Crítica Scream (2022)
Crítica de la película Scream (2022)
Divertida y correcta secuela de la saga de terror.
Un relanzamiento en toda regla que sigue el esquema de las llamadas “requels”, películas que funcionan como reboots y secuelas a la vez, que presentan a un nuevo reparto de jóvenes estrellas sin olvidarse de los protagonistas originales y el legado que representan. Con muchísimo metalenguaje en este caso, referencias a muchas sagas y referencias a la propia saga que existe dentro de Scream, Stab, que se supone adapta los hechos de la primera película y sigue desde ahí. Aquí cobra un enorme protagonismo, por cierto. Y en esta recuela, que puede recordar en concepto a las últimas entregas de Star Wars, pesa más el humor, la sátira al género y el gore salvaje y desatado que la tensión y el miedo.
Una nueva serie de ataques y asesinatos asolan Woodsboro, y todo podría estar relacionado con dos hermanas, especialmente una de ellas, alejada de la pequeña población y de su hermana por un terrible secreto. Quizá todo ello esté también ligado a los supervivientes de aquella primera matanza y sus secuelas, o quizá no. Tendremos que revisar las reglas del juego para comprender si estamos ante algo nuevo o simplemente ante una revisión de lugares comunes, de historias ya vistas y de giros por todos conocidos. Porque en realidad esta nueva película no es tan nueva. Todo sabe a lo mismo que la primera entrega, hasta repetir casi todos sus códigos paso por paso. Con mucho más humor y menos terror, como comentábamos antes.
El nuevo y joven reparto es variado y con nombres bastante conocidos sobre todo para los fans de las series televisión, con Melissa Barrera y Jenna Ortega como principales personajes, escoltadas por nombres como Jack Quaid, Dylan Minnette o la magnífica Jasmin Savoy-Brown. Otros no están al nivel (y los mencionados no siempre están bien aprovechados) y otros, como Mary Shelton, apenas tienen tiempo en pantalla. Mientras los protagonistas originales… digamos que se echan en falta más de lo debido, especialmente Neve Campbell, y cuando están en pantalla la presencia de los jóvenes se diluye porque ellos, de verdad, son Scream. El resto es añadidos e incorporaciones que no tienen que aportar nada. Y no lo hacen. Son personajes con demasiado peso en la saga y actores con demasiada presencia delante de las cámaras.
Los dos nuevos directores, Matt Bettinelli-Olpiny Tyler Gillett, no van a revolucionar el género detrás de las cámaras. Sólidos, competentes, divertidos… pero sin la capacidad de transmitir tensión de Wes Craven en plena forma, quien dirigió las cuatro películas anteriores. Eso no indica que sean malos, simplemente son competentes pero sin auténtica inventiva visual. No hay ninguna revolución en esta película. Y quizá ese es su mayor problema. Vuelve a los orígenes jugando sobre seguro, satirizando pero sin arriesgar, sin poner nada nuevo en pantalla y confiando en que 25 años después nos hayamos olvidado tanto de Scream como para no reconocer sus vicios y virtudes. Queda un buen y sólido entretenimiento, una recuperación de una saga que parecía desaparecida, pero no una revolución real. Más de lo mismo.
Jesús Usero
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