Crítica de la película Timadoras Compulsivas
Si no fuese por las protagonistas, sería uno de los desastres del año.
Que puede acabar siéndolo, y realmente la parte más interesante es la que aporta Anne Hathaway, que es capaz de echarse sobre los hombros la película, seguramente buscando hacer una comedia simpática, un registro en el que no es tan habitual verla como en el drama (pese a su enorme papel en Ocean’s 8). Rebel Wilson hace lo que puede, pero sigue interpretando el mismo papel que le hemos visto una y otra vez en todas sus películas, con poquísimas variaciones. De hecho, su película reciente de Netflix ¿No es romántico?, es mucho, mucho más divertida que esta película, que acaba siendo una blanda mezcla entre Dando la Nota y Ocean’s 8. Y sí, suena tan mal como finalmente es.
Dos timadoras, una sin clase ni estilo y otra que es justo lo contrario, deciden aliarse para acabar con hombres que han hecho daño a mujeres, y por lo que acaban en el Sur de Francia… A partir de ahí, la alianza que hace que una enseñe a la otra (aunque como podemos imaginar, primero Hathaway es la profesora, pero luego los papeles cambian en cierta medida), acaba dando paso a una competición, una apuesta por ver quién es capaz de conseguir una estafa que podría cambiarles la vida, mientras la sombra de una maestra de la estafa, una vieja gloria desaparecida, Medusa, sigue estando presente para cualquiera que formase parte del gremio… La premisa promete. Hasta el tráiler parecía divertido…. La película no lo es en absoluto.
No sólo Rebel Wilson hace el mismo papel que lleva haciendo desde el inicio de su carrera, la joven algo despistada, casi mema, pero que tiene mucho que ofrecer, que es grosera y despreocupada, divertida y algo salvaje, sino que el papel de Hathaway parece el mismo que el de Ocean’s 8. Quizá algo menos idiota, pero en la misma línea. Ambas hacen lo que pueden por salvar los muebles, y si esta película tiene dos estrellas en lugar de una, es gracias al esfuerzo, sobre todo de Anne Hathaway, quien hace maravillas con un guión que no ofrece absolutamente nada. Tanto que sus poco más de 90 minutos se convierten en un suplicio en un noventa por cien de la película.
Hay algún chiste efectivo (los que aprovechan la vis cómica de Hathaway o algunos momentos de Wilson ciega), pero son los menos. La trama es reiterativa, vacía y aburrida. La película no tiene ritmo, y todo parece parte de una fórmula sin alma. Hemos visto la película decenas, quizá cientos de veces. Todo es previsible, todo nos lo han contado mil veces, de la misma forma. Ni un soplo de frescura y un final que no hay por dónde cogerlo. Y aguantar al previsible personaje de Alex Sharp, se convierte en un reto con todas las letras, como aguatar esta película que hubiese sido mejor no hacer, pese al talento de sus protagonistas… Floja, muy floja. Solo se puede rescatar a Anne Hathaway y de chiripa. Escasamente divertida.
Jesús Usero
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