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viernes, abril 26, 2024
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Óscar Jaenada nos habla de ¡Atraco!

Óscar Jaenada nos habla de ¡Atraco!

Es posiblemente uno de los actores más versátiles de nuestro país, y ese talento que tiene, ese empatizar como él mismo lo llama, le ha llevado a Hollywood con éxito. Pero ahora regresa a nuestro país para presentar ¡Atraco!, película hispano-argentina dirigida por Eduard Cortés en la que tiene un papel muy difícil, según sus propias palabras. Y nos habla de la película, de Cortés, de política… de todo un poco en esta interesantísima entrevista.

Óscar Jaenada nos habla de ¡Atraco!

Es posiblemente uno de los actores más versátiles de nuestro país, y ese talento que tiene, ese empatizar como él mismo lo llama, le ha llevado a Hollywood con éxito. Pero ahora regresa a nuestro país para presentar ¡Atraco!, película hispano-argentina dirigida por Eduard Cortés en la que tiene un papel muy difícil, según sus propias palabras. Y nos habla de la película, de Cortés, de política… de todo un poco en esta interesantísima entrevista.

Cuéntanos cómo te llegó este personaje, este secundario tan interesante.

Pues como te llegan. Te llega una llamadita, tu mánager te envía tus cosas, tú le pides tu dossier a la productora para que te explique quien va a ser el productor, el director… y cuando uno ve que es Eduard Cortés ya le cambia la cara, ¿eh?. Yo recuerdo haber visto La Vida de Nadie y decir, ostia que bien dirigida está esta película, pero que bien dirigida, es decir, apreciar eso, apreciar la dirección de esa película. Cómo estaban los actores, saber que un director que permite que un actor esté así es porque el filtro es correctísimo, es el filtro que uno busca como actor. A mí que fuera Eduard Cortés me tiró muchísimo. ¿El personaje? Bueno, el personaje lo primero que hice fue hablar con él y ver qué quería él del personaje y cómo trabajo yo, qué es lo que quería yo de ese personaje. Llegamos a un entendimiento, sobre todo porque yo soy muy meticuloso, me gusta encargarme de todo. Dejo a los profesionales que se encarguen, pero me gusta ser yo el que toma la última palabra ya sea en vestuario, maquillaje, peluquería… y la catarsis que debe seguir ese personaje. Y con Eduard llegué a un entendimiento total, así que ha sido un lujo trabajar con él.

Podría decirse entonces que el gran motivo por el que lo hiciste fue por trabajar con Eduard…

No. Saber que yo podía hacer con el personaje lo que quería hacer, en un personaje que se me presentaba difícil a priori, un personaje que es un policía del año 56, un policía serio, un policía que va a misa todas las mañanas, que ayuna para ir a misa, y que es un tío serio. Yo le dije a Eduard, quiero hacértelo así, y quiero que la catarsis de este personaje acabe con una pregunta que no puede contestar, un tipo que va tan de enterado que acabe sin contestar una pregunta tan básica como es si en Cuba hay mujeres.

Lo que sí es cierto es que la aparición de tu personaje en la película crea un cambio, es un punto de inflexión que la convierte en cine negro…

Algo tipo L.A. Confidential, ¿no? Yo creo que está buscado eso, quizás. Lo que no estaba buscado tanto era esa comedia, esa comedia en guión no estaba, yo no la vi en guión. Sí que es verdad que el mundo argentino nos parece tan cercano y a la vez no nos damos cuenta de que está en la otra parte del mundo en el otro hemisferio… son muy distintos. Lo que ha hecho la unión de esas dos culturas es que su parte quede más cómica y la nuestra quede más seria, mucho más seria de lo que estaba a priori en guión. Y eso le ha dado al conjunto de la película algo muy bonito que es dos géneros en uno, yo creo.

¿Y trabajar esa dualidad, presente desde el guión con un guionista argentino, cómo se consigue eso? ¿Cómo se trabaja esa dicotomía de la que hablabas, de lo que es tan cercano y lejano a la vez?

Pues ahora mismo, políticamente. Ahora mismo recuerdo que con Fanego o con Cabré sólo hablábamos de política y es una evidencia. Y es evidente que ellos saben más de nosotros que lo que nosotros sabemos aquí. Es evidente que aquí vivimos ya una censura casi brutal y un engaño tremendo, y ya no sólo televisivamente, sino en prensa de cualquier lado. Está claro que aquí vivimos engañados y la realidad dista mucho de la realidad que nos enseñan. Yo conozco argentinos y he hablado mucho de política con ellos, y se aprende mucho. Además que dio la casualidad de que cuando hubo el atentado en el que mataron a tantos compañeros en la estación de Atocha yo estaba rodando en Argentina. Y recuerdo que desde aquí me llamaban y me decían que la ETA había matado y yo decía que imposible, si quedan tres días para las elecciones, ¡dónde va ETA matando al pueblo! Y mi madre me decía que había salido en las noticias, que había salido el ministro Acebes a decir que era ETA…Y la CNN en Argentina aseguraba ya que había un comunicado de Al Qaeda… Con los argentinos hablábamos mucho de política porque nos parecía muy interesante la situación que está viviendo este país.

