Fallido abordaje del tema de la muerte en una pelĆcula-homilĆa que se pierde en un laberinto visual con intriga previsible y tono excesivamente morboso. Hace ya unos Ā cuantos meses, Clint Eastwood presentó MĆ”s allĆ” de la vida, una aproximación al tema de la muerte y la pĆ©rdida y la experiencia del morir que era bastante mejor que este largometraje cuyo tĆtulo original es Afterwards, y que llega ademĆ”s a la cartelera un tanto tarde, considerando que se trata de una producción de 2008 a la que hay que reconocerle, eso sĆ, que se anticipó al planteamiento de Eastwood, aunque con menos habilidad.
Incapaz de escapar al aire de telefilme que tiƱe todo su planteamiento en lo referido a lo narrativo, comienza con una intriga que posteriormente tiene dificultades para definirse como gĆ©nero, y en su progresión toca el palo del drama mĆ”s en clave melodramĆ”tica que con una sólida construcción de historia y personajes. QuizĆ” en un intento por reflejar y contagiar al pĆŗblico las dudas que aquejan al personaje principal, el director anda algo perdido en cuanto al tipo de historia que realmente quiere contar. Planta la semilla de la intriga pero luego parece preocuparse mĆ”s por aƱadir claves melodramĆ”ticas a su relato, con unos flashbacks que completan el puzzle de la historia con viajes al pasado y la tragedia vivida por el protagonista que son no obstante un alarde de poesĆa visual mal entendida, esto es, mĆ”s propia de un anuncio de gel para el pelo o similar. No nos atrapa esa belleza un tanto artificial, como embotellada y presa de los tópicos. De ese modo, los flashback tipo anuncio ejercen mĆ”s como lastre que como apoyo a la historia. AdemĆ”s desde el principio pierde la posibilidad de explotar mejor el personaje y el trabajo de John Malkovich. El desarrollo del mismo tambiĆ©n juega al despiste. Inicialmente parece ir a ejercer como papel protagonista, pero va desapareciendo de la historia para convertirse en un secundario, sin que se desarrolle convenientemente su propia trama, insinuada en la visita a la suegra, convertida asĆ en un callejón sin salida.
AsĆ las cosas, el protagonismo pasa a Romain Duris, lo cual que la pelĆcula pierde con el cambio.Ā Lo cierto es que Premonición juega al despiste con el espectador. Cosa peligrosa. Desde el injustificado papel protagonista que cumplĆa la mano empuƱando el arma en el cartel original (no asĆ en el espaƱol, que se ha decantado por plantear mĆ”s el tema de la intriga), hasta su historia de intriga con supuesta sorpresa final que ademĆ”s no lo es tanto. Y no es que tengamos la capacidad de la premonición, es que lo vemos venir de lejos. Su guión arrastra tambiĆ©n esa especie de empeƱo, quizĆ” no del todo voluntario, en despistar al espectador, que desde el principio no acaba de saber en quĆ© tipo de gĆ©nero se encuentra. La brutal imagen del atropello ciertamente nos engancha para seguir el resto de la historia, pero luego entra en una fase que comienza con la presentación de Duris en el despacho de abogados y su posterior encuentro con Malkovich, que inevitablemente nos siembra de tantas dudas como las que tiene el propio personaje principal, pero lejos de llevarnos a empatizar mĆ”s con Ć©l, acabamos distanciĆ”ndonos de la trama porque tiene cuatro callejones sin salida diferentes.
El primero de esos callejones sin salida no desarrollado, que se nos deja entrever pero no lleva a ningĆŗn sitio: la escena de Malkovich con la suegra. Luego el personaje se difumina y casi desaparece.
El segundo es la historia de la camarera rusa, que parece va a tener una presencia mƔs prolongado en la trama.
El tercero es el personaje del joven enfermo, que también parece va a tener mÔs peso en la historia, pero queda reducido a mero adorno recuperado sólo al final a modo de guinda sentimentaloide para el pastel.
El cuarto es ese empeño del director en vendernos el pasado en flashback como una sucesión de imÔgenes de felicidad de postal, totalmente artificial.
Todo ello se encaja ademƔs en un envoltorio bastante maniqueo, de melodrama exagerado, en el que los elementos de naturaleza son siempre positivos y los elementos urbanitas son siempre inquietantes, incluso en el tratamiento visual de ambas cosas. Es tan extrema ese enfrentamiento que peca ademƔs de ingenuo, que todo nos suena tan falso como los flashbacks en el bosque, que no son, aunque quizƔ el director lo pretenda, un equivalente de los momentos en que Terrence Malick se nos pone poƩtico.
Una anĆ©cdota final: en el doblaje espaƱol a Malkovich le han puesto la voz de George Clooney⦠y teniendo en cuenta el tema de la pelĆcula no podĆa dejar de verlos a los dos en el anuncio ese de la tele del cafĆ©: what else?
Eso sĆ, Evangeline Lilly tan maja como siempre.
Miguel Juan PayƔn
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