Los miserables adapta el musical con personalidad cinematogrรกfica y despliegue visual. Oscar fijo para Anne Hathaway.
En primer lugar debo advertir que no me gusta el cine musical. Tampoco los musicales. En ninguna de sus formas o estilos. Y no soy consumidor de รณperas. Todo lo anterior hace que Los miserables tenga para mรญ aรบn mรกs mรฉrito del que tendrรก para cualquier aficionado a la รณpera, el musical y el cine musical. El motivo es que me ha enganchado en casi todo su metraje a pesar de mi escasa simpatรญa por este gรฉnero. No recuerdo en este aรฑo interpretaciรณn mรกs intensa y demoledora que el solo de Anne Hathaway como Fantine, punto final de su descenso al infierno, que en aproximadamente diez minutos de metraje es capaz de construir una interpretaciรณn de Oscar. En mi opiniรณn, y con todos mis respetos para el resto de posibles nominadas a estos galardones, la Academia de Hollywood serรก muy injusta si no le otorga el Oscar a la actriz por dejarnos emocionalmente despellejados con uno de los momentos mรกs desgarradores que recuerdo haber visto en el cine. Para recordar un momento cinematogrรกfico que me haya provocado la misma impresiรณn y me haya dejado tan noqueado tengo que remontarme a Robert De Niro golpeando como Jake La Motta las paredes de una celda y gritando: โYo no soy un animal, yo no soy un animalโฆ ยฟPor quรฉ me tratan asรญ? Yo no soy tan maloโ. Y no debo ser el รบnico, porque al final del pase previo para la prensa estallรณ un aplauso espontรกneo entre el pรบblico, algo que no es habitual en este tipo de sesiones habitadas por crรญticos y periodistas.
Junto al trabajo de Anne Hathaway, el otro punto fuerte de la pelรญcula es la construcciรณn del personaje del perseguido Jean Valjean que hace Hugh Jackman. El actor consigue tomar las riendas de su personaje y de toda la pelรญcula en tiempo rรฉcord, desde su primera intervenciรณn, que viene precedida por el poderos arranque visual que el director le ha dado a esta adaptaciรณn del cรฉlebre musical.
Esa apuesta por la รฉpica cinematogrรกfica desde el primer momento es el tercer punto fuerte de Los miserables. Tom Hooper tomรณ la decisiรณn de imponer la interpretaciรณn de las canciones durante el rodaje en lugar de grabarlas previamente en estudio, lo cual es un espectรกculo en sรญ mismo por lo que tiene de reproducciรณn del momento รบnico de la interpretaciรณn actoral y musical de los actores que replica esa misma circunstancia que se da en los escenarios y esa caracterรญstica es una de las mรกs comentadas y aplaudidas por la prensa. Pero creo que es preciso prestar tambiรฉn atenciรณn al planteamiento visual del director para con su versiรณn del musical Los miserables, que rescata y respeta el espรญritu de gran evocador visual que tenรญa Victor Hugo, autor de la novela en la que se inspira el musical.
Hooper no renuncia en ningรบn momento a imponer planteamientos visuales eminentemente cinematogrรกficos a su pelรญcula. Dos ejemplos sencillos, ademรกs de esa imagen del barco arrastrado por los presos con la que se abre la pelรญcula. El primero es la asociaciรณn de cada momento de โmuerteโ y โrenacimientoโ del protagonista, cada secuencia que nos muestra a Jean Valjean reinventรกndose a sรญ mismo, con imรกgenes de cruces y de cementerios. Cementerio representando a la muerte fรญsica. Cruces representando esa idea de trascendencia del personaje mรกs allรก de lo material que lo marca en su continuo sacrificio por el prรณjimo hasta llevarlo al desenlace de su vida y su redenciรณn. Esa idea de la redenciรณn por el sacrificio, tema central de Los miserables, queda explicada visualmente a la perfecciรณn con esos planos de corte poรฉtico e intimista pero al mismo tiempo de resoluciรณn espectacular que le aplica Hooper a la trayectoria de muertes y resurrecciones de Jean Valjean.
El segundo ejemplo es la manera en la que utiliza el primer plano, una herramienta puramente cinematogrรกfica, no teatral, para sacarle el mรกximo partido a la interpretaciรณn de Anne Hathaway en el solo de Fantine. El trabajo con la luz, con el primer plano y con la propia direcciรณn de actores en ese fragmento es demoledoramente sencillo y bello, su belleza radica en esa sencillez que se traduce en verdad. Y es ademรกs la reivindicaciรณn perfecta de la naturaleza eminentemente cinematogrรกfica de Los miserables.
Hay otros momentos destacados que tambiรฉn son puro cine, como la presentaciรณn del personaje de Gavroche, que es tambiรฉn la de Parรญs, o los dos solos de Javert con la ciudad a sus pies. Pero junto a estos, es aรบn mรกs interesante cรณmo decide Hooper pagar la deuda de su pelรญcula con el musical original en el รบltimo tercio del largometraje, abordando la rebeliรณn con una escenografรญa voluntariamente teatral. En ese momento culminante, nudo final en el que convergen todas las historias de los personajes que han ido alternรกndose en el protagonismo del relato, Tom Hooper paga su tributo al musical recreando en la pantalla un decorado de corte mรกs teatral que envuelve a los protagonistas como si quisiera protegerlos. Es una decisiรณn arriesgada pero de notable talento y valor. Podrรญa sin duda haber persistido en el tono รฉpico y hacer un despliegue puramente cinematogrรกfico, pero elige trabajar en esa clave mรกs teatral de la escenografรญa para regalarles a los personajes esa intimidad en el momento del sacrificio supremo. Una elecciรณn brillante.
Cierto es que hay otros momentos en los que, a mi parecer, la pelรญcula se hace mรกs previsible, menos interesante, y son los relacionados con el triรกngulo sentimental de los jรณvenes, mรกs tรณpico y previsible porque su contenido es claramente menos interesante que el tema de la redenciรณn de Jean Valjean y el pulso que mantiene con Javert, pero afortunadamente incluso esos momentos mรกs sensibleros encuentran un factor de equilibrio e interรฉs en el despliegue brillante digno de autรฉntico vodevil que presenta la historia del matrimonio Thรฉnardier, los otros villanos de la trama, autรฉnticas figuras de farsa, un parรฉntesis de gran guiรฑol que permite el lucimiento de Sacha Baron Coen y Helena Bonham Carter en clave de picaresca disparatada.
Miguel Juan Payรกn
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