Crítica de la película Liga de la Justicia
Convincente película de superhéroes de DC.
Dos horas justas de proyección, que pueden parecer pocas si tenemos en cuenta que lo habitual en el género es irse hasta las dos horas y media últimamente, sobre todo cuando se trata de grupos de personajes en acción. En esta ocasión DC ha optado por reducir la duración de la película, que inicialmente se rumoreaba que duraría casi tres horas, para potenciar las secuencias de acción y el tono épico de la historia. Sí, tiene más humor que Batman v Superman o El Hombre de Acero, pero está perfectamente integrado en la historia y tiene un sentido. Y si no me parece que esté a la altura de algunas de las anteriores, como explicaré en estas líneas, no tiene que ver con el estilo o con el hecho de que me hubiese aburrido, que no es el caso ni mucho menos. Tiene que ver con el desarrollo dramático de los personajes, con sus ideas de fondo, más que de forma. Porque al final Liga de la Justicia es un entretenimiento de lujo, y no busca más que eso. Un episodio dentro de una gran saga, el primero de varios esperemos.
No ha sido un parto sencillo el de esta película. Tras el fiasco de crítica de Batman v Superman (que nunca me cansaré de defender una y otra vez contra viento y marea), y pese a la enorme acogida de Wonder Woman, con la nueva película se era cauto, y más con Zack Snyder detrás de las cámaras. Muchos temían otra fría acogida como la de su anterior película. La tragedia acompañó a la película cuando a inicios de año la hija de Zack Snyder falleció, haciendo que el director y su esposa dejasen la postproducción de la película, que pasó a manos de Joss Whedon, quien dirigió escenas nuevas durante cuatro semanas en verano, con diversos problemas añadidos. La película tiene un coste final de 300 millones que evidentemente esperan recuperar en las salas de cine. Pero la sensación que tenían muchos es que se encontrarían ante una película híbrido entre los dos estilos, entre el tono épico de Snyder y el tono también divertido y ágil de Whedon, que, para quienes lo hayan olvidado, es un director que controla la épica de las historias de forma brillante como demostró no sólo en Los Vengadores, sino en sus series de televisión.
Pero el resultado de este híbrido no es tanto un monstruo de Frankenstein, sino una mezcla bien combinada entre ambos estilos. Cuesta mucho hablar de momentos especiales sin hacer spoilers, así que espero que entiendan que simplemente hable de pasada de ellos. La película controla sus virtudes con un ritmo brillante, en el que siempre están pasando cosas que nos llevan a la siguiente secuencia de acción, algunas de las cuales son simplemente brutales, ya sea una en el pasado, las amazonas dando guerra, el momento de los túneles o la propia batalla final. Hay al menos 8 o 9 escenas de acción en toda la película, lo que debería hacerles una idea de lo que supone Liga de la Justicia, con una duración de dos horas. Es espectáculo, es acción y es visualmente apabullante por momentos, aunque eso haga que su parte dramática se resienta, porque lo que hace la película al final con el drama de los personajes es introducirlo para las siguientes películas en solitario de los personajes. Pasa sobre todo con Flash, Cyborg y Aquaman, cuyas historias personales apenas son introducidas aquí, no hay mucho que explorar al respecto porque no hay tiempo para ello. Y tampoco importa, esta película no trata de eso.
Sí, en términos dramáticos es menos película que Batman v Superman y El Hombre de Acero, de ahí que tenga menos puntuación para mí. Pero la película pretende deambular por otros caminos, y lo consigue con gracia y ritmo. Y ante todo lo que consigue entretener. Y aprovechar la excelente química que hay entre los personajes y sus intérpretes. Flash sigue sin ser Barry Allen, aquí es más Bart Allen, pero es el contrapunto cómico perfecto para el resto de personajes, cuyas relaciones entre ellos disfrutan de ese toque Whedon que las hace tan interesantes y apetecibles. Aunque finalmente sea Batman en gran medida el núcleo de las mismas, pero Wonder Woman y Cyborg, Flash y Cyborg o Aquaman en sí mismo, disfrutan de momentos entre ellos que van de lo divertido a lo trágico, y que les hacen muy humanos. Quien más sale ganando es Aquaman, que nos deja con ganas de ver más en su próxima película que ha dirigido James Wan, pero sin duda el resto tienen un encanto muy singular y una excelente química como grupo. Además se nota que los actores se lo han pasado de lo lindo.
Puede que JK Simmons o Amber Heard mereciesen más tiempo en pantalla, y que echemos de menos personajes que habían prometido estarían. Incluso que los trailers nos han enseñado escenas que no aparecen en la película, muchas de ellas con el propósito de despistar al espectador. No es algo que echemos demasiado en falta. Porque el espectáculo está servido y porque lo que nos queda es fascinante. Incluso Lois Lane y Martha Kent tienen momentos para brillar en la película, con unas subtramas más que interesantes ante la desaparición de Superman. Que no voy a confirmar si vuelve o no, claro está. Para eso hay que ver la película y dejarse llevar por su ritmo trepidante y sus personajes, que son iconos imprescindibles del cómic que dan el salto a la gran pantalla en muchos casos. Más ligera, más breve, más ágil aunque con menos poso. Una carta de presentación formal de un universo que sigue creciendo y evolucionando, aunque parte del humor y el tono más ligero pueda acercarla a Marvel. Pero sin perder nunca su personalidad propia, algo que se nota en la fotografía o el montaje. No es ni de lejos la mejor película del género, pero es un caramelo al que es difícil resistirse.
Jesús Usero
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK