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Aprovechando que anuncia su retirada hemos elaborado un ranking de películas de Michael Caine
Michael Caine se retira. Según ha dejado entrever por la falta de estímulo profesional que recibe del cine de nuestros días
El mejor ejemplo de ello es la película que quiero incorporar en los primeros puestos de este listado de lo mejor de Caine, que lo es también de la filmografía de Connery: El hombre que pudo reinar (1975), dirigida por John Huston. Proyecto largamente perseguido por el director que en una versión anterior en modo de un Hollywood más clásico estaba pensado con Clark Gable y Humphrey Bogart como protagonista, resulta hoy imposible imaginarlo sin Connery y Caine en los papeles principales.
Prototipo del héroe de acción y el cine bélico
La carrera de Michael Caine como estrella comenzó a edificarse con una de las mejores películas de aventuras de la historia, Zulú (1964), para la que fue fichado por un actor que se le anticipó en conseguir el estrellato en el cine británico, Stanley Baker, protagonista y productor de este largometraje que abre el ciclo del actor como protagonista del cine de acción que le llevaría a ejercer como prototipo británico de los personajes del mismo en años posteriores, y prosiguió con el espía algo canalla y perdido en los laberintos de la Guerra Fría Harry Palmer, protagonista de otro título imprescindible de su carrera, Ipcress (1965).
Reverso costumbrista y normalizado de James Bond, Caine volvió a interpretar a Palmer en una saga de películas de las cuales recomiendo ver la trilogía original, Ipcress, Funeral en Berlín (1966) y Un cerebro de un billón de dólares (1967). Y para completar el circo, hay que verse El cuarto protocolo (1987), una de las mejores películas de espionaje protagonizadas por el actor que tiene además la propina de ver a Pierce Brosnan antes de ser James Bond interpretando una especie de versión soviética de 007.
De esa primera etapa de Caine como héroe de intriga y aventuras hay que tener también en cuenta su papel en Asesino implacable (1971), antecedente británico precursor de los justicieros vigilantes entregados a la venganza en el cine estadounidense posterior, fórmula en la que tampoco hay que perderse El molino negro (1974), y conviene añadir a la colección la comedia de acción Un trabajo en Italia (1969), prototipo de lo que luego será la saga de Fast and Furious.
En su faceta de héroe de acción los aficionados al bélico le deben también tres de las mejores películas del mismo en los años sesenta y setenta: Mercenarios sin gloria (1969), Comando en el mar de China (1970) y Ha llegado el águila (1976), y dos intervenciones breves en las épicas reconstrucciones de batallas La batalla de Inglaterra (1969) y Un puente lejano (1977).
En clave dramática
La alternativa a esos héroes y antihéroes de acción la encontramos en su donjuanesco galán para la película Alfie (1966), el manipulador y retorcido personaje que le llevó a mantener un brillante pulso ante las cámaras con Laurence Olivier en La huella (1972), el hitchcockiano co-protagonista de Vestida para matar (1980), y el marido de Hannah y sus hermanas (1986) a las órdenes de un Woody Allen en su fase de admiración por Ingmar Bergman, además de su regreso al espionaje de guerra fría en fase más dramática en El americano impasible (2002), sus imprescindibles contribuciones al cine de Christopher Nolan, el entrañable hippy en la tercera edad de que se come a todo el resto del reparto en la fábula de ciencia ficción Hijos de los hombres (2006) y como brillante cierre a su carrera, un personaje que mezcla y homenajea a toda su galería de personajes del pasado: Harry Brown (2009).
Miguel Juan Payán
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