Crítica de la película Maldita Jungla
Comedia simpática, superior a lo esperado incluso, pero al final intranscendente.
Contar con Catherine Deneuve siempre es algo que va a llamar la atención del cinéfilo, pero seguramente muchos se preguntarán si la presencia legendaria de la actriz en una comedia como ésta merece la pena o se trata simplemente de lo que suele considerarse un producto alimenticio. Quizá Maldita Jungla sea un poco de ambas cosas. Por un lado la presencia de Deneuve siempre es interesante y aporta muchísimo a la propia película sólo con su presencia (puede sacar una carcajada al espectador sólo con una mirada), pero por otro está claro que no se trata de uno de los proyectos más memorables de la actriz. Aunque el resultado es mejor de lo esperado.
Siendo ambos antropólogos, Chantal y Elliot, madre e hijo, no podrían ser más diferentes. Ella es dura, experimentada y trabaja con los mejores. Él vive a la sombra de su madre por lo que decide aventurarse en la jungla amazónica, para encontrar a una tribu, los otopi, que viven al margen de nuestro mundo. Eso llevará a su madre a buscarle y a Elliot a descubrir que los otopi y su líder, Albertine, no son para nada como él había esperado. Y aquí hay que destacar también la presencia de la actriz Alice Belaïdi cuya presencia física y su actitud son gran parte de esta historia. Sin ella, la película no sería ni la mitad de lo que es. Ayuda también que Elliot esté interpretado por Vincent Dedienne, que sabe aprovechar su fisicalidad, también, para hacer que el humor funcione.
Ese reparto, liderado por Deneuve (en los títulos de crédito al menos, luego su papel en realidad es algo más secundario), nos hace seguir la trama, disparatada, con interés, porque el humor muchas veces está en los personajes, como los miembros de la gendarmería liderados por un hilarante Jonathan Cohen. A partir de ahí, la película empieza con mucha fuerza, y luego, según la trama crece, se enreda en asuntos mucho menos interesantes, pero sigue manteniendo unos golpes de humor magistrales. Ciertas tramas secundarias son… simplemente inexistentes, y otras no llegan a calar, porque lo que interesa es el gag, el chiste, la parodia… y en ese sentido la película sale casi siempre airosa.
Desde Wener Herzog a Apocalipsis Now o Depredador (sí, sí, Depredador también), todas son objeto de mofa más o menos evidente, con respeto y a veces mucha originalidad. Y luego, como es habitual en este tipo de comedias, la estupidez inherente a todos, o casi todos, los personajes. Desde Elliot al villano, pasando por el teniente coronel de los gendarmes que se lleva la palma minuto a minuto, hasta en la breve escena postcréditos. Hugo Benamozig y David Caviglioli, lo guionistas y directores, tampoco es que aprovechen demasiado el paisaje (casi todo parece estar rodado en el mismo rincón) pero son efectivos con los gags y con ese magnífico reparto. El resultado es irregular e intranscendente. No será una comedia memorable, pero es una comedia muy efectiva.
Jesús Usero
★
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