Estamos en los 60, y el rock ‘n roll no gusta a todos…El gobierno británico, empujado por un absurdo azote de conservadurismo, inicia una cruzada para cerrar las numerosas radios piratas que emiten esa música satánica compulsivamente. Una de esas radios emite desde un barco, y cada vez tiene más oyentes. Ésta es la historia de un grupo de chiflados que desafiaron al poder establecido por unos ideales en los que muchísima gente creía, a pesar de que la estupidez humana los despreciaba por miedo a que se desatasen las más bajas pasiones…Es una historia de ficción, que ocurre en un apasionante momento histórico desde el punto de vista de la creación musical. Los 60 marcaron el destino de la música, y los nuevos ritmos se vieron inmersos en una lucha que, afortunadamente, ganaron.
Todo empezó en 1994, con aquella estupenda comedia titulada Cuatro Bodas y un Funeral. La película fue un rotundo éxito de crítica y público, y descubrió a un guionista llamado Richard Curtis, quien gracias a su portentoso libreto eclipsó la labor en la dirección de un Mike Newell que se limitó a poner en imágenes una divertida historia, y la de un reparto absolutamente genial, encabezado por la pareja Hugh Grant-Andie MacDowell, que desprendía química en cada escena, sin olvidar al excelente grupo de secundarios, todos ellos intérpretes de la mejor tradición de la escena británica.
Pero Curtis, nominado al Óscar al mejor guión original, se había reivindicado como el excelente contador de historias corales que era. Tras aprovechar el éxito de Cuatro Bodas…escribió Notting Hill, otra comedia romántica que, al contar con Julia Roberts como protagonista, no podía desarrrollar un guión en el que tuvieran cabida tantos personajes, por lo que terminó siendo una comedia romántica amable y típica. Tras adaptar a Bridget Jones para el cine, Richard Curtis dio el salto a la dirección en 2003 con Love Actually, con la que volvió a demostrar que es uno de los mejores guionistas de la actualidad. Ésta es, para mi, una de las mejores comedias románticas de los últimos tiempos, distinta, coral, con un reparto genial repleto de actores y actrices en estado de gracia, y con una pizca de mala leche y de gags políticamente incorrectos que impiden que se imponga el almíbar y lo empalagoso en la historia.
Y volvió a la dirección con Radio Encubierta, que mantiene muchas de las virtudes de su debut como director, aunque con un contexto y unas premisas argumentales radicalmente diferentes. Tenemos de nuevo un nutrido grupo de personajes a los que Curtis nos presenta con rápidas pinceladas que sirven para hacernos una idea del perfil de cada uno. No necesita pesadas escenas ni flashbacks que aporten información. El guión, y los grandes actores que ponen rostro a los interesantes personajes, son suficientes.
Como en Love Actually, Radio Encubierta desprende optimismo por los cuatro costados. Si en aquélla el amor era la excusa para hacernos reír, en Love Actually la música es el hilo conductor de una historia que no nos quita la sonrisa en todo el metraje. Curtis imprime a sus comedias esa energía y vitalidad que sólo los buenos musicales desprenden, por eso creo que sería un excelente director de musicales, aunque en Radio Encubierta la música sea un elemento decisivo. Cada canción que suena está perfectamente integrada, y el excelente repertorio musical de la época hace que la película cuente con una banda sonora excepcional, con los temas inevitables de The Who, The Beach Boys, The Supremes o The Rolling Stones.
Y como director de actores, el director-guionista demuestra, una vez más, ser uno de los mejores. Si bien es cierto que con tipos como Philp Seymour-Hoffman, Bill Nighy o Kenneth Branagh todo es mucho más fácil, sin olvidarnos de ese freak carismático que es Rhys Ifans, auténtico descubrimiento de Curtis a quien nos presentó en Notting Hill. Cada uno de ellos está soberbio en su papel, es especial Branagh, quien compone al típico personaje malo de la historia, con ese aura entre patética y ridícula que sólo los más grandes saben transmitir.
Estrenada en nuestro país el pasado 27 de mayo, Radio Encubierta es una comedia que encierra lo que podría haber sido una enorme tragedia. ¿Os imagináis que hubiese ocurrido si aquellos postulados despóticos y anacrónicos se hubiesen impuesto? Pero afortunadamente la música triunfó, y el rock ‘n roll encontró su lugar. Richard Curtis nos los cuenta de forma simpática, pero aquello pudo haber sido una tragedia. Y es que es sólo rock’n roll, pero nos gusta…