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jueves, marzo 28, 2024
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Runner Runner ***

Runner Runner, intriga entretenida sobre el mundo del juego y las apuestas en internet.

Quienes ponen en duda la capacidad de Ben Affleck para interpretar a un Bruce Wayne/Batman agotado en la segunda entrega de El hombre de acero, deberían echarle un vistazo a esta película algo tópica y sencilla que juega las bazas de la intriga y es un entretenimiento sin más complicaciones, algo superficial, pero tiene su mejor baza en Affleck.

Eso sí, por favor, intenten verla en versión original. Si me ven a Affleck doblado, el ejercicio no me vale.

A ver, aclarando, que es gerundio. Runner Runner no aburre. Entretiene. Pero no aporta nada realmente nuevo o sorprendente sobre el género que aborda. Le ocurre lo mismo que a su protagonista, Justin Timberlake: cumple bien su papel, pero no tiene la garra que en esa misma tesitura podría desplegar un Leonardo Di Caprio, por poner un ejemplo en las antípodas de sus capacidades interpretativas. La voz en off en clave narrativa creo que no le hace ningún favor a su interpretación. Más bien al contrario. Se convierte en una interrupción molesta que nos saca del relato, pero en todo caso a Timberlake puede servirle como improvisada muleta para reforzar la contrucción de su personaje. Aunque, insisto, creo que le han hecho un flaco favor tirando de esa muleta y deberían haberle confiado la presentación de historia y personaje a Timberlake sin la voz en off.

Luego tenemos a Gemma Arterton vestida y peinada para matar. Sinceramente, el estilista de la película no controla mucho las claves del apabullante atractivo de esta mujer y se empeña en aplicarle un tratamiento visual que vale para un estilo Raquel Welch, pero no para un estilo Arterton. Lo de Arterton es otra cosa, y el encargado de peinarla y vestirla no lo ha pillado del todo. Ella sigue siendo igual de seductora, pero le ponen la zancadilla en el ropero y el maquillaje. No obstante, se las ingenia para salir del asunto con una solvencia y la ayuda de la memoria del espectador, que saca del baúl de los recuerdos de sus córneas encuentros anteriores con esta actriz, una de las más seductoras del cine actual, y también una de las más maltratadas por los estilistas de sus películas, todo hay que decirlo. Si le aplicaran el mismo trabajo de chapa y pintura que le aplican a compañeras suyas como Kate Beckinsale o Milla Jovovich otro gallo le cantaría.

Y finalmente llegamos al punto fuerte de Runner Runner: Ben Affleck. Ese actor al que han puesto a caldo por su elección como próximo Batman y que aquí demuestra que la experiencia es un grado, y que su incapacidad interpretativa es ya simplemente un lugar común, un tópico, cada vez con menos base. Porque no es el Ben Affleck de sus principios. Porque además de ser un gran director, ha ido aprendiendo trucos y recursos para ponerse delante de las cámaras con más solvencia y eficacia. A Affleck le cae encima en Runner Runner un papel tópico y lidia con el encargo con gran eficacia. Quizá si me lo hubieran puesto frente a un Di Caprio o frente a un Ryan Gosling la cosa habría sido de otro modo, pero frente a Timberlake, le roba todos los planos sin despeinarse, con eficacia. Affleck es sobre todo eficaz. No es el tipo de actor que te va a levantar de la butaca para hacerle la ola. Pero creo que aquí compone su personaje de antagonista o villano conociendo perfectamente el terreno que pisa y sacando el máximo partido a las características del tópico y a lo que el público conoce y espera e ese tipo de personajes, algo que puede darle muchos puntos para ser Bruce Wayne/Batman. Les pongo un ejemplo concreto para dejarlo más claro: la escena en la que le dice al personaje de Timberlake: “Esa voz que oyes en tu cabeza no es tu conciencia. Es miedo”.  Esa misma frase la repite luego Timberlake y no tiene el mismo efecto. Pero, insisto, hay que ver la película en versión original, con la voz de Affleck, que además durante parte del metraje chapurrea también algo de español.

Eficacia es por tanto la clave de Affleck en este trabajo donde como actor está mejor que en otros encargos de su filmografía. De hecho, es lo más interesante de esta película donde no obstante no le han sacado a su personaje todo el partido que debieran, porque los artífices de Runner Runner parecen haberse juramentado para no meterse en charcos o en huertos narrativos y prefieren aplicar siempre la opción más sencilla a su propuesta, como si temieran que el público no fuera a ser capaz de ir más lejos en la traducción de su intriga y quieran quedarse voluntariamente siempre en lo más superficial, lo más obvio, el territorio seguro, pero poco emocionante, del tópico previsible.

Obrando así, les sale una película simplona y entretenida que a ratos (incluyendo reencuentro del protagonista con su padre y el tema de la tentación mefistofélica del éxito a cualquier precio, muy de la esa especie de renacimiento de la era de los yuppies que propician las empresas surgidas a la sombra de las nuevas tecnologías), me ha parecido algo así como la versión descafeinada de Wall Street, de Oliver Stone.

Miguel Juan Payán

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