Crítica de la película POKÉMON Detective Pikachu
Una buena película basada en un videojuego, que no es poco.
De hecho posiblemente sea una de las mejores del género, que no es decir mucho, por desgracia. Cada vez que han intentado llevar a la gran pantalla un personaje de videojuegos o un juego en general, la cantidad de desastres que hemos visto se acumula desde hace muchos, muchos años, comenzando seguramente con Super Mario Bros, y terminando con Warcraft, por poner un ejemplo. Las propias películas de animación de Pokémon estaban bastante bien, la verdad, pero no fueron memorables excepto para los más fans del juego. Aquellos que hace 20 años y que hoy, ya adultos, llenan las salas junto a los niños, muchos junto a sus hijos, para ver lo que fue parte imprescindible de su infancia. Y ese es otro de los valores de la película.
La historia nos presenta al joven Tim, que vive en un mundo lleno de Pokémons, quien perdió a su padre, un detective, y que ahora se encuentra con un Pikachu con el que puede comunicarse, aunque el resto del mundo no sea capaz de hacerlo. Un Pikachu que además es ingenioso, rápido, inteligente y adicto al café. Aunque tenga una especie de amnesia… Tim y Pikachu intentarán descubrir qué pasó realmente con el padre del primero, y quién fue el responsable. A partir de ahí nace una historia de aventuras que intenta continuamente recordar al cine de detectives, con toques de género negro, algo que no es chocante, pese a lo que pueda parecer, en un mundo de Pokémons. La clave es el humor.
Es una historia sencilla, con un par de giros curiosos, aunque algo imposibles, y con un buen ritmo, pero sobre todo con mucho, mucho humor. Aunque si ustedes buscan el Ryan Reynolds de Deadpool, quizá se sorprendan pero no para bien. La película es familiar, es una película para todos los públicos, y el Reynolds/Pikachu es divertido, es ingenioso y es muy irreverente, pero siempre dentro de la moderación del cine para todos los públicos. Aunque, eso sí, sigue siendo el rey de la función y quien saca las castañas del fuego cuando la cosa decae. Peor le va al protagonista, Justice Smith, no tiene el carisma necesario para liderar una película así. Y a su alrededor hay otros nombres que tampoco tienen el carisma o talento necesario.
Además Ken Watanabe está desaprovechado, y aunque cada vez que sale Bill Nighy la película sube como la espuma, el actor hace un papel que le hemos visto en demasiadas ocasiones, pero rebajando el tono. Ese problema con el reparto, sobre todo los más jóvenes, y algunos momentos de guión difícilmente justificables, son los puntos débiles de una película simpática, divertida, con buen ritmo y visualmente atractiva. Y con un punto de nostalgia para todos aquellos que conocen la saga de videojuegos, las películas o la serie de tv. Aunque aquel que no conozca nada de eso, disfrutará la película exactamente igual que el resto. Buena película, por cierto, aunque no brillante. Pero quizá el mayor éxito del género hasta la fecha. Y uno de los más competentes…
Jesús Usero
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