Crítica de Moonfall
Crítica de la película Moonfall
Cine de catástrofes fallido del que se puede rescatar al reparto y algunos efectos especiales.
De un tiempo a esta parte, el cineasta Roland Emmerich ha modificado su sistema de producción para poder sacar adelante los proyectos que le interesa rodar, sin depender de las modas de Hollywood. Siendo un director, productor y guionista que es conocido en todo el mundo por su cine de catástrofes, ha querido seguir esa línea con Moonfall, y tanto a esa como a Midway les ha aplicado el mismo procedimiento. Ha financiado él mismo la película sin depender de estudios, y luego la ha vendido a todo el mundo para su explotación. Viendo el resultado final, no me cuesta entender por qué un estudio no querría producir esta película, la verdad.
Muchas veces decimos que el guión de una película cabe en una servilleta pequeña, refiriéndonos a lo simple que es. Es una referencia negativa que no podemos decir de Moonfall. Porque aquí pasa justo lo contrario. El guión es tan farragoso, torpe y quiere explicar tantas cosas que acaba siendo un caos muchas veces incomprensible y, lo que es peor, torpemente editado. Hay saltos incomprensibles en la historia por ahorrar metraje y tiempo, y hay diálogos de vergüenza ajena, algo habitual en Emmerich. Hay explicaciones científicas que tampoco importan a nadie, y personajes que aparecen de la nada, mientras otros desaparecen sin explicación aparente. Todo para contar una historia que mezcla 2012, Independence Day y unas gotas de Armageddon para explicarnos que la Luna ha perdido su órbita y va a caer sobre la Tierra. A Emmerich le falta, le sigue faltando desde hace tiempo, el humor de Dean Devlin en los guiones.
El reparto es uno de los motivos por los que la película sobrevive unos minutos. Patrick Wilson, Halle Berry y John Bradley se toman en serio la historia y hacen lo que pueden. Pese a que el guión les llene de tópicos insufribles, de trasfondos vacíos, de momentos sin sentido. Pese a que se burle continuamente del personaje poco atractivo físicamente… Ellos luchan contra viento y marea, y se agradece como se agradece la presencia de nombres como Michael Peña o Donald Sutherland, por mucho que su presencia sea poco más que testimonial. Son muy buenos actores y hacen lo que pueden.
En el caos del montaje (a nivel historia) se hace evidente que Emmerich es un director con un pulso narrativo cuestionable como poco. No hay garra ni brío casi nunca. Son escenas muchas veces vistas y repetidas de este género y donde hay mucho efecto especial, pero ningún elemento especial. Lo mejor quizá sea la carrera de coches en la nieve. Los efectos brillan casi siempre, qué menos en una película así, pero no salvan una historia que tarda siglos en arrancar, que tiene personajes planos, que quiere explicar demasiadas cosas y que no tiene sentido en lo más básico. Lanza ideas contra la pared a ver cuál se ajusta y luego sigue adelante. ¿Falta de oxígeno? Claro. ¿Terremotos? Por qué no. ¿Alienígenas? Y qué más. Y de tanto echar en la coctelera, acaba recargándolo todo, sin ofrecer absolutamente nada. Un entretenimiento vacío que falla en lo más básico, entretener. Simplemente mediocre.
Jesús Usero
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