A pesar de la nula incidencia de contagios en estos espacios, el sector de la exhibiciรณn estรก recibiendo un duro golpe del que le va a costar recuperarse.
Segรบn los datos presentados por el Ministerio de Sanidad, en los que se desglosa la incidencia del virus por sectores, en las actividades culturales solo se ha registrado un brote de los 8.488 detectados, y no se tiene constancia de que este haya sido en un cine. Si es asรญ, podrรญamos hablar de que tras cuatro meses abiertos no se ha producido ningรบn brote. Segรบn este informe, la incidencia del Covid-19 en las actividades culturales es de un 0,01%, un porcentaje muy bajo en relaciรณn con otros sectores como el del ocio nocturno o la hostelerรญa.
Estos datos se pueden explicar por varias razones. Por un lado, la baja interacciรณn social que hay en una sala de cine, siendo una actividad que se realiza en silencio y en muchas ocasiones con personas convivientes; y por otro, los estrictos protocolos sanitarios que se estรกn llevando a cabo (obligatoriedad de mascarilla, dispensadores de gel hidroalcohรณlico a disposiciรณn del pรบblico, separaciรณn de espectadores, aumento de la frecuencia de limpiezaโฆ) junto con los รณptimos sistemas de ventilaciรณn de las salas han minimizado el riesgo de contagios.
La suma de todas estas actuaciones hace que la probabilidad de contagio en un cine sea mรญnima, ya que la retirada puntual de la mascarilla para el consumo de alimentos o bebida no ha afectado al nรบmero de contagios. Por ello, no se entiende que comunidades autรณnomas como Cataluรฑa, Navarra, Castilla y Leรณn o Aragรณn hayan tomado medidas tan desproporcionadas como el cierre de cines o la prohibiciรณn de comer y beber en las salas, cuando hay otros sectores con una incidencia del virus muy superior. Estas medidas y la ausencia de grandes estrenos solo comprometen seriamente las posibilidades de recuperaciรณn de los cines, a pesar de que han sido y son lugares seguros.
Alejandro Gรณmez
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