Curioso ejercicio de cine histórico que esquiva la épica fácil en beneficio de la sobriedad.
Matthew McConaughey se echa sobre las espaldas una película difícil de vender a primera vista al público actual, si bien contiene elementos sobrados para posicionarse como una de las propuestas más interesantes que han llegado a la cartelera en los últimos meses.
El caso es que podría haber sido una película de acción al uso, pero desde sus primeros compases en la Guerra Civil se empeña en dejar claro que su registro es otro. La elección del director a la hora de abordar el argumento, basado en hechos reales poco conocidos fuera de Estados Unidos, pero no por ello localistas, ni en lo geográfico ni en lo cronológico, es apostar más por los personajes que por los acontecimientos propiamente dichos. Significa esto que en esencia estamos ante una película defendida más por sus actores que por la pirotecnia trepidante de los enfrentamientos armados que se suceden en el relato pero permanecen siempre en segundo plano.
Es cierto que resulta más interesante en su propuesta inicial que en su desenlace, principalmente porque el amplio arco de acontecimientos que se abarca en el relato no está del todo bien calibrado y presenta serias dificultades para abordar todos los aspectos de su compleja historia como merecen. Viendo la película resulta difícil no pensar que el proyecto habría estado mejor servido en el formato de una miniserie de televisión que en el de un largometraje. Su sobriedad y madurez en el tratamiento del tema así como su planteamiento visual nos llevan a pensar en esa alternativa para solventar esa cierta ruptura del ritmo narrativo, que se percibe en la resolución del personaje de Moses interpretado por Mahershala Ali en la campaña electoral. No es casualidad que sea justo en esa escena cuando el ritmo de la película llega incluso a romperse y se produce cierta sensación de agotamiento del relato, porque es precisamente ese personaje el que más se habría beneficiado de una ampliación del metraje en formato de miniserie, alcanzando la importancia de co-protagonista que sin duda merece pero en el formato de largometraje que llega a los cines no tiene. Moses tiene así en cine un carácter de secundario que claramente en un abordaje de miniserie habría sido de co-protagonista junto al personaje de McConaughey, sirviendo así de forma más coherente a la propuesta argumental y de igualdad que hace la película.
El otro punto a discutir es la alteración del orden cronológico de los sucesos en el relato, ese flashforward que no llega a asentarse plenamente en equilibrio de importancia con la parte de la Guerra Civil. Rompe el ritmo sin acabar de ganarse su propio espacio en el conjunto. Es el otro elemento que nos hace pensar que Los hombres libres de Jones no sólo habría estado mejor servida en un formato de miniserie, sino que de hecho pareciera haber sido concebida como tal, viéndose luego limitada por su explotación como largometraje.
Ese puede ser un factor de despiste que impida valorar adecuadamente las mejores aportaciones de la película, que como digo es una de las más sólidas y maduras en el tratamiento de asuntos históricos que nos ha propuesto la cartelera en el presente curso.
Miguel Juan Payán
COMENTA CON TU CUENTA DE FACEBOOK
