Crítica de la película Los propietarios (The Owners)
Simpática muestra de terror británico lejos de lo sobrenatural.
Aunque la atmósfera tenga por momentos un elemento casi de sueño o de fuerza sobrenatural que amenaza el lugar. Basada en la novela gráfica francesa Une Nuit de Pleine Lune, la película es una curiosa aproximación a un género como el de invasiones del hogar, por llamarlo de algún modo, con un regusto y un tono muy británico, aunque su realizador y coguionista, Julius Berg, sea francés como la novela gráfica. La película mantiene una identidad debido en gran medida a su localización y su reparto, mientras que es más que posible que la presencia del guionista Geoff Cox, quien ha ayudado a trasladar al inglés el guión de Berg y Mathieu Gompel, se note en los diálogos de la película, su tono y hasta sus personajes.
Una pandilla de jóvenes intenta asaltar la casa de un anciano doctor y su esposa mientras estos están fuera de casa en su salida semanal a cenar. Al trío de asaltantes se les une la joven pareja de uno de ellos, que no sabe muy bien qué pinta allí. Para conseguir su objetivo los asaltantes esperan finalmente a que la pareja regrese, pero cuando estos vuelven, las cosas dan un giro inesperado y pronto víctimas y verdugos se confunden. Una variante de este tipo de películas en las que unos personajes entran a robar en una casa y las cosas salen peor de lo esperado, que quizá por la temática recuerde a No Respires, pero que es completamente diferente en su desarrollo y tono.
Eso sí, aquí la clave de todo reside en tres nombres. Para empezar tenemos a Maisie Williams liderando el reparto en cierta medida, y demostrando lo camaleónica que puede llegar a ser la joven actriz, aquí en un papel muy identificable pero también muy distinto a lo que ha hecho anteriormente. Junto a ella tenemos a dos portentos muchas veces olvidados, injustamente, dentro del panorama de actores británicos. Sylvester McCoy siempre será el Doctor de Doctor Who, pero su carrera se extiende mucho más, lo mismo que la de la maravillosa Rita Tushingham. Sin ellos la película sería un simple pasatiempo de serie B con personajes de cartón piedra y algo de sangre. Con ellos, especialmente McCoy y Tushingham, la película merece la pena.
Porque gracias a ellos tenemos película. Son los que hacen soportable los errores de guión y una realización muchas veces plana, que no empieza a brillar hasta el último tercio. Hay un determinado momento en la película en el que si un personaje no hace una cosa determinada, la película se acaba. Y ese momento invalida todo el final de la historia. Es un ejemplo de los muchos giros bruscos y sin sentido del guión, que además deja a los personajes pobremente descritos. Es entretenida, sí. Aunque deambule mucho por lugares comunes, aunque sea inconsistente a veces. Pero si no fuese por sus actores, sería completamente olvidable y olvidada. Podía haberse hecho mucho mejor.
Jesús Usero
★
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