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miércoles, mayo 15, 2024
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Los mercenarios 2 ****

Los mercenarios 2 ****

Los mercenarios 2: Mejor que la primera. Una hora 40 de acción imparable cargada de autoparodia, estrellas y balas. Muy divertida.

Rambo, Terminator, John McClane y Chuck Norris juntos dándole al gatillo. ¡Superen eso! Imposible. Los mercenarios 2 nos zambulle con alegría y sin falsos complejos en una aventura trepidante salpicada con sangre, sudor y balas y habitada por los amos del cine de acción de los años ochenta y noventa.

Y descubrimos que… ¡siguen siendo los amos!

Conocedores de lo que espera el público de ella, los artífices de esta segunda entrega de las peripecias del comando de soldados de fortuna de Barney Ross superan sin problemas a la primera y cumplen perfectamente con las expectativas de diversión que ha generado en los espectadores.

Al grito de: ¡La sopa quema! nos meten de cabeza en un rescate inicial que tiene casi la misma dosis de acción en unos diez minutos de metraje que cualquier otra película en hora y media.

Anticipo ya que algunos comentaristas, tertulianos y autócratas de púlpito, profesionales o no, se dejarán caer con comentarios prepotentes y supuestamente sarcásticos sobre la calidad de la película, pretendiendo guiarnos a los demás en plan déspota hacia los paraísos intelectuales que simulan frecuentar pero en los que lamentablemente no les han enseñado a respetar los gustos ajenos, especialmente si son los de la mayoría. El elitismo intelectualoide más rancio y recalcitrante estará afilando ya las bayonetas contra la película esperando a ponerla a caldo incluso antes de echarle un ojo (algo que está muy feo), de paso que nos afean la conducta a los demás por pasarlo tan bien viendo este tipo de producto. Es inevitable. En este corral que es el mundo tiene que haber de todo, para que no nos aburramos. Pero yo me lo he pasado muy bien viendo Los mercenarios 2 porque sabía exactamente lo que iba a ver. Y sería muy injusto valorar la película con un alarde de miopía propia el intelectualismo sobrado, tan amigo de descubrirnos a los demás algo que seguramente todos ya sabemos pero, por mucho que les jorobe, no nos importa un carajo.

Para empezar, los artífices de la película son perfectos conocedores de las limitaciones de la fórmula que están poniendo en pantalla y son los primeros en establecer un filtro de sarcasmo y humor en torno a sus personajes y situaciones que supera las gracietas torponas que puedan dedicarle los volatineros intelectualoides.

Vamos que no me imagino yo a Simon West pretendiendo que esto es cine de autor o una historia de denuncia social.

Simon West conoce el tipo de material con el que está trabajando y no se complica la vida inútilmente intentando crear intensidad dramática por caminos que no vienen al caso. Muy al contrario. Va al grano, se quita la careta y nos proporciona un encadenado de secuencias de acción y un tiroteo casi ininterrumpido en el cual el comando de astros del puñetazo y el apretamiento de gatillo puede lucirse al grito de ¡La sopa quema!

Así que el primer acierto de Los mercenarios 2 es que sabe reírse de sí misma y de sus protagonistas mejor que la primera entrega. El segundo es que al no pretender ser lo que no es, queda liberada para desarrollar una fórmula de cine de aventuras y evasión distendida, sin falsas tensiones argumentales y con un ritmo muy dinámico. Entregándose al espectáculo del tiroteo y apuntándose a la técnica del gatillo fácil, sabe que su arma secreta es reunir a los pesos pesados del cine de acción y trepidación en una sucesión de secuencias que acaban por definir la película más como una comedia. Aunque no por ello renuncia a elaborar una ligera trama de aventuras para facilitar la excusa mínima que permita reunir a sus siete magníficos, sus doce del patíbulo, sus patos salvajes…

La fórmula exige que cada uno de los mercenarios del título tenga su momento de lucimiento, y así vemos por ejemplo como Jet Li, cuya contribución en la trama general es muy limitada, puede lucirse en el prólogo repartiendo leña en una secuencia de acción, algo que Jason Statham, más presente en la trama, hará también al final en otro combate de artes marciales. Lo mismo puede aplicarse al resto de los convocados para la película, que en mi opinión ha reinventado el concepto de “cameo” ampliando la extensión del mismo en una verbena de apariciones especiales que suscitan las risas cómplices del público e incluso algún que otro aplauso cuando Schwarzenegger, Willis, Van Damme o Chuck Norris se incorporan a esta fiesta.

Así las cosas me atrevo a decir que Los mercenarios 2 es una de las películas más divertidas que he visto este año. Un homenaje no sólo a sus protagonistas, que también, sino principalmente a los espectadores que han consumido y disfrutado las peripecias de muy variada calidad y resultados que han convertido a estos actores en estrellas internacionales.

Por supuesto el asunto principal, la reunión de estos monstruos del cine de evasión, está por encima de cualquier intento argumental y todo gira en torno a la misma. Basta una leve historia de venganza y rescate para dar pie al encadenado de secuencias de acción del que hablaba. Y eso es precisamente lo que hemos ido a ver al cine. Así que la película cumple de sobra sus objetivos con gran habilidad. Es la definición perfecta de película de montaña rusa, muy competente como vehículo de acción.

Eso sí, está contraindicada para los adictos a las comedias románticas de Jennifer Aniston y Jennifer López, los predicadores contra la violencia en el cine empeñados en que nos pasemos la vida viendo Sonrisas y lágrimas y ¡Qué bello es vivir! y los que abominan de las películas bélicas.

Parece estúpido tener que recordar esto, pero Sylvester Stallone nunca ha sido Michelangelo Antonioni, Arnold Schwarzenegger estaría bastante despistado en una película de Yasujiro Ozu, Jean-Claude Van Damme, Dolph Lundgren y Jason Statham no pegarían mucho (ni tampoco les dejarían pegar a nadie) en una de Andrei Tarkowski, y aunque como Los mercenarios 2 demuestra sin lugar a dudas en uno de sus más divertidos momentos de humor, Chuck Norris puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera, él solito, sería un desperdicio de sus múltiples talentos ponerlo a recitar perlas de sabiduría sufí en posición de loto en una película de Abbas Kiarostami. Quizá Bruce Willis podría acoplarse a cualquiera de las cosas anteriores con su calva y su sexto sentido, pero a lo peor le tomarían por loco, como en Doce monos

Los mercenarios 2 es una muy buena ración de diversión, evasión y autoparodia. No queramos verla o analizarla como lo que no es y nunca ha pretendido ser.

En lo suyo, en su liga, es una película de cuatro estrellas y media sobre cinco… y le quito media estrella porque falta Steven “Estopa” Seagal…

Para los adictos al cine de acción: UNA GOZADA.

Miguel Juan Payán

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