Crítica de la película Shorta. El Peso de la Ley
Brillante thriller que te mantiene pegado a la butaca de inicio a fin
Un thriller nórdico que se aleja de lo que normalmente vemos en este tipo de producciones. No porque no se hagan todo tipo de películas y series, sino porque habitualmente nos llega otra variante del thriller, más ligada al suspense y la investigación que a la acción y la tensión como éste. Una película que además toma un tema de absoluta actualidad para convertirlo en entretenimiento sin hacerlo menos válido o menos importante. Porque no se burla de ello ni se aprovecha de forma torpe. Hace que el entretenimiento sirva para poner en el tapete temas como el racismo, los guetos de las grandes ciudades, la violencia policial, las revueltas sociales…
Tras una detención de la que nada sale en claro, un joven inmigrante entra en coma quizá debido al uso excesivo de la fuerza por parte de la policía. Nadie parece saber exactamente qué sucedió, pero las tensiones en la ciudad empiezan a crecer, especialmente en un gueto donde la mayoría de la población es inmigrante. Dos policías se verán atrapados en el laberíntico barrio intentando sobrevivir cuando la situación se dispare, y por el camino aprenderán mucho sobre quiénes son realmente. Y qué trabajo hace el guión a la hora de definirlos. Son dos tópicos andantes al principio, pero según avanza la historia las cosas cambian radicalmente para ambos, hasta llegar a un final sorprendentemente efectivo. Es una de las muchas bazas de la película.
La historia sabe hacer despegar la trama poco a poco. Un día que aparenta ser un día más para estos dos patrulleros, pese al trasfondo y los hechos. Y cómo poco a poco, y por una estupidez realmente, la situación empieza a escalar hasta llegar a una lucha por la supervivencia calle a calle, metro a metro, junto a un sorprendente acompañante. Con momentos para el humor (esa charla de fútbol o la historia de las granadas) o el descanso, pero sobre todo tensión, creciente y sin descanso. Especialmente desde la pelea en el baño, brillantemente rodada, que nos lleva por ese edificio de apartamentos sacado de una película de terror, esos detalles, esos momentos y ese magnífico final.
Jacob Lohman y Simon Sears cumplen perfectamente en sus papeles que, repito, pese a sus tópicos iniciales, saben crecer y hacer que empaticemos con ellos hasta en sus peores momentos. Hasta con sus mayores bajezas. Y ante esos baches del guión, el trabajo de Frederik Louis Hviid y Anders Ølholm como directores brilla realmente. Ni mucho menos su guión es malo. Pero, nuevamente, escenas como la pelea en el baño o la que vivimos en el ascensor son para enmarcar, y como distribuyen la acción con la tensión creciente es lo que convierte Shorta en una película más que destacable. Que no pase desapercibida por su procedencia. Es un excelente thriller policíaco con un desarrollo brutal y que además nos hará reflexionar sobre nuestra sociedad actual, sin dar sermones y sin dejar nunca de entretener.
Jesús Usero
★
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