Crítica One Shot (Misión de Rescate)
Crítica de la película One Shot (Misión de Rescate)
Cine de acción sin complejos y con un tono más realista de lo habitual.
Se puede ver desde el inicio en los actores que dan vida a los Navy SEALS protagonistas, en cómo se mueven, usan las armas, se cubren… Da la sensación de que incluso en un pequeño producto de serie B como éste, hay un gran trabajo de preparación y la puesta en escena del director James Nunn, uno de los colaboradores habituales del protagonista, la estrella de acción y artes marciales, Scott Adkins. Nunn además se la juega con una apuesta digna de mención, contar la película en un único plano secuencia (trucado, aunque casi no se nota), para meternos de lleno en la acción y tensión de la historia.
Un grupo de Navy SEALS acuden con una operativo de la CIA a una prisión secreta en una isla en la que se oculta e interroga a los terroristas o sospechosos de terrorismo más peligrosos del planeta. Allí tienen que recoger a un preso, que puede tener información vital y no mucho tiempo para conseguirla. Pero en mitad de un caos burocrático, un ingente grupo de hombres armados asaltan el complejo y dejan a los protagonistas solos y encerrados, luchando por cada centímetro de terreno para sobrevivir, sin perder de vista la misión que les han encomendado. Cine de acción sin más, pero más serio y realista de lo que Adkins nos tiene acostumbrados muchas veces. Ojo, no es una crítica.
No es una crítica porque sus películas con toque de humor como Accident Man son maravillosas, y porque sus vehículos para mostrar sus dotes como artista marcial, como Invicto, también. Pero aquí se queda más cerca de Atrapado, o de películas como The Raid. La trama importa poco, pero la acción es más realista. Como decíamos al inicio, se intuye el entrenamiento de los actores, las peleas no son coreografías estilizadas y bellas, los tiroteos son directos y salvajes. Hay más de cine bélico, de acción desatada y hasta de western que en otras producciones lideradas por el actor. El cambio le sienta bien y se aprecia una película realmente entretenida y bien hecha, donde nombres como Ashley Greene o Ryan Phillippe aportan fuerza al reparto.
Y necesitan aportar fuerza porque el guión es… justito. Más allá de la excusa argumental para la acción (que llegado un momento hace aguas por todas partes y no tiene demasiado sentido. Una pena porque la película busca realismo y lo pierde ahí), los personajes son de cartón piedra, totalmente unidimensionales en los que no faltan ninguno de los tópicos como el pasado trágico (ligado al 11 de septiembre, claro), las menciones a la familia que espera en casa, o el personaje nuevo que se siente fuera del agua. No falta ninguno. Pero contra eso, el director presenta ese plano secuencia que nos mete dentro de la acción, que nos coge de la pechera y nos lleva del primer al último minuto entre tiroteos salvajes, explosiones y luchas a muerte. Trucado, sí, para poder rodarlo, pero realmente efectivo (y efectista). Sólo por eso la película ya destaca. Además que echamos de menos este tipo de cine en cartelera. Ya era hora.
Jesús Usero
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