Nueva muestra de cine español policíaco entretenido, solvente y muy bien realizado. Un género que lleva un tiempo dando muchas alegrías a nuestro cine, tanto en la taquilla como en la calidad de sus propuestas, que nos ha dado títulos como La Isla Mínima, Grupo 7, Que Dios Nos Perdone, El Desconocido o Cien Años de Perdón, con la que Plan de Fuga comparte muchas cosas, entre otras el hecho de ser policíaco de la variante crook story, en esta ocasión con un peculiar atraco a un banco que nos tendrá en jaque hasta los últimos minutos de la película, porque en Plan de Fuga nada es lo que parece y hay un par de sorpresas de guión que es mejor desconocer y que funcionan muy, pero que muy bien.
Un atracador profesional que de repente se ve envuelto en un robo a un banco gracias a un viejo conocido, junto a un peligroso grupo compuesto de exmilitares de Europa del Este, lo que llevará a un viaje de lealtades y traiciones en el que nada es realmente lo que parece, y en el que las gotas de cine negro se mezclan con el género de robos y el policíaco. La clave está en parte en el guión y dirección de Iñaki Dorronsoro, que llevaba demasiado tiempo sin dirigir nada, tras la más que interesante La Distancia, que era puro cine negro del bueno. Aquí repite algunos de esos esquemas con esta historia en la que también tenemos una variante de femme fatale, o el pasado que vuelve para buscarnos…
Apoyándose en el reparto, donde destacan los nombres de Luis Tosar y, sobre todo, Javier Gutiérrez en un papel en el que cuesta reconocerle, para bien, Alain Hernández se echa a hombros la película con un personaje que es un puro arquetipo del género negro. Eso sí, mención especial para la arrebatadora presencia de la joven Alba Galocha, que cada vez que aparece en pantalla la llena a través de la mirada. Junto a eso, el ritmo que le imprime el director a la película, buscando respuestas entre los personajes y el espectador, haciéndole partícipe del juego además del drama de los personajes, la convierten en un producto de entretenimiento de primer orden, sin duda. Perfecto para funcionar en nuestra taquilla y fuera de nuestras fronteras.
El problema surge con el tercer acto de la película. No con el final, que funciona perfectamente, sino con lo que nos lleva a la conclusión de las tramas. Es mucho más descafeinado y tiene mucha menos tensión de la que debería, no consigue enganchar y termina estando demasiado cogido con pinzas. Hay que creérselo y ya, no queda otra. Le falta una vuelta de tuerca a ese tramo de historia, y que la música acompañe, porque la verdad es que la banda sonora desconcierta un poco… El resto es entretenimiento perfectamente servido, en un género que cada vez volvemos a visitar más, y en el que podemos hacerlo tan bien o mejor incluso que en Hollywood.
Jesús Usero.
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