Conmovedora historia en clave de comedia con un sensacional reparto. Tan sensacional es el reparto y tan interesante y por momentos brillante es la pelรญcula, que resulta extraรฑo que no haya sido una de las nominadas en los Globos de Oro y los Oscars, que han terminado por acordarse sรณlo de la maravillosa interpretaciรณn de Helen Hunt, dejando de lado al resto del reparto y la pelรญcula, una pequeรฑa joya que recuerda a otras que sรญ estรกn nominadas, como El Lado Bueno de las Cosas. Para que nos entendamos, es una pelรญcula que habla de algo realmente triste o desafortunado, como es la invalidez de un ser humano, pero lo hace desde un punto de vista optimista y sencillo, sin caer en el melodrama o hacer que la situaciรณn pase por lรกgrimas y desgarro emocional. Aquรญ los personajes son mรกs reales y cercanos que todo eso, mรกs humanos, mรกs de carne y hueso, y aceptan lo que la vida les ofrece con una sonrisa mejor que con una lรกgrima. Al final es lo que nos hace tirar hacia adelante.
Lo de la ausencia de nominaciones a los Oscars es curioso porque es el tipo de pelรญcula que en la Academia de Hollywood suele gustar y mucho, si no para ganar, al menos sรญ para nominar, y la interpretaciรณn de John Hawkes recuerda a otras que sรญ obtuvieron el reconocimiento merecido con pelรญculas como Mi Pie Izquierdo, protagonizada por Daniel Day Lewis, nominado (y posiblemente ganador) este aรฑo por Lincoln. Quizรก los miembros de la Academia empiezan a cansarse de que se les acuse de sรณlo acordarse de los actores cuando hacen papeles de personas con discapacidad fรญsica o mental. Poco probable cuando El Lado Bueno de las Cosas estรก nominada, por ejemplo. Otra posibilidad es que la pelรญcula haya pasado desapercibida, pero la nominaciรณn de Helen Hunt hace pensar que tampoco. O tal vez habรญa demasiadas pelรญculas buenas en la terna de posibles nominadas y a Las Sesiones le tocรณ quedarse fuera.
Sea cual sea el caso, nos encontramos ante una pelรญcula sencilla y sin muchos alardes, que nos traslada a finales de los aรฑos ochenta, y nos cuenta un momento, un instante en la vida de Mark OโBrien, un hombre que padeciรณ la polio de niรฑo, lo que le ha dejado postrado en una cama de por vida, sin poder mover mรกs que la cabeza, lo que no le ha limitado en la vida. Poeta y periodista, acaba de perder a un gran amor, pero eso no le impide seguir tomรกndose la vida con humor e ironรญa, seguir siendo creyente (acude a confesarse con su pรกrroco asiduamente) y no rendirse. Sus problemas, o su salvaciรณn, llegan cuando le piden escribir una serie de artรญculos sobre los discapacitados y el sexo, lo que le lleva a plantearse su vida y desear explorar por primera vez esa experiencia para escribir de primera mano. Asรญ que contrata a una terapeuta sexual que le abrirรก los ojos a un nuevo mundo de sensaciones, aunque quizรก sea รฉl quien termine por abrirle los ojos a ella y a todos los que le rodean.
Una de las cosas que mรกs gratamente sorprenden de Las Sesiones es su tratamiento del sexo, lejos de exhibicionismos vacรญos, guerras pasionales en la cama o conquistas erรณticas, es una pelรญcula que gira en torno a la sexualidad pero desde el prisma de la comprensiรณn y el contacto fรญsico como algo imprescindible para la madurez emocional. Visto con humor, a veces con miedo, con ternura y con elegancia pese a los desnudos constantes, la pelรญcula se mueve como pez en el agua con uno de los temas tabรบ de Hollywood porque ni juzga a los personajes (y el componente religioso podรญa haber hecho que las cosas tirasen por ese camino), ni dramatiza el sexo. Dramatiza lo que puede suceder antes o despuรฉs, las implicaciones emocionales, lo que da forma al ser humano, no el acto en sรญ.
El veterano director y guionista Ben Lewin, casi un desconocido pese a llevar trabajando en la industria desde mediados de los setenta, centra su historia en los personajes y el humor, en lo cotidiano, en lo que cualquier, postrado en una camilla o no, puede identificarse y hacerle sonreรญr cuando piensa en el sexo y sus primeras veces. Las hilarantes confesiones con el cura, las charlas con la terapeuta tras las sesiones, la cuidadora del protagonista con el dueรฑo del motel que visitan mientras esperaโฆ Todo resta gravedad a la situaciรณn de OโBrien, haciendo olvidar su sufrimiento. O, mejor dicho, haciendo que no nos compadezcamos de รฉl.
Y para darle vida un John Hawkes que se ha convertido en un autรฉntico camaleรณn y al que veremos en nada en Lincoln en otro brillante papel, aquรญ sin moverse, pero ejerciendo de nรบcleo de la historia merced a su voz y su mirada. Sin forzar nunca la situaciรณn. Sensacional. Acompaรฑado de una brillante Helen Hunt, valiente en sus desnudos, pero mรกs valiente a la hora de mostrar las emociones de un personaje hermรฉtico a ellas en apariencia. O ese sacerdote que moldea la religiรณn segรบn conviene, con infinita paciencia, interpretado por el genial William H. Macy. Sin olvidarnos de Moon Bloodgood, Adam Arkin, W. Earl Brown o Rhea Perlman.
Hay drama, por supuesto, pero muy bien colocado y muy elegantemente resuelto. Los celos del marido de Hunt, las brillantes escenas de despedidas, sean en un parque o en la puerta de un motel, la desgarradora escena en la que OโBrien cree que va a morirโฆ Magnรญfico todo hasta llegar al final, donde el director, incomprensiblemente, opta por un final melodramรกtico, previsible y visto una y mil veces, optimista pero simplรณn. Lejos de la compleja sencillez del resto de la pelรญcula. Lejos de su magia. Es un leve borrรณn que no empaรฑa una pelรญcula magnรญfica, provocadora en sus temas y planteamientos, inteligente, divertida y que apetece volver a ver, que no destaca el problema de su protagonista, sino lo que aporta a las personas que le acompaรฑan en su vida. Pero al final puede que sea eso lo que la ha mantenido alejada de los premiosโฆ Quiรฉn sabe.
Jesรบs Usero.
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