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viernes, abril 26, 2024
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Persiguiendo Mavericks ***

Persiguiendo Mavericks ***

Gerard Butler protagoniza esta curiosa película en torno al mundo del surf. Y bienvenido sea, porque llevábamos un tiempo si tener noticias del protagonista de 300, entre otras cosas porque películas suyas como Machine Gun Preacher nunca han llegado a nuestro país. Y así es difícil seguirle la pista a un actor tan interesante. Por ahora nos presenta esta fábula sobre el mundo del surf, que tiene algunas cosas en común con otra película estrenada no hace mucho en nuestro país con las olas como telón de fondo, Soul Surfer, pero se aleja de aquella en cuanto al tema religioso, centrándose en aspectos más terrenales y, a la vez, más interesantes.

Todo gira en torno a Jay Moriarty, un joven de familia disfuncional (su padre le abandonó a él y a su madre de niño) con un talento natural para el surf, que admira con locura a su vecino Frosty, una antigua leyenda del surf, y que al seguirle descubre los Mavericks, unas olas enormes y casi secretas que se producen a pocos kilómetros de su casa, y que desea cabalgar. Pero son olas que pueden matar a cualquiera, por lo que Frosty tendrá que enseñarle. Por supuesto todo basado en la vida real del joven Jay Moriarty, aquí en la piel sobre todo de Jonny Weston, un joven algo inexpresivo que termina siendo parte renqueante de la película. No es que lo haga mal, pero rodeado de nombres como Butler, Elisabeth Shue, Abigail Spencer o incluso Lever Rambin, pues no termina de cuajar.

Lo que si cuaja es la soberbia dirección a cuatro manos de Curtis Hanson y Michael Apted. El segundo tuvo que hacerse cargo del rodaje durante las tres últimas semanas debido a los graves problemas de salud de Hanson, pero entre los dos componen un fresco visual poderoso y brillante, sobre todo en lo que respecta a las escenas acuáticas, donde (al contrario que en tantas producciones sobre surf) los efectos visuales, si los hay, no se les nota. La fuerza de las olas, la enormidad de esos Mavericks, el enfrentamiento entre hombre y naturaleza… Son momentos de épica espectacular, unidos a un buen trabajo con los actores y la puesta en escena (la casa del protagonista, la despedida del padre…).

Quizá peca en exceso de fórmula Karate Kid, con maestro entrenando a joven aprendiz, lo que les lleva a desarrollar una relación padre/hijo que la propia película se empeña en recalcar, pese a que el espectador seguro se ha dado cuenta. Y a veces no se decide sobre quién es el verdadero protagonista, si Frosty o Jay, como en cierto momento importante de la trama que conviene no revelar. Esa duda la hace titubear dramáticamente, pero la conexión entre esos dos personajes se entiende y asume a la perfección, encontrando ambos lo que creían perdido en el otro. El resultado es una emotiva película, quizá algo simplista, pero brillante y épica en sus escenas acuáticas, sincera y sencilla. Buen cine para pasar una tarde. Y para ver en todo su esplendor en pantalla grande. Esas olas lo merecen.

Jesús Usero

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