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sábado, julio 27, 2024
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Pastoral americana ***

Pastoral americana ***Ewan McGregor no llega reflejar la fuerza magnética y agresiva del texto de Philip Roth, en el que se basa el filme con el que debuta en calidad de director.

Muchas veces, la traslación al lenguaje cinematográfico de un libro cargado con vitriolo argumental (como es el caso de Pastoral americana, de Philip Roth) queda suspendida en el limbo de las indefiniciones absolutas.

Ewan McGregor, hipnotizado por la violencia expresiva y humana de la obra de Roth, parece no haberse dado cuenta a tiempo de la máxima apuntada en el primer párrafo; lo que genera que la película resultante –más allá del punto de vista artístico- aparezca teñida por una pátina de confusión colectiva, que anima a reflexionar sobre la inverosimilitud de lo que sucede en la pantalla.

El protagonista de Trainspotting intenta no involucrarse demasiado en un posicionamiento sociológico, y ahí está el error más importante de un guion que juega la baza de las tragedias familiares, sin por ello arriesgarse a definir una clara ambientación del contexto político y humano en el que tienen lugar los hechos que cuenta la movie.




Para empezar, McGregor –en una obsesión extraña por preservar su faceta como intérprete- se otorga a sí mismo el papel del Sueco (el protagonista): un hombre que ve pasar las décadas ante sus ojos, mortalmente herido por la desaparición de su hija. El aspecto rejuvenecido del actor escocés genera que nunca sea visto como el tipo de mediana edad al que da vida en la cinta, lo que enfatiza la inverosimilitud de lo que sucede en torno suyo (es difícil pensar que Ewan, aunque por edad sí podría darse, sea el papá de Dakota Fanning).

Pero la escasa pericia a la hora de escoger el cuadro dramático se traslada también a la elección de una Jennifer Connelly diluida en su parte de esposa abnegada y supuestamente superficial, y a una Dakota Fanning notablemente dada a la sobreactuación.

Sin duda, la trama habría sido más creíble en el caso de que David Strathaim (quien encarna a Nathan Zuckerman) se hubiera hecho cargo de la caracterización del Sueco.

Pero lejos de la mayor o menor destreza en las tareas de casting, Pastoral americana presenta otros males mucho mayores. Todos ellos relacionados con el entramado de neurosis nacional que describe casi de puntillas, y que es lo único que podría aportar luz a la maldición que soporta el rol de McGregor. La historia por sí misma nunca consigue abrirse paso a través de la enemistad que mantiene la joven Merry Levov (Dakota Fanning) hacia su madre (Jennifer Connelly); y tampoco logra enfocar la atención hacia el amor irascible que la chica desarrolla con respecto a su padre.

Unas dificultades u obstáculos que quedan patentes ante la incompetencia para retratar con un mínimo de profundidad de campo el caos generalizado que vivió Estados Unidos, en las décadas de los sesenta y setenta. Sin esto es impensable que se saque algo de claridad respecto al comportamiento de la inestable Merry, ni que los espectadores comprendan un tiempo donde proliferaron los grupos de negación de los poderes fácticos.

Jesús Martín


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