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jueves, abril 18, 2024
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La trama (Broken City) ****

La trama (Broken City) ****

La trama, intriga muy convincente y bien construida sobre su trío de protagonistas. Lo mejor son los actores.

Actores que responden a un buen guión. Actores bien respaldados por el trabajo de construcción de personajes y diálogos. La trama recuerda el trabajo que se aplicaba a las tramas policiacas en los años setenta, antes de que llegados los ochenta el cine empezara a perder su verdadera identidad como mecanismo de fabulación para dejarse enredar en los laberintos del alarde visual y el estallido de la acción por la acción. En ese sentido, La trama tiene muchos puntos en común con Jack Reacher, se me antojan las dos, y lo digo en positivo, a título de piropo, muy setenteras, muy curradas en su construcción de la intriga sustentada esencialmente en torno al buen trabajo de todos sus actores y especialmente de sus tres principales ganchos en el reparto. En ese sentido me recuerda más el trabajo que se lleva a cabo en las mejores series de televisión que pueden verse en la actualidad, más pulido, más maduro, más sólido en la mayor parte de los casos, quizá porque el propio medio televisivo tiene como consecuencia un mayor cuidado del trabajo sobre los actores que el cine de nuestros días.

Pondré un ejemplo más claro por si alguien no lo ha pillado: Los vengadores y El caballero oscuro, la leyenda renace (o para el caso cualquier otra de las entregas sobre Batman dirigidas por Christopher Nolan o ya puestos cualquier trabajo de Christopher Nolan) no consiguen meterse al público en el bolsillo por sus efectos visuales, y su espectáculo no está en hacer volar media ciudad por los aires. Lo que nos interesa de ellas son sus personajes, y éstos nos interesan porque están sustentados en un cuidado muy especial en el trabajo de su grupo de actores. Imaginen a Los Vengadores sin Robert Downey Jr. o extirpen a Christian Bale de la trilogía de Batman y empezarán a hacerse una idea de lo que quiero decir. Pero cuando me refiero al trabajo de los actores no quiero decir que el mérito esté sólo en ellos, sino también en cómo les han construido una historia que envuelve su trabajo y refuerza sus personajes, unos diálogos que le dan vida a lo que dicen. Es decir, que el Hulk de Los Vengadores no es mejor o más convincente porque Mark Ruffalo sea mejor actor que Eric Bana o Edward Norton, otros dos grandes actores, sino porque éstos dos últimos estaban peor arropados por la historia, personajes, diálogos e incluso por los efectos visuales que convertían a sus Hulks en muñecos animados y a ellos en títeres de esos efectos visuales. El Hulk de Ruffalo es mejor porque está construido poniendo los cimientos de ese edificio-personaje en Ruffalo, esto es, en el actor, no en los efectos visuales para convertirlo en un gigante mazas que destruye edificios (como siempre hay voces discrepantes, una pista: comparen la presentación del personaje de Bruce Banner en las tres películas, por ahí van los tiros…).

Volviendo a la película que nos ocupa, quienes busquen persecuciones trepidantes, misiones imposibles, explosiones y demás pirotecnia visual deben buscar en otro sitio, porque los fuegos artificiales que nos ofrece La trama están en la interpretación de sus actores y la consistencia de su historia de intriga. No esperen un tiroteo en plan John Woo porque de eso no hay en esta película, y tampoco le hace falta para engancharnos a su historia.

Eso sí, en el caso de que hayan leído novelas policíacas de Michael Connelly, puede que el asunto les resulte más familiar, y es muy posible que esta película les convenza tanto como a mí, porque su protagonista me ha recordado mucho al detective Harry Bosch creado por Connelly. Tenemos por tanto a Mark Wahlberg muy convincente, como siempre desde su construcción minimalista del personaje, en el papel de un policía con pasado oscuro metido en líos en su faceta como detective por un alcalde corrupto al que da vida Russell Crowe, clavando un personaje que parece haberse escapado de las páginas de cualquier periódico de la actualidad o de un informativo de televisión plantado a la puerta de un juzgado a la caza de los amigos de la corruptela. Uniendo a ambos, una ejemplar Catherine Zeta-Jones que ejerce el estrellato como una mujer fatal del cine negro clásico y en esta película además recuerda por su belleza elegante al estilo del Hollywood dorado a Gene Tierney en Laura o a la Joan Bennett de La mujer del cuadro y Perversidad.

Junto a estos elementos, una trama de intriga que gira en torno a un tema plenamente actual. Lo policíaco se pone aquí al servicio de la denuncia sin renunciar al entretenimiento, entrando en el territorio de las películas de conspiración y tema político que abundaban en el cine estadounidense de evasión de los años setenta, cuando los estrenos más taquilleros eran títulos como El último testigo, Los tres días del Cóndor, Todos los hombres del presidente…

Dicho de otro modo, y aunque las comparaciones sean siempre odiosas, digamos que aquí hay guión y construcción de personajes, y no sólo posturas, postales y despliegue de abalorios como en otras recientes muestras de cine policíaco con pretensiones y recursos amplios pero sin demasiada originalidad y el talento limitado a la copia que han llegado recientemente a nuestra cartelera.

La trama es entretenida. No creo que hagan falta más mimbres para construir una buena propuesta cinematográfica comercial. Si con eso no les basta, Crowe está en su salsa ejerciendo como trasunto de Mefistófeles corrupto. Catherine Zeta-Jones luce su madurez con brillantez. Y Mark Wahlberg no es Marlon Brando, pero siempre convence y se tiene muy calada a la cámara.

Miguel Juan Payán

Opiniones del público a cargo de nuestro redactor Víctor Blanco.

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