Jean-Paul Rouve consigue emocionar y entretener con esta historia familiar, en la que la memoria de los mayores constituye un lazo de uniรณn afectivo y estimulante.
Un grupo de personajes bien construidos, con sus experiencias y sus miedos, es sin duda la mayor riqueza de este trabajo basado en una sensible novela firmada por David Foenkinos. Con una naturalidad nada artificiosa, el responsable de Quand Je Serai Petit retrata una historia en la que los silencios y las palabras tienen similar protagonismo, alternados con imaginaciรณn por una puesta en escena llena de implicaciones nostรกlgicas, con la que el director elabora un vehรญculo de enganche altamente efectivo y sutil.
Dentro de semejante paisaje humano, las distintas generaciones que aparecen en Los recuerdos tienen la misiรณn de construir su propio cosmos, individualizado adecuadamente para sea fรกcil la identificaciรณn de todos y cada uno de los miembros del clan de los Esnard. En lo alto de esa pirรกmide de edad se encuentra Madeleine (encarnada con profundas dosis de complicidad por la veterana Annie Cordy). Ella es una abuela atรญpica, tocada por un halo de tristeza comprensible y herida por el paso inexorable del tiempo. Tales grietas en su estado de รกnimo son las que provocan su viaje a Normandรญa, para entrar en la escuela a la que asistiรณ de niรฑa: asunto que ayuda a desencadenar los acontecimientos que narra el filme.
En un peldaรฑo mรกs abajo se sitรบa su hijo Michel (Michel Blanc): un banquero reciรฉn jubilado, que tiene que empezar desde cero con su esposa Nathalie (Chantal Lauby) y su nueva existencia sin actividad profesional a la que aferrarse.
Y en el escalafรณn de mayor juventud estรก el vรกstago de Michel y nieto de Madeleine: el soรฑador y vaporoso Roman (Mathieu Spinosi); un joven con aspiraciones de ser escritor, que busca obsesivamente al amor de su vida.
Estos tipos son los que soportan el argumento de la pelรญcula: una obra proyectada con el รกnimo de reflexionar sobre los insospechados caminos que toma la vida, y que exhibe algunas escenas realmente inspiradas.
Jean-Paul Rouve hornea una comedia con ligeros toques de tragedia existencial, en la que sobresale la capacidad humorรญstica de Michel Blanc, el rigor interpretativo de Annie Cordy y la bisoรฑez impostada de un creรญble Mathieu Spinosi. Todo un acierto desde el punto de vista artรญstico, que contribuye a disfrazar un poco la evidente trivialidad de un guion que adolece de ritmo en gran parte del metraje, y que consigue salir adelante a travรฉs del surrealismo impreso en secuencias como la del psicรณlogo que despacha productos en una gasolinera, o la del misterioso seรฑor que contrata a Roman para trabajar en el hotel que รฉl comanda.
No obstante, pese a los pequeรฑos flecos que impiden a la movie ascender a cotas mรกs altas, Los recuerdos es una cinta agradable y convincente, que logra mantener el interรฉs por las mรกs que verosรญmiles encarnaciones de su elenco actoral, y por la decisiรณn de Rouve para no complicar el argumento con barroquismos innecesarios. En este apartado, el cineasta acierta al tirar por la senda de la aparente normalidad en las relaciones familiares de los Esnard, no muy distintas a las que experimenta cualquier urbanita en contextos similares.
Jesรบs Martรญn
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