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martes, abril 23, 2024
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Steve Jobs *****

Steve Jobs *****Steve Jobs, brillante retrato del protagonista con un Fassbender de Oscar y un ritmo diabólico.

Quienes hayan disfrutado del trepidante y emocionante relato de la política estadounidense que fue El ala oeste de la Casa Blanca quizá se sorprendan menos de que esta otra criatura del creador de aquella serie, Aaron Sorkin, sea tan brillante. Pero para quienes le hemos seguido la pista a Sorkin desde aquella serie o en sus habitualmente brillantes incursiones cinematográficas en el guión de películas como Algunos hombres buenos, El presidente y Miss Wade, La guerra de Charlie Wilson, La red social, Moneyball, rompiendo las reglas, o la serie The Newsroom, no es en absoluto un sorpresa. Sorkin se confirma, una vez más, como un maestro entre guionistas y creadores de ficción audiovisual con Steve Jobs, algo que no se puede discutir ni siquiera en la serie que le cancelaron, Studio 60, no estrenada ni editada en España hasta este momento, pero que yo pude ver porque me la prestó en V.O. mi colega en esta revista, Jesús Usero, otro experto en Sorkin. De manera que para empezar este comentario recomiendo a todo estudiante o interesado en el guión cinematográfico y televisivo que intente ver todo lo que ha escrito este hombre para el cine y la televisión porque es una auténtica escuela en la materia, en construcción dramática, diálogos, presentación de personajes, planteamiento y resolución de conflictos, etcétera. Todas las características que hacen de Steve Jobs, estrenada ya en el primer día de 2016 una de las mejores películas que vamos a ver en el año que vamos a inaugurar, además de un título que debería ser firme candidato al Oscar y otros premios de la temporada, lo mismo que su protagonista.




Despedimos 2015 con un Michael Fassbender más que notable en una muy recomendable versión de Macbeth, y lo iniciamos con un Fassbender aún más pletórico en este retrato de Steve Jobs donde el actor realiza uno de sus mejores trabajos y confío en que los votantes de la Academia de Hollywood no le hagan la misma faena para mí incomprensible de ignorarle olímpicamente como en Shame y no meterle entre los nominados al mejor actor principal del año. Es más, apostaría a que Fassbender puede amargarle otra vez al esforzado y también muy notable Di Caprio de El renacido la posibilidad de llevarse el Oscar. Dicho más claro: Fassbender es el Oscar al mejor actor principal de este año. Y no está solo, sino por el contrario muy bien respaldado por un grupo de actores de muy notable rendimiento. Por ejemplo no me parecería nada mal que nominaran a Kate Winslet por su papel de sufrida asistente de Jobs. Sería bastante justo. Y Michael Stuhlbarg sigue hacia arriba en su notabilísima carrera, sin hacer ruido de estrella pero componiendo unos personajes y construyendo unas interpretaciones que van haciendo esencial tenerle muy en cuenta en cualquier cosa en la que participe.

En tercer lugar, el director. Aclaro primero que Danny Boyle no es uno de mis “intocables”. Creo que nos da una de cal y otra de arena. Es un buen director que ocasionalmente se deja atrapar por el tópico y el buenrrollismo tontorrón, pero visualmente hablando es uno de los narradores más eficaces del cine actual, como ha demostrado en todas las películas de su filmografía, incluso en las que no me convencen. Y tiene siempre como aliado un ritmo endemoniado que en el caso de Steve Jobs se ajusta como un guante a los requerimientos del guión de Aaron Sorkin. Como consecuencia de ello, Steve Jobs es uno de sus mejores trabajos.

Finalmente quería comentar varios aspectos más que me han llamado la atención en esta película. Primero esa especie de segunda piel como actualización de la icónica Ciudadano Kane, de Orson Welles, que está siempre presente como un eco de fondo de todo el conjunto, trabajando sobre esa reinterpretación del monomito de Joseph Campbell y el viaje del héroe propio de la cultura estadounidense que es el “hombre hecho a sí mismo” y el “modo de vida americano”. El éxito a cualquier precio, abordado tantas veces en el cine estadounidense de distinta manera y que tiene su versiones más oscuras desde extremos genéricos tan opuestos como las crónicas de gánster del cine de los años treinta del siglo pasado o la pesadilla-fábula tomada de Cuento de Navidad de Dickens que fue ¡Qué bello es vivir! En Steve Jobs esa variante del viaje el héroe transita por caminos que a ratos incluso me recuerdan, mucho, Birdman (La inesperada virtud de la ignorancia), de Alejandro González Iñárritu, hasta el punto de que Steve Jobs me parece incluso muy interesante para el análisis de su planteamiento de construcción visual como alternativa al plano secuencia de aquella. Mismo ritmo, distintas herramientas del lenguaje audiovisual.

Y para terminar, hablando de herramientas: Danny Boyle ha sabido acoplarse notablemente bien al “estilo Sorkin”, reproduciendo esos largos paseos por pasillos y salas, y encuentros, choques, conflictos y desencuentros de personajes que eran el alma visual de la serie El ala oeste de la Casa Blanca y siguen brillando en Studio 60 y The Newsroom, marcando un pulso trepidante y fluido de la narración que algún despistado puede juzgar excesivamente televisivos, pero no lo son en el peor sentido, sino en el mejor sentido de las mejores estrategias visuales y narrativas que el cine está tomando prestadas de la televisión para ganar en calidad. Si Iñárritu con El renacido nos devuelve el cine en pantalla grande, a toda pastilla, envolvente, épico, majestuoso y paisajístico, Steve Jobs es un ejemplo perfecto del traslado de lo mejor del lenguaje de la televisión al cine.

Miguel Juan Payán

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Miguel Juan Payán
Profesor de Historia del cine, Géneros cinematográficos y Literatura dramática

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