato de quebradizo discurso narrativo; en el que una adolescente llamada Anna dice ser la privilegiada interlocutora de la madre de Jesucristo.

El guion antecede los hechos con un artificioso prólogo de verosimilitud, que no responde a las expectativas creadas. Esa aparente pátina de documentalismo profesional se halla personificada en el papel del periodista Jacques Mayano (a quien presta su endurecido rostro el actor Vincent Lindon), y a través de su mirada -algo incrédula, por cierto- es como se suceden los acontecimientos exhibidos en el filme.

La trama comienza con la amargura existencial del citado periodista tras la muerte de su compañero, mientras ambos cubrían una noticia. Anegado por la tristeza y la amargura, el profesional de los medios es solicitado por el Vaticano, para hacerse cargo de investigar la verdad o la mentira que existe detrás de las mediáticas apariciones de la Virgen María, materializadas por boca de una chica adolescente y huérfana de una remota región de Francia. Mayano duda de su validez para el encargo, pero la insistencia del cardenal que le llama hace que al final acceda a efectuar el trabajo. De esta manera, el hombre se dirige al pueblo montañoso donde se han producido las apariciones. Pese a la reticencia del párroco de la zona, el protagonista comienza a entrevistar a Anna; y lo que descubre confunde sus propias creencias, sin saber a qué se está enfrentando realmente.

Giannoli desarrolla el argumento con un ritmo pausado y bastante reiterativo, en el que únicamente funciona la conexión emocional y afectiva, establecida entre los papeles encarnados por Vincent Lindon y Galatéa Bellugi (quien efectúa una caracterización más que notable, en la piel de la frágil e introspectiva Anna). Sin embargo, la elección de ese adagio escénico se atisba pronto como contrario a alimentar el necesario interés. Tanto la parte de la corrupción espiritual de ciertos grupos religiosos como la dedicada a la veracidad o mentira de las apariciones de la Virgen María están tratadas de manera poco clara, lo que provoca que la investigación del periodista quede deslustrada por una trama de suspense mal construida, y deficitaria en cuanto al ansiado enganche.

El pétreo físico de Vincent Lindon y la naturaleza compacta del resto de los componentes de la obra generan más bien desapego que atracción; aparte, la acumulación de historias tangenciales no hace más que añadir obstáculos para seguir el laberíntico guion.

Al final, lo que queda es una película que, lejos de provocar un reflexivo debate sobre la creencia en las manifestaciones sobrenaturales en seres anónimos, evidencia la falta de concreción en sus tesis argumentales; además de presentar una evidente sensación de agotamiento físico y mental, que se acrecienta conforme avanza el metraje del filme.

Jesús Martín

©accioncine 

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Jesús Martín
Soy un auténtico apasionado de las películas que despiertan la imaginación

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