Y además tu personaje se encuentra con un alto poder que no les deja seguir investigando. Y los argentinos, igual. Cincuenta años y qué poco hemos cambiado, ¿no?

Sí. Está todo hecho. Cuando tú llegas a un grupo parlamentario, sea el que sea, que lleva tantos años en el poder, ya lo tiene todo controlado. Y yo creo que en esta película sucede algo parecido. Ya no es una cuestión de ética. Es una cuestión de poder. Ya no es una cuestión de que el gobierno tiene que decidir lo que hace el pueblo, es que el gobierno dice algo y hace una cosa diametralmente opuesta. No sé, creo que la política está tan a flor de piel, que es que cualquier pregunta que me hagas de trabajar con los argentinos, te hablaré de política, porque son nuestros hermanos de inmigración.

Y si te hablo de la crisis del cine español, lo mismo…

Es que yo no veo crisis en el cine español. Veo crisis en la cultura española. El cine está con la misma calidad. Hay que plantearse por qué hay menos presupuestos y menos dinero para hacer películas y para la educación en general. Y es porque al ministro de cultura, educación, deporte y otras hierbas (risas), prefiere a bobos e ignorantes, eso es una evidencia. Y es porque un gobierno que puede controlar a su gente es un gobierno feliz. Estamos engañados y es una vergüenza. Enerva, enerva y no permite hablar de cine. Ese es el problema.

Aquí interpretas a un personaje serio, religioso, adusto… totalmente distinto a lo que te hemos visto interpretar antes, ¿cómo se consigue haber tenido una carrera tan diversa, con papeles tan distintos?

Yo creo que también eso se hace demostrando que uno puede cambiar. Si uno lleva 20 años siendo actor y en 20 años te pones a ver sus fotos y sigue igual, todos los personajes son iguales, pues le llamarán cuando necesiten un personaje como él. Yo creo que he disparado mis posibilidades en buscar muchos personajes. Poder ser cualquiera. Creo que es mi especialidad, la empatización, la observación. Mi vida ha pasado por muchas partes del mundo y por muchas situaciones, y he empatizado desde que era niño. Creo que es mi arma.

Además te hemos visto ya en varios proyectos importantes americanos. ¿Cómo va ese salto, esa invasión del territorio yanqui?

Primero no es un salto, es una huida. Yo he huido de aquí, y ha sido allí porque allí tenía una casa un amigo y me he quedado allí. Estuve a punto de irme a otro lado. A mí me gusta hacer cine, y me gusta hablar de cine, y para hacerlo con propiedad hay que vivirlo. Yo he hecho cine independiente americano y he hecho cine con las grandes productoras, con la Warner Bros un protagonista en Los Perdedores, o con la Disney Piratas del Caribe, que voy a volver a currar. Ahora me voy a rodar dos películas a Inglaterra. Me da igual donde sea, yo quiero que se respete mi trabajo. Disfrutar con mi trabajo. Yo si no me lo paso bien no voy a currar. Yo si siento que estoy aquí como dice mucha gente, subvencionado… Así no se puede. Prefiero ser respetado, porque creo que respeto mi trabajo. Yo respeto mucho mi trabajo, respeto mucho a los trabajadores que hacen mi trabajo, y al público que va a ver mi trabajo. Si a mí no se me respeta, sí que es verdad que también me enciendo demasiado rápido. Y me voy.

Comentas lo del respeto. ¿Has sentido en tu carrera que no se respetaba tu trabajo, sobre todo aquí en España?

Empezando por el Gobierno. Te estoy diciendo que me están diciendo que lo que yo hago es un lujo. Que mi trabajo es un lujo. Me están faltando al respeto en toda la cara. Gente que utiliza nuestro trabajo como arma política en manifestaciones y cuando les conviene… Y te vuelvo a decir, que consideren que lo mío es un lujo, que yo pueda escoger entre dos guiones les parezca un privilegio… La dualidad, que yo pueda escoger, es la base de cualquier artista. La capacidad de elección. Así que prefiero huir. Que el pueblo arregle esto. Que están echando a miles de personas a la calle y el gobierno recorta en educación y cultura para dárselo a estos bancos que son los que han robado… Si estás pagando una hipoteca y estás pagando cuatro veces lo que vale el piso y encima a ese banco que te ha robado… A mí me da vergüenza. Esto es un atraco. ¡Atraco! (risas).

Jesús Usero


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