Reino Unido se convierte en la esperanza de la comedia romántica. Con las claves de Richard Curtis, pero pasadas por la batidora con el guionista de Borat y Bruno, que añade mucha mala uva, sarcasmo a veces feroz y momentos realmente incómodos para todos, la película se eleva por encima de otras muchas comedias románticas porque… no tiene encanto, ni lo busca. Busca reírse de ciertas cosas, empezando por el matrimonio, y lo consigue con un gran reparto y una selección de chistes realmente acertados. Aunque no lo tiene tan claro a la hora de desarrollar el romance y ponerlo en pantalla. Se nota que realmente le interesa menos, más pendiente de tirar de cosas más potentes e interesantes. Pero claro, se supone que la clave de una comedia romántica es también el romance…
Una pareja que se casa al poco tiempo de empezar a salir juntos, y tras nueve meses empiezan a sufrir los problemas de un matrimonio precipitado y realmente absurdo que no lleva a ninguna parte. Ambos se siente atraídos por otras personas. ¿Sobrevivirá su matrimonio al nuevo romance o serán fuertes y seguirán juntos? Digamos que el final convence a medias… si ven la película entenderán perfectamente a qué me refiero. El resto es, ante todo, una sucesión de personajes y personajillos que en la comedia funcionan como un reloj y más allá de eso… se dejan ver, que es el lastre de la película. Pero no por eso es menos apreciable… porque las risas son… frecuentes.
Juntas al mencionado guionista de Bruno y Borat, Dan Mazer, junto a actores como Rafe Spall, Rose Byrne, Minnie Driver, Olivia Colman, Jason Flemyng… y el resultado sólo puede ser comedia. Sobre todo con un sensacional Stephen Merchant que tiene algunas de las mejores, y más incómodas, frases de guión del año. Ya desde la boda con las damas de honor y el invitado negro… sabes que va a cubrirse de gloria, como siempre. Peor parados salen los dos americanos, Simon Baker y Anna Faris, a los que, sobre todo, no les dan el mismo material cómico que a los demás actores, y se nota. Son mucho menos interesantes que el resto…
Tras poco más de una hora y media de película que pasa volando, tienes claro que Mazer no cree mucho en el matrimonio (aunque lo que dice Driver sobre el suyo con Flemyng es sensacional… toda la película), poco en el amor (lo justo) y mucho en el humor y en dejarse guiar por los instintos. Hay chistes que uno sigue rememorando y riéndose entre dientes de lo crueles que son (los padres de ella, un marco digital… hasta aquí puedo leer), diálogos ácidos, mucho sarcasmo y surrealismo, pero no termina de cuajar por ese empeño romántico que nos deja pensando que sí, que mucho cinismo, pero al final… Una pena, porque podía haber quedado una película mucho, mucho más redonda. Y el resultado es divertido, mucho, apreciable, pero no perfecto. Ahora bien, comparado con lo que suele llegar del género desde Estados Unidos… les da mil vueltas.
Jesús Usero
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